Los veladores deben pasar un control previo de ruido en los edificios colindantes
El nuevo reglamento la Junta entra en vigor este jueves y recoge que el ruido perjudica a la salud
Obliga a instalar controladores en los equipos que generen más de 85 decibelios
Las luces de las ciudades deben bajar al mínimo a partir de las once de la noche
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Los veladores y las terrazas quese instalen en cualquier ciudad de Andalucía a partir del próximo jueves 6 de marzo deben pasar un control previo de ruido antes de iniciar su actividad para garantizar que cumplen con los niveles máximos permitidos de emisiones en el interior de las viviendas de los edificios colindantes. Así lo establece el nuevo Reglamento de Calidad Acústica que ha aprobado el Gobierno andaluz, que sustituye al que regía desde 2012. El nivel de ruido no sólo se medirá dentro de las viviendas sino que, en el caso de que haya denuncias vecinales por molestias, también podrá realizarse en las fachadas de las viviendas afectadas, en lo que la Junta entiende que es una “garantía adicional” para quienes sufran los efectos de la contaminación acústica en sus hogares.
La nueva normativa incluye una metodología concreta para esta evaluación incorporando las mejoras técnicas existentes y también mantiene la protección que ya existía para zonas particularmente sensibles como hospitales o centros educativos. La clave de estos cambios normativos están en que la Junta ha catalogado a las terrazas y los veladores como “emisores acústicos” y , por lo tanto, puede legislar sobre las emisiones que realizan.
Denuncias
Y una vez que está establecido el nivel máximo de ruido que pueden emitir (y que tiene una explicación técnica y con todo detalle en el Reglamento publicado en el BOJA el pasado 6 de febrero), los vecinos tienen un instrumento legal en sus manos para poder denunciar cuando lo sobrepasen. Un extremo que no existía hasta la fecha en los veladores, una de las principales fuentes de quejas vecinales, por más que pueda parecer increíble. Hasta ahora se limitaba el ruido que emitían los bares y establecimientos de ocio nocturno, pero no en las terrazas y los veladores.
Hay que tener en cuenta que se trata de una normativa autonómica por lo que no va a depender de la discrecionalidad de los alcaldes de las diferentes localidades. Es de obligada aplicación para todos.
Eso supone también que la administración autonómica debe velar por el cumplimiento de su norma. Dicho de otra manera; la Policía Autonómica podrá intervenir si hay denuncias de los vecinos por exceso de ruido en alguna terraza. Pueden medirlo con sonómetros y comprobar que incumplen la licencia que tienen vigente.
Para evitar cualquier interpretación, se establecen los principios de coordinación entre administraciones para facilitar la aplicación de la normativa tanto en el ámbito autonómico como en el municipal. En este sentido, la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente, “presta apoyo a los ayuntamientos” en el desarrollo de sus competencias en materia de contaminación acústica. Más claro: el reglamento contempla la posibilidad de que la Junta de Andalucía intervenga en la vigilancia del ruido cuando se detecten situaciones de especial gravedad o a solicitud de los propios municipios.
La clave: el papel de la Policía Autonómica
La Unidad de Policía Adscrita a la Junta de Andalucía tiene, desde ahora, la responsabilidad de velar porque este reglamento de ruidos, igual que el de contaminación lumínica aprobado hace pocas semanas, se cumpla en todos sus extremos. El problema estriba en que esta unidad está actualmente al 50%, con 366 agentes en toda la comunidad cuando deberían tener 725 efectivos para cumplir lo que recoge el Estatuto de Autonomía. Pero el acuerdo alcanzado entre el Gobierno central y el autonómico sumará 270 agentes más en los próximos cuatro años, y de ellos 120 llegarán en este mismo 2025. Este incremento de policías permitirá su despliegue por todas las provincias, ya que también hay un reparto desigual. Los nuevos agentes serán ya policías formados y contarán con todos los requisitos necesarios para poder ejercer su trabajo.
Los locales
No es la única novedad de esta norma que se adapta a las exigencias de la Unión Europea y de la normativa nacional. También se han reforzado las exigencias de aislamiento acústico en todos aquellos locales donde la emisión sonora pueda superar los 85 decibelios. Así es obligatoria la instalación de dispositivos de control en los equipos de reproducción o amplificación audiovisual que puedan emitir más de ese umbral de 85 decibelios,r eforzando el control del ruido generado en el interior y su impacto en el entorno.
La normativa se basa en que la calidad ambiental afecta a la salud de los andaluces y así lo recoge explícitamente. La exposición prolongada al ruido no sólo genera molestias, sino que está relacionada con problemas de salud como trastornos del sueño, afectaciones cardiovasculares y reducción delrendimiento cognitivo en la población infantil.
La Disposición Adicional Tercera del Reglamento establece que los ayuntamientos y, en su caso, las diputaciones provinciales que presten apoyo y asistencia a los municipios pequeños deberán informar a la Consejería de Medio Ambiente en el plazo de dos meses, (a principios de mayo) de que han cumplido con las primeras medidas obligatorias.
Zonas saturadas
Así, tendrán que realizar una modificación de la zonificación acústica que estaba establecida en la anterior norma de 2012; la declaración, modificación y cese de las zonas tranquilas en aglomeraciones y en campo abierto; la declaración, modificación y cese de las zonas acústicamente saturadas; la declaración, modificación y cese de las zonas de protección acústica especial y de las de situación acústica especial y la aprobación de los planes zonales; la delimitación, modificación y cese de las zonas de servidumbre acústica y la aprobación, revisión y, en su caso, modificación, de los mapas de ruido y sus planes de acción.
El Reglamento de Protección Acústica se aprueba mediante un decreto y “ no se valoran las molestias subjetivas producidas por el ruido, optándose por definir unos índices acústicos objetivos y mensurables, a los que se asocian unos valores límite”.
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