Seis andaluces convierten su Navidad en una experiencia solidaria en África
Afrikable, una ONG nacida entre Málaga y Madrid, lleva quince años desarrollando un proyecto que ha permitido el empoderamiento de la mujer en una isla de Kenia
Las recién terminadas navidades han sido diferentes para seis andaluces que emprendieron un largo viaje hasta la isla de Lamu, en la costa norte de Kenia, para vivir una experiencia transformadora como voluntarios de la ONG Afrikable.
Susana, Jaime, Ana, Raúl, Ana O. y María aterrizaron en este rincón de África oriental en la semana del 20 de diciembre y han permanecido allí hasta los primeros días de enero. Para algunos de ellos, era su primera vez colaborando con esta organización. Y para los más veteranos, el reencuentro con la comunidad de Lamu durante las fiestas navideñas les ha sorprendido con nuevas lecciones y emociones.
En el corazón de esta experiencia solidaria está Afrikable, una organización sin ánimo de lucro fundada en 2009 con raíces andaluzas, ya que una de sus fundadoras, Lola Serra, es malagueña. Ella, junto a la madrileña Mercedes Cascajero, pusieron en marcha esta organización con el firme propósito de empoderar a las mujeres africanas, impulsar el desarrollo infantil y promover el comercio justo. La historia de Afrikable comenzó cuando ambas decidieron canalizar su experiencia en comercio justo hacia un proyecto que pudiera transformar vidas en una de las regiones más desfavorecidas de Kenia.
Durante su primer viaje a Lamu, ambas fueron testigos de la exclusión social y económica que afecta a las mujeres de la isla. Este impacto las llevó a diseñar un modelo de cooperación en el que el empoderamiento femenino es el pilar fundamental.
Así lo explica Lola Serra, quien ejerce el cargo de presidenta en la asociación: "Nosotras viajábamos a Kenia con frecuencia para conocer los proyectos con los que trabajábamos en otra ONG. Al llegar a la Isla de Lamu, vimos el nivel de pobreza absoluta que hay, junto a la inexistencia del rol de la mujer. Allí, la mujer apenas existía, estaba de puertas para dentro".
Dado ese contexto, decidieron dar un paso al frente, principalmente poniendo a disposición de estas mujeres los conocimientos en comercio justo y cooperación, moderándolas además económicamente y psicológicamente a través, principalmente, de talleres de formación.
Pero no fue una tarea fácil debido al contexto sociopolítico de Kenia, tal y como afirma Lola: "Antes de lanzar el proyecto en Kenia, evaluamos cuidadosamente el contexto social para ser respetuosas con la cultura local. Hablamos con líderes locales, religiosos, mujeres y hombres para garantizar aceptación. Aunque la Isla de Lamu es predominantemente musulmana, encontramos apoyo, ya que el proyecto generaba empleo para mujeres, lo que fue bien recibido por la comunidad".
Lola explica que introdujeron la concienciación de derechos de las mujeres en su proyecto de forma gradual y respetuosa, dado el contexto religioso. Comenzaron con talleres de sensibilización y fue la propia comunidad femenina quien decidió manifestarse por sus derechos, logrando un cambio histórico en Lamu. Esto ocurrió hace aproximadamente 7 años y desde entonces, las marchas son organizadas y han inspirado a otras mujeres y organizaciones locales a unirse.
Desde entonces, Afrikable ha crecido con un enfoque integral que combina formación, empleo digno, educación infantil y factores esenciales como el apoyo nutricional. Actualmente, más de 50 mujeres en situación de extrema pobreza forman parte de distintos talleres de producción, como textil, reciclaje, bisutería maasai y calzado, donde no solo aprenden un oficio, sino que también reciben formación en liderazgo, alfabetización y toma de decisiones. Además, cobran un sueldo por realizar sus artesanías, que se venden en la tienda que Afrikable tiene en Lamu y a través de internet en este enlace.
Iniciativas como las del grupo Jimudu Women Group, donde mujeres que nunca habían cosido a máquina ahora producen textiles de alta calidad, son ejemplos vivos del impacto del proyecto.
En este sentido, además de los voluntarios que viajan hasta el territorio para prestar ayuda, es fundamental la colaboración del personal local: "Siempre hemos apostado por personal local para garantizar la continuidad del proyecto y generar empleo con criterios de comercio justo y relaciones laborales dignas. Aunque contamos con personal capacitado, cualquier ayuda es bienvenida, ya sea en el cuidado de los niños, en la cocina o apoyando a las mujeres en el taller y las escuelas".
En 2023, Afrikable puso en marcha una escuela de educación primaria gratuita para niñas y niños de 6 a 12 años, con seis aulas y una media de 22 estudiantes por clase. El proyecto garantiza educación sin costes, incluyendo uniformes y material escolar, y acceso a un comedor infantil gratuito. Cerca de 140 menores se benefician de esta iniciativa, siendo la educación de las niñas clave para garantizar el desarrollo de la igualdad: "Siempre priorizamos el acceso a la educación para niñas, especialmente las mayores, para integrarlas en el sistema educativo y formarlas".
De cara a 2025, uno de los retos principales será terminar la última aula de la escuela primaria. Jaime Macías, uno de los voluntarios, inició en diciembre una campaña para recaudar fondos con el objetivo de completar el aula pendiente, así como acondicionar otra aula. Aunque los plazos suelen ser largos, esperan tenerla lista para octubre o noviembre. Para dicha campaña, agraden ayuda económica, sea cual sea la cantidad, a beneficio de la Asociación Afrikable mediante transferencia con el concepto ‘AULA ESCOLAR’ a la cuenta ES90 2100 5529 9421 00100805), bizum (DONAR al 08735) o vía PayPal (toda aportación solidaria tiene una desgravación del 80% de la donación en la declaración de la renta).
El objetivo de dicha iniciativa es poder abrir un curso cada año para que estos niños, que no tienen posibilidades al salir de Afrikable, puedan continuar su formación y darles mejores opciones de futuro.
Los seis voluntarios andaluces que han viajado a Lamu estas navidades no solo trabajaron en talleres y actividades educativas, sino que también compartieron vivencias cotidianas con las mujeres y niños beneficiarios.
Susana Marín, periodista (Corteconcepción, Huelva)
Para esta onubense que reside en Sevilla, esta experiencia ha sido “un regalo inesperado”. De los seis voluntarios andaluces que han pasado estas Navidades en Lamu, Susana es la única que no tenía ningún lazo con el proyecto. Antes, había tenido tímidos contactos con el voluntariado. El último, en Semana Santa con la Asociación Viento Norte Sur, llevando ayuda a Marruecos a la zona del terremoto que afectó al país en 2023. Esos días sembró en ella la inquietud por seguir siendo parte de proyectos que generan oportunidades a personas o territorios más desfavorecidos.
“Lo cierto es que creemos que venimos a dar y he comprobado, como intuía, que nos vamos con más de lo que traíamos. Para mí ha sido un crecimiento personal, una vivencia conmovedora y enriquecedora”. Todo pareció confabularse para que estuviera en Lamu estas Navidades. Llegó sin ideas preconcebidas, a vivir cada día lo que llegara y dispuesta a trabajar en lo que hiciera falta. El grupo de voluntarios ha sido el mejor aliado que se podía tener y puede decir que han sido las Navidades más especiales que guarda en sus recuerdos.
“Algo se rompe por dentro cuando vas por la calle o estás en Afrikable y los niños, que no te conocen de nada, corren hacia ti para darte un abrazo y regalarte felicidad, con ese brillo en los ojos que te devuelve la inocencia. Es duro ver cómo viven y cuánto tienen para darte, te hace replantearte muchas cosas”.
Cuando tomó la determinación de pasar sus Navidades en un proyecto de voluntariado internacional realizó una búsqueda en redes y contactó con varias asociaciones para interesarse por qué podría hacer ella en sus proyectos. Le gustó el alma de Afrikable, lo que le dio origen y sentido, que fue dar a las mujeres con mayor riesgo de exclusión poder y valor en su sociedad. El poder de decidir y el valor de reivindicarse y elevar su voz sobre la opresión.
Jaime Macías, Ingeniero Electrónico (San Fernando, Cádiz)
El deseo de vivir una experiencia como voluntario llevó a Jaime en julio por primera vez al proyecto, donde pasó unos 18 días entregándose de pleno a los niños, con el deporte, sus clases a los pequeños de español y matemáticas, su espíritu afable y su eterna sonrisa… convirtiéndose en el ‘Boss Jaime’. A los cuatro días de llegar a casa compró de nuevo un billete de avión para volver en Navidad al lugar que le robó un poquito de su corazón. “Sabía que iba a volver. Igual que ahora, que sé que habrá una tercera vez”. No hay una sola persona en Afrikable a la que no haya estrechado su mano, no le haya dado un abrazo o un beso. En esta ocasión ha tenido la sensación de “conocer un poco mejor a toda la organización, las familias y lo que rodea la isla”.
“Ha sido una Navidad diferente, mágica, con un grupo de voluntarios que hemos sido una piña. Preparar las clases para el comienzo de curso ha sido muy emocionante, sobre todo viendo las caras de alumnos y profes al verlas”.
Se ha involucrado en el proyecto de lleno. Gracias a su iniciativa ‘Canastas solidarias’ se consiguieron los fondos para crear una pequeña pista de baloncesto para llevar el deporte que ama al patio de Afrikable. “Me ha encantado ver que pasan muchas horas jugando a baloncesto en la pista que se construyó gracias a la aportación de tanta gente”.
Ana González, Ingeniera Industrial (San Fernando, Cádiz)
Es una voluntaria veterana. Con sólo quince años entró en los scout, donde conoció el espíritu colaborativo en su entorno más cercano, con diversas acciones de ayuda, y también por el hermanamiento con Tánger, donde realizaban un viaje en grupo de voluntariado cada año para llevar donaciones.
Cuando una amiga se fue a la India a un voluntariado internacional le despertó el deseo de ir más allá en su acción de cooperación. Investigando por internet conoció el proyecto de Afrikable. La estuvo siguiendo varios meses y se enamoró de su labor en África, continente en el que deseaba realizar su voluntariado, y donde, por su experiencia con los scout, estaba convencida de que podría dejar su impronta en los niños.
Llegó a Lamu en la Semana Santa de 2022, junto con sus padres, para pasar prácticamente cinco días en periodo no escolar. Ese primer contacto sobre el terreno la dejó con un regusto amargo, con la sensación de que podría haber hecho más. Por eso, estas Navidades ha vuelto con su pareja, Raúl, a pasar 25 días en Afrikable, cargados de donaciones y de proyectos.
“Sin duda volveré, pero mi deseo es hacerlo en periodo escolar, para poder apoyar en las clases de matemáticas, darle uso a los juegos y materiales que se han traído desde España y ver cómo se desarrollan las clases”.
Ana vuelve a casa satisfecha por todo el trabajo desarrollado, por la actitud del grupo, que todos a una se han puesto desde el primer momento manos a la obra para pintar las nuevas clases, ordenar el material escolar para el inicio de curso, organizar las donaciones y el botiquín y aportar en las actividades extraescolares de los niños.
Su perfil técnico ha sido clave también, encargándose de la revisión de los paneles solares que alimentan las instalaciones de Afrikable, y de todos los ordenadores que han llegado al proyecto en las maletas de los seis voluntarios gracias a las donaciones recibidas.
Ana es socia de Afrikable desde su primer contacto con la ONG y tras su paso por Lamu en 2022 tiene amadrinada a Zubeda, una niña con diez hermanos que gracias al amadrinamiento puede estudiar. Es una niña muy inteligente y este año la han subido de curso a tercero, que es el último que se da en el proyecto hasta el momento.
Raúl Berman Rodríguez, Ingeniero Electrónico (San Fernando, Cádiz)
Raúl ha tenido que salvar sus miedos y sus inseguridades para entregarse a la vivencia de casi un mes en Afrikable. Hoy se siente afortunado porque regresará a España con la mochila cargada de momentos inolvidables y habiéndose sentido tremendamente útil. Cuando su pareja Ana vino en 2022, él no logró desapegarse de sus reticencias, pero, tras oír a su vuelta cómo se habían sentido en Lamu, prometió que la próxima vez volverían juntos.
Le motivó también contar con Jaime como apoyo y confió en que su paso por Afrikable podría ser más completo con compañeros que ya habían conocido de primera mano lo que era el voluntariado en Kenia. Con Ana han sido el tándem técnico de los voluntarios en Navidad, aportando sus conocimientos y su experiencia y sacando adelante cuantas labores se han propuesto. Ha descubierto que puede vivir en un entorno ajeno, dejando atrás sus miedos, y que adaptarse es una forma más de crecer y abrirse a nuevas experiencias.
Para él “ha sido impresionante ver cómo viven, los poblados y su cultura”, y se ha alegrado de vivir aquí sus Navidades, descubriendo sus tradiciones, como la carrera de Dohws de Año Nuevo, el idear un traje africano para la Nochevieja “a juego” de todos los voluntarios, la visita al poblado Orma y el escuchar sus vivencias. Hoy se siente preparado para volver.
Ana Ortega, estudiante de Medicina en Sevilla (Nacida en Huelva)
La benjamina del grupo de voluntarios siente adoración por los niños. Siempre la encuentras bajo una montaña de pequeños que corren hasta ella y trepan por sus piernas reclamando su atención. Su lugar ideal en el mundo es rodeada de esos niños. El nombre de Ana resuena a cada paso desde cada rincón del patio o paseando por Lamu. Son “sus niños”, como ella los llama, todos ellos, y por supuesto su amadrinada Jacqueline.
“Afrikable me encontró a mí”. Ana cuenta que después de una experiencia de voluntariado en una residencia de ancianos quiso ampliar su inmersión y estuvo meses buscando una asociación u organización donde volcar su inquietud por ayudar, pero la búsqueda fue infructuosa y cuando casi se había rendido, Afrikable llegó a ella.
Tras hablar con Lola y conocer mejor su labor, a los dos días se había comprado los vuelos para estar tres semanas en Lamu, en julio de este año. La primera estuvo sola y se integró en las clases de los alumnos a aprender con ellos, la segunda llegó Jaime, el nexo de unión de casi todo este grupo y el que motivó a todos a repetir en Navidad; y la última semana ya fueron 17 voluntarios implicados en un trabajo común. Dejar en julio a “sus niños” fue triste para ella y su deseo era volver pronto y así ha sido. Esta vez con su madre. Ha exprimido los días bajo el cariño de los niños, dando y recibiendo con esa luz de alma libre y pura que irradia y que tanto ilumina a sus pequeños. Por supuesto que volverá, sin duda, deja aquí una parte de ella.
María Manzano, Ginecóloga (Nerva, Huelva)
Decidió embarcarse en esta experiencia por el deseo de colaborar y aportar algo de su persona a los demás. Llegó a Afrikable de la mano de su hija Ana, que vino por primera vez en julio, y han compartido juntas estas Navidades diferentes.
Con el apoyo de su hija, ha atendido a niños y mayores en sus dolencias, y han realizado un chequeo médico a los nuevos alumnos de este año. Esta labor se realiza cada vez que un especialista médico pasa por Afrikable y, gracias a los voluntarios, se va realizando un seguimiento para ver su evolución.
“He descubierto mi capacidad de adaptación y he aprendido a valorar lo que tengo. Me quedo con el valor de una sonrisa y de un abrazo y que se puede ser feliz con muy poco”
Agradece la buena convivencia con el pequeño grupo de voluntarios que han pasado estas Navidades en Lamu, con los que ha compartido risas, bailes y buenos momentos. Le entristece que niños con grandes capacidades intelectuales, predisposición y motivación no puedan seguir su formación por falta de recursos, por lo que le gustaría animar a otros a acercarse a Afrikable y ver cómo pueden colaborar a facilitar un nuevo futuro a estos niños.
María tiene amadrinada a Michelle desde agosto de este año, hermana de Zubeda, de una familia de once hermanos. Estas Navidades ha podido conocerla en persona, abrazarla y ver cómo vive y dónde estudia. Ella ha sido ejemplo para muchos de sus amigos, que han seguido su iniciativa y se han convertido en padrinos y madrinas de Afrikable. Su maleta llegó cargada de medicamentos, juegos para los niños, ordenadores y móviles y ha podido darles uso y conocer a quién llegarán las donaciones de tanta buena gente.
La experiencia de estos seis andaluces no solo resalta la importancia del voluntariado sobre el terreno, la cual es posible llevar a cabo con la organización al igual que estas personas, sino que también demuestra cómo cualquiera puede contribuir al impacto de Afrikable desde cualquier lugar del mundo. La ONG ofrece diversas formas de colaboración, desde el amadrinamiento de niñas y niños hasta la compra de artesanías producidas por las mujeres de Lamu, pasando por donaciones económicas directas que ayudan a financiar proyectos clave como la construcción de aulas escolares o el mantenimiento de programas educativos. En la web oficial de la organización, es posible conocer todos los tipos de ayuda y testimonios de menores y mujeres de la isla.
Cada gesto solidario, por pequeño que sea, se traduce en oportunidades de futuro para una comunidad que lucha día a día por transformar sus vidas.
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