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'Operación María Jesús Montero': Una jugada a tres bandas

El desembarco de la vicepresidenta en el PSOE andaluz se ha consultado con muchas familias socialistas para evitar la guerra interna

Pedro Sánchez busca recuperar el apoyo andaluz a su partido de cara a unas generales anticipadas

María Jesús Montero presenta este miércoles su candidatura a liderar el PSOE de Andalucía

María Jesús Montero conversa con Pedro Sánchez este miércoles en el primer acto por el 50 aniversario de la muerte de Franco / EFE/Juanjo Martín

La designación de María Jesús Montero como nueva lideresa del PSOE andaluz ha sido un secreto a voces que se ha cocinado a fuego lento, demasiado lento para el parecer de muchos socialistas, porque tiene muchas derivadas estratégicas. Había bastante consenso entre los socialistas andaluces sobre su candidatura; es la figura más potente que tienen, la mejor candidata posible y que ya es suficientemente conocida por los ciudadanos. Eso y que su nombramiento resuelve hasta tres frentes abiertos.

El primero de ellos es electoral. Pedro Sánchez está aguantando la legislatura en una situación precaria y de debilidad por la volatilidad de sus socios que lo apoyan en algunos asuntos y, en otros, optan por irse con el PP o abstenerse. El resultado es conocido, el Gobierno tiene que negociar con todos los grupos parlamentarios todos y cada uno de los asuntos que quiere aprobar en el Congreso de los Diputados. Tanto es así que el año pasado ni presentaron un proyecto de Presupuestos y en este ejercicio parece que se va por el mismo camino. A esto se suman los frentes judiciales que tiene Pedro Sánchez con su esposa, el caso Koldo, la imputación de Ábalos, la del Fiscal General del Estado o la investigación a su hermano. El resultado de toda esta compleja situación puede ser un adelanto electoral en primavera.

En este escenario, Sánchez busca con interés recuperar el voto socialista en Andalucía y entiende que Montero es quien ofrece mejores garantías para ello. El PSOE lleva dos elecciones generales consecutivas, las de 2019 y las de 2023 con un apoyo ligeramente superior al 33% de los votos emitidos que se han traducido en 25 escaños en 2019 y 21 en los últimos comicios, un dato muy bajo teniendo en cuenta que los andaluces eligen hasta 61 diputados a las Cortes Generales. Otro dato, Cataluña elige 48 diputados de los 350 que conforman el Congreso. Los resultados muestran que el PSOE no puede gobernar España sin apostar por Andalucía.

Fractura interna

El segundo frente que pretende cerrar el PSOE con María Jesús Montero como secretaria general es la fractura interna. Desde que Susana Díaz fue presidenta de la Junta y secretaria general de los socialistas andaluces, el partido ha ido perdiendo pulso, vida interna y cohesión. Las casas del pueblo que siempre han vertebrado al PSOE en todos los rincones de Andalucía y que eran la envidia del partido en el resto de España, se han ido cerrando progresivamente sin que nadie acierte a explicar por qué. Algunas voces entienden que esa fue la manera de gestionar el partido de Susana Díaz que Juan Espadas no ha corregido, sino aumentado y que, además, están amparada por el cesarismo que ejerce Pedro Sánchez.

Pero sigue habiendo muchos militantes socialistas, en torno a 41.000 según el último Congreso Federal, y muchos cuadros que tienen suficiente poder en las provincias que están divididos, descontentos y librando batallas fratricidas que no hacen sino aumentar el desgaste. Porque ahora queda lo más duro de negociar. Una vez que ya está claro quién será la lideresa, hay que repartir los cargos en la Ejecutiva en un equilibro de contrapesos que se antoja fundamental. Y luego están los congresos provinciales. Hay movimientos críticos fuertes contra los actuales líderes en Málaga, en Cádiz, en Córdoba y Huelva, y también una parte de descontento en Jaén y Granada, además de Sevilla. Montero deberá resolver estas tensiones con mucha mano izquierda y con un secretario (o secretaria) de Organización que tenga el suficiente peso interno como para poder llevarlo a cabo.

Poner nervioso a Juanma Moreno

La preocupación más grave de los socialistas andaluces es la consolidación de Juanma Moreno como presidente de la Junta de Andalucía. Temen, como ellos ya vivieron, que pueda extender su mandato varias legislaturas porque goza del respeto de los ciudadanos y no ha sufrido casi desgaste en los seis años que lleva en San Telmo. Las campañas del PSOE andaluz destacando los graves problemas en la sanidad pública andaluza se han contrarrestado con el nombramiento de la nueva consejera; por el momento, no han arraigado en la sociedad andaluza. Su principal golpe ha sido la denuncia en los tribunales de los contratos de emergencia del SAS que ha llevado a la imputación de la actual gerente del SAS y sus dos antecesores. Un proceso judicial que puede ser largo pero que no es suficiente para desgastar a Moreno.

Las encuestas publicadas, y las que se ocultan, muestran que el PSOE andaluz no remonta ni es capaz de arrebatar la Junta a Juanma Moreno. El propio Juan Espadas lo reconocía este martes cuando hacía pública su renuncia. La ministra de Hacienda podría suponer un importante tirón electoral pero no lo suficiente para dar un vuelco. Al menos, por el momento. Sobre todo porque tiene un pasado político y una mochila que le pesa y que el PP va a explotar todo lo que pueda, sobre todo en lo que se refiere a la "traición a Andalucía" con la defensa de una financiación singular para Cataluña.

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