La "ola reaccionaria" da alas a un Pedro Sánchez que vaticina una victoria de Montero
El presidente del Gobierno cierra el congreso de la proclamación de su vicepresidenta para volar a Ucrania
La nueva secretaria andaluza abre "las puertas de par en par" a todas las izquierdas
Integración de todas las familias, a excepción de la batalla interna de Jaén
Trump, sus aliados europeos y, sobre todo, la amenaza de una paz impuesta sobre Ucrania han dado alas a Pedro Sánchez, que ha cerrado este domingo en Armilla el congreso de los socialistas andaluces que ha proclamado nueva líder a María Jesús Montero. Antes de volar desde Granada a Kiev, donde este lunes se reunirá con Zelenski, ha pedido a los delegados que, de cara a sus congresos provinciales y locales, elijan a "los mejores, a los que pueden ganar las elecciones porque necesitamos hacer frente a esta ola reaccionaria".
Sánchez ha exhibido una cohesión, casi una comunión, con María Jesús Montero, de quien ha dicho que es "la política de más talla" con la que se ha encontrado nunca. De ella ha destacado tres virtudes: sus convicciones de izquierda, su laboriosidad y la capacidad para la negociación, pero más allá de eso, el presidente del Gobierno ha dedicado su intervención de cierre a alertar de "la ola reaccionaria" y de la "tutela" que la ultraderecha ejerce, en su opinión, sobre el PP y la derecha española.
El presidente del Gobierno ha encontrado un relato con el que afrontar el próximo ciclo electoral, que abrirá en Andalucía a mediados de 2026. "Si lo pensáis durante cinco segundos, sólo cinco segundos, llegaréis a la conclusión de que las causas por la que os afiliasteis al PSOE están hoy más vivas que nunca", ha sugerido a los delegados. La tesis que han ofrecido varios dirigentes del Gobierno es que la legislatura está salvada, por lo que Sánchez prepara a su partido para las siguientes elecciones municipales y, antes de ello, las autonómicas andaluzas.
En Waterloo hay cambios. Quien en el PSOE y Junts escogieran como mediador internacional, el diplomático Francisco Galindo, ha pedido a Puigdemont que retire la proposición no de ley de la cuestión de confianza, que debe votarse este martes en el Congreso si no hay una rectificación de los independentistas. Eso es lo que está animando a los socialistas a considerar que Sánchez puede aguantar hasta 2027.
Y en esa hoja de ruta es donde encaja la apuesta que el presidente del Gobierno ha hecho por Montero, de quien ha vaticinado que será la próxima presidenta de la Junta. De hecho, con ese plan de 2027, Sánchez ha explicado que, antes, en 2026, tendrá que prescindir de su ministra y vicepresidenta del Gobierno porque conseguirá llegar a San Telmo.
Sánchez ha encontrado el filón con Trump. Hasta le permite acercarse a un sector, el del campo, que mostró hace unos meses algunas veleidades con el partido de Abascal. "Nosotros vamos a estar con los agricultores y ganaderos andaluces en contra de los aranceles", ha dicho, dirigiéndose a su ministro de Agricultura Luis Planas.
El congreso de los socialistas andaluces se cierra con un acuerdo casi general en el partido y en todas las provincias, a excepción de Jaén. Y manda una propuesta de futuro con el nombramiento de la onubense María Márquez como número dos y portavoz del PSOE en el Parlamento andaluz. Será ella, mujer y nacida en 1990, quien se enfrente cada jueves a Juanma Moreno en la Cámara.
Del discurso de Montero se extraen tres objetivos para su mandato. Primero, acabar con el perfil angelical que Juanma Moreno se ha ganado desde su presidencia andaluza; segundo, abrir el partido a todas las izquierdas, incluidos sus alborotados "primos", y tercero, recuperar la bandera del andalucismo.
El recinto del congreso de Armilla ha estado pintado de verde, las alusiones al andalucismo y al referéndum del 28 de febrero de 1981 han sido tantas que a veces ha parecido que el PSOE era incapaz de salir de un bucle melancólico. Por eso, Montero ha querido reivindicarse como andaluza: "Nunca he disimulado mi acento y fue el presidente quien puso el acento andaluz durante mucho tiempo en la mesa del Consejo de Ministros".
La nueva líder de los socialistas andaluces no va a prescindir de ninguno de sus cargos en Madrid, seguirá como número dos del Gobierno de la nación y titular del Ministerio de Hacienda. Este congreso le ha servido para escoger a un núcleo duro que llevará las riendas del partido. Más allá de los casi 70 miembros que forman la Ejecutiva, hay una almendra de 13 personas que dirigirán en PSOE-A. María Márquez es la apuesta de futuro, la nueva cara, y el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Rodríguez, el secretario de Organización, de la escuela nazarena de Francisco Toscano.
Dos Hermanas forma parte de la topografía del sanchismo. Fue en esta población limítrofe con Sevilla donde Sánchez inició sus dos caminos, uno de ellos frustrados, y el otro inconcluso aún. Francisco Rodríguez es el hombre que ha estado armando las confluencias de este congreso de Armilla, fue él quien se reunió en las semanas previas con demandantes y agraviados para, al final, templar a un partido herido que aún no ha superado el golpe de perder la Junta.
"Moreno Bonilla -ha dicho al respecto- siempre ha temido que el PSOE recupere el tono, se ha encomendado a que este partido no se levante de ese shock".
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