La ciudad de los cuidados: humanizar el espacio público para hacer ciudades para las personas

Contenido ofrecido por el Ayuntamiento de San Fernando

TAC! 4

Intervención de Izascun Chinchilla
Intervención de Izascun Chinchilla

17 de octubre 2024 - 05:00

El diseño de las ciudades tiene implicaciones trascendentales para la vida cotidiana de sus habitantes y, tras décadas de crecimiento, han orientado su desarrollo físico y normativo a favorecer las actividades económicas. Así, las ciudades facilitan, por ejemplo, el reparto de mercancías o conducir para ir a trabajar, pero, sin embargo, se han configurado como un medio más hostil para actividades no vinculadas a lo productivo. Poder elegir dónde sentarse y descansar, usar un baño público, beber agua potable sin pagar, respirar aire limpio, disfrutar en una terraza sin necesidad de consumir o pasear sin mojarse bajo la lluvia se han convertido en grandes desafíos en el entorno urbano actual.

Como plantea la reconocida arquitecta Izaskun Chinchilla en la ponencia ‘La humanización del espacio público’, la cuarta del ciclo de conferencias con prestigiosos urbanistas y arquitectos que está difundiendo el Ayuntamiento de San Fernando con motivo del TAC! Festival de Arquitectura Urbana, esta situación responde a que, de manera inconsciente, las políticas de diseño urbano se han desarrollado en las últimas décadas para un usuario tipo que ha sido la guía para la mayoría de los planificadores.

Este “usuario estrella” se corresponde con un hombre de edad media, normalmente en edad laboral y con vehículo propio. Pero si planificamos para una sola dimensión del individuo estamos generando muchos ciudadanos vulnerables y un contexto excluyente para otros grupos de población, desde niños y ancianos hasta personas sin transporte privado o con discapacidades. Así, el diseño de las ciudades ha negado la diversidad biológica y social de sus habitantes y ha generado un reparto desigual de oportunidades.

La experta pone de manifiesto que este modelo urbanístico priva a la ciudad de su capacidad de desarrollo integral. Al excluir a ciertos grupos se pierde la oportunidad de enriquecer el espacio público, de construir una identidad colectiva diversa y de promover un desarrollo más equitativo.

Al hilo de ello, argumenta que no solo somos trabajadores o profesionales, sino que también somos parte de un barrio, de redes sociales y familiares, y estas múltiples dimensiones deberían estar presentes en la planificación de la ciudad. Por ello, aboga por un urbanismo diverso que contemple las diferentes facetas de los ciudadanos, desde sus necesidades personales hasta su interacción con el entorno y con los demás.

Uno de los aspectos más innovadores de su intervención ofrece una nueva visión sobre la vulnerabilidad, señalando que no es el individuo el que es vulnerable, sino el entorno el que no está diseñado para responder a la diversidad de sus usuarios.

Como argumenta, la vulnerabilidad no es algo exclusivo de ciertos colectivos. De hecho, todos somos vulnerables en algún momento de nuestras vidas, como cuando estamos cansados, estresados o enfermos, por ejemplo. Por tanto, el entorno urbano debe ser flexible y adaptable a las diferentes circunstancias que cada uno de nosotros puede experimentar. Para ello, Chinchilla incide en la importancia de la participación ciudadana en el diseño de las ciudades, pues es imposible anticipar todas las necesidades sin escuchar las voces de quienes las viven día a día.

Participación y codiseño

Izaskun Chinchilla defiende un modelo de urbanismo basado en la participación activa de la ciudadanía. En su opinión, la planificación urbana no puede ser un ejercicio aislado de los técnicos y planificadores, sino que debe integrarse en un proceso de “codiseño” en el que las decisiones se tomen de manera colaborativa entre los expertos y la ciudadanía. Los técnicos siguen teniendo un papel fundamental, pero su trabajo debe estar en constante diálogo con las necesidades y deseos de los habitantes de la ciudad.

Este enfoque de gobernanza activa, donde los ciudadanos no solo participan, sino que también tienen la capacidad de adaptar y mejorar su entorno, es esencial para crear ciudades cuidadoras más inclusivas. El diseño de las ciudades no debe ser un proceso cerrado y definitivo, sino abierto, flexible y en constante evolución. De este modo, las urbes pueden responder a los cambios sociales, tecnológicos y medioambientales que se van produciendo a lo largo del tiempo.

Chinchilla destaca que muchas ciudades mediterráneas ya cuentan con ciertas características que facilitan la creación de un urbanismo más inclusivo. Estas ciudades, por su estructura compacta y su mezcla de usos, ya permiten un modelo más sostenible y humano. Sin embargo, subraya la importancia de mantener estas características en las nuevas extensiones urbanas, asegurando una red de espacios públicos bien aclimatados a las condiciones locales y que favorezcan la convivencia y el cuidado de la comunidad.

Urbanismo táctico

Otro aspecto crucial que Chinchilla menciona es el llamado urbanismo táctico. Este enfoque busca intervenir en la ciudad de manera rápida y con poca inversión, modificando lo que ella llama la “capa blanda” del entorno urbano: las reglas que nos hemos dado a nosotros mismos sobre cómo utilizar el espacio público. En lugar de realizar grandes obras que impliquen demoler y reconstruir, Chinchilla propone pequeñas intervenciones que pueden transformar el uso de las ciudades de forma significativa. Esto incluye desde la eliminación de barreras físicas como vallas en parques infantiles hasta la adaptación de espacios para promover la biodiversidad urbana y la interacción social.

Objetos como los bolardos, las aceras resaltadas o la disposición y el tipo de mobiliario urbano influyen en la forma de utilizar la ciudad. En este sentido, aboga por una lógica en la que estos elementos puedan ser codiseñados con la ciudadanía para mejorar la convivencia en el espacio público y adaptarse a los cambios y necesidades que demanda la sociedad.

Por otra parte, Chinchilla resalta la necesidad de incorporar la biodiversidad en el espacio urbano. En este sentido, critica las “plazas duras”, aquellas pavimentadas por completo, sin vegetación ni sombra, y aboga por su transformación en espacios verdes que no solo benefician a las personas, sino que también contribuyen al bienestar de otras especies y ayudan a combatir el cambio climático, que impone una especie de “cuenta atrás” y las ciudades deben adaptarse rápidamente.

Una de las soluciones propuestas es la creación de una red de “stepping stones” o puntos de apoyo para la biodiversidad, que conecten las diferentes zonas verdes y permitan la preservación de especies y fomenten la convivencia intergeneracional en el entorno urbano.

Hacia una ciudad convergente

Chinchilla concluye su análisis abogando por un modelo urbano convergente, en el que la movilidad sostenible, el cuidado de los ciudadanos y la preservación del medioambiente se integren en un todo coherente. Es necesario erradicar las formas de arquitectura hostil que dificultan la interacción y el disfrute del espacio público, promoviendo un urbanismo que responda a las necesidades reales de la ciudadanía.

Este modelo no solo mejoraría la calidad de vida de los habitantes de las ciudades, sino que también contribuiría a su resiliencia frente a futuras crisis económicas, sociales y ambientales. En definitiva, la ciudad de los cuidados que Chinchilla propone es una ciudad que reconoce la diversidad de sus habitantes y que se adapta a sus necesidades cambiantes. Un lugar donde la participación ciudadana, la inclusión y el respeto por el entorno natural son los pilares sobre los que se construye una nueva forma de entender el urbanismo.

Urbanismo táctico en la transformación sostenible de San Fernando

Izascun Chinchilla y Patricia Cavadas
Izascun Chinchilla y Patricia Cavadas

San Fernando no solo se esfuerza por ser una ciudad que cuida de sus habitantes, sino que también se posiciona como un modelo de ciudad sostenible y resiliente frente a los desafíos del cambio climático. En en un diálogo entre Izaskun Chinchilla y la alcaldesa isleña, Patricia Cavada, se ha puesto de manifiesto que San Fernando es una ciudad con un claro enfoque en derechos ciudadanos como la movilidad ecológica, la esperanza climática, la accesibilidad equitativa a los recursos naturales, al descanso, al juego o al ocio integrado, partiendo de la base de que “los derechos de los ciudadanos son una obligación de las instituciones públicas y de los equipos técnicos que contribuyen a la construcción de la ciudad”.

La ciudad de los cuidados está influyendo de una manera importante en la transformación que está afrontando San Fernando, que ha sabido invertir en espacios públicos que fomentan la convivencia ciudadana y la colaboración intergeneracional. La movilidad urbana también ha sido otro frente de transformación para la localidad isleña, permitiendo liberar para las personas espacios antes ocupados por el tráfico.

El urbanismo para las personas ha sido otra de las claves, apostando por espacios que fomentan la actividad y el encuentro a través de procesos de planificación urbana que atienden a las necesidades planteadas por la población, con la que existe un diálogo y un proceso de escucha permanente articulado a través de las entidades vecinales, las asociaciones y colectivos más representativos de los distintos sectores productivos.

Su relación privilegiada con el Parque Natural Bahía de Cádiz quizás haya influido en que la defensa del medio ambiente no sea solo una opción estética, sino una estrategia transversal para la mejora de la calidad de vida, enriquecer la biodiversidad urbana, promover un turismo sostenible y una industria próspera en San Fernando. La ciudad se distingue, además, por su sensibilidad hacia la diversidad, integrando las necesidades de las personas con discapacidades en la planificación urbana y garantizando la participación activa de todos los colectivos en la mejora continua del entorno urbano.

El nuevo Plan General de Ordenación Urbana que impulsa el gobierno local para San Fernando refleja también la defensa de un modelo convergente, que apuesta por un medio ambiente cuidado, por una identidad cultural bien cimentada, por haber invertido en una sociedad done no hay grandes desigualdades, lo que conduce a un mejor modelo de turismo, a una mejor industria y a una mejor reputación. Es decir, que el futuro de las ciudades pasa necesariamente por incluir en la planificación urbana el cuidado al medio ambiente y el cuidado y la protección de la vulnerabilidad social.

Izaskun Chinchilla

Doctora en Arquitectura y catedrática de Práctica Arquitectónica en la Barlett School of Architecture (Londres), además de artista visual de reconocido prestigio.

Estudió Arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid. Se graduó en 2001 obteniendo el premio al mejor expediente académico de su promoción. Desde entonces, dirige su propio estudio de arquitectura en Madrid, Izaskun Chinchilla Architects, y sus investigaciones abordan aspectos como la ecología, la sociología y los modos de vida contemporáneos que aplica a su práctica profesional y académica.

Como ella misma explica, su experiencia está orientada a la investigación académica, la docencia y la práctica profesional, también en el sector de la arquitectura pública con una clara vocación de participar en concursos de ideas para la administración a escala nacional, autonómica local.

Otro de los aspectos a los que da especial relevancia en su estudio es a la divulgación en redes sociales, desde el convencimiento de que los ciudadanos y ciudadanas son los usuarios y destinatarios genuinos de muchas de sus investigaciones, ya que uno de sus retos principales es pensar la arquitectura y la ciudad para la ciudadanía.

Como docente, ha dirigido talleres de Investigación Proyectual en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Alicante, ha sido profesora del Master de Posgrado en el Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña. También ha dado clases en la Escuela Especial de París o en la Universidad de Arte y Diseño de Ginebra. Es profesora en la Escuela de Arquitectura de Madrid y en el Instituto Empresa de Madrid, siendo también responsable del programa de estudios Unit22 en la Escuela de Arquitectura Barlett de Londres.

Su obra ha recibido numerosos premios y reconocimientos, resultando ganadora en muchos concursos y ha sido profusamente publicada y expuesta. Su obra construida de mayor envergadura hasta el momento es la rehabilitación del Castillo de Garcimuñoz en Cuenca para instalar una mediateca pública.

Además de numerosos artículos, Chinchilla es autora de libros como Cosmowomen. Places as constellations o La ciudad de los cuidados.

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