Así planea el verano del coronavirus: desplazamientos cortos en coche y por turnos a las playas
Los expertos afirman que los viajes de larga distancia se reducirán tras el coronavirus
"Volverá un escenario similar al de los años setenta, cuando las familias se desplazaban en sus propios coches", asegura el experto en turismo Pablo Díaz
El verano del seiscientos con la casa a cuestas. Ir a la playa por turnos, viajar en medios de transporte al 30% de su capacidad y cerrar fronteras tanto de entrada como de salida son alguna de las medidas que se barajan desde el Gobierno de cara al verano.
Un estudio de la UOC analizando cómo se desarrollará el turismo con la pandemia recoge datos fatídicos para este 2020. “El grado de reactivación turística dependerá de la flexibilización progresiva de las normas de control sanitario, que probablemente se irán implementando por áreas geográficas nacionales e internacionales”, afirma Joan Miquel Gomis, profesor y director del programa de Turismo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
En un año en el que el país alcanzó por séptimo año consecutivo su récord histórico en llegadas de turistas internacionales, recibiendo 83,7 millones de visitantes, muestra que si las fronteras están cerradas parte de los turistas no tendrán acceso. "Habrá que ver si el turismo interior puede sustituir la demanda", considera Gomis.
La baja demanda turística por la pandemia conllevará a una crisis económica, con pérdidas millonarias en empleos. Según el Ministerio de Trabajo, aproximadamente 888.597 personas perdieron su empleo desde el 12 de marzo. "Estamos ante un entorno en el que el nivel adquisitivo de las familias bajará, se trata, por tanto, de indicadores que no juegan a favor de un incremento de precios", añade el profesor catalán.
Subida de precios
Los expertos prevén la subida de los precios de algunos medios de transporte. "Los precios de oferta de, por ejemplo, las compañías aéreas de bajo coste anteriores a la crisis, porque sería insostenible desde el punto de vista económico", concluye Pablo Díaz, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. Según el investigador, volverá un escenario similar al de los años setenta, cuando las familias se desplazaban en automóviles a apartamentos veraniegos.
La pandemia tendrá también consecuencias en la confianza de los turistas. La situación actual será tan traumática que condicionará el orden de prioridades de la población. Según los autores del estudio, es previsible que los viajes de larga distancia disminuyan tras la pandemia. “Los viajes de proximidad generan mayor confianza psicológica, más sensación de control y menos gasto entre los viajeros y, por tanto, pueden recuperarse antes”, añade Gomis.
En cambio, el experto en Turismo Pablo Díaz se muestra más optimista ante la cuestión de viajes a larga distancia. “La pandemia está tan generalizada geográficamente que difícilmente van a quedar solo unos países como señalados”. Otros destinos podrán verse favorecidos si han tenido poca incidencia del virus, ya que pueden ser percibidos como seguros por el turista internacional, añade Díaz.
Pasaporte vírico
Para solventar estas cuestiones, surgen opciones como el pasaporte vírico. Según Díaz, es un tema cuestionable pero sería un primer paso para permitir el turismo internacional, pero a la larga podría convertirse en una traba si su requerimiento se alarga mucho tiempo.
La nueva estructura del turismo tras la crisis tendrá en cuenta la sostenibilidad, la ecología y el respeto de las sociedades locales, dejando de la masificación y el sistema aéreo poco implicado en el medio ambiente. “Ya se identificaba una tendencia hacia un turismo más responsable y puede que el escenario posterior a la pandemia acelere la regulación de las administraciones y la presión de la demanda en este sentido”, afirma Gomis. “Las consecuencias de las decisiones que se tomen en el ámbito de la gestión pública en los próximos meses reconfigurarán la estructura de las condiciones de la oferta y de las expectativas de la demanda”, concluye.
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