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La ciudad ecosistema, hacia un modelo de sostenibilidad y regeneración

Contenido ofrecido por el Ayuntamiento de San Fernando

TAC! 5

Juan Palop-Casado

20 de octubre 2024 - 05:00

La emergencia climática impone a las ciudades la urgente responsabilidad de reinventarse, rediseñarse y reconstruirse para aportar soluciones a los grandes problemas que el cambio climático ha generado, no solo desde el punto de vista medioambiental, sino también social.

El aumento de las temperaturas, la subida del nivel del mar o la erosión por lluvias torrenciales son solo algunos de los desafíos que obligan a repensar las economías y las ciudades. Y ahí es donde se sitúa la ciudad ecosistémica, tal y como plantea el arquitecto y urbanista Juan Palop-Casado en la ponencia titulada ‘La ciudad ecosistémica. Del pasado lineal al futuro circular’, la quinta de las conferencias con prestigiosos urbanistas y arquitectos que está difundiendo el Ayuntamiento de San Fernando con motivo de la celebración en la ciudad del TAC! Festival de Arquitectura Urbana.

Pero el urbanismo ecosistémico no solo enfrenta los retos del cambio climático, sino que también propone soluciones innovadoras basadas en la circularidad, la participación ciudadana y la regeneración del entorno.

Como explica Palop-Casado, el concepto de ciudad ecosistémica está estrechamente ligado a la bioeconomía, que sitúa la sostenibilidad ambiental y social como pilares del desarrollo urbano. Este urbanismo ecosistémico no solo plantea rediseñar las ciudades desde un punto de vista físico, sino que implica que todos los proyectos tienen que ser también proyectos medioambientales y sociales. “Hay que empezar a interpretar las ciudades como espacios vivos, no como espacios inertes”, advierte.

En este sentido, defiende que el urbanismo tradicional ya no es suficiente, puesto que se ha basado en modelos centralizados que ignoran el impacto ambiental y que resulta “muy caro, muy poco resiliente y a la mínima colapsa”. Frente a ello, aboga por una transición hacia un urbanismo que “no solo minimice el daño, sino que regenere el entorno”.

Otro de los aspectos destacados por Palop-Casado en su conferencia es la particularidad de los “sures” o regiones subtopricales del planeta, que han experimentado desarrollos convulsos en las últimas cinco décadas. Por ello, ha felicitado a San Fernando por entender la importancia de que “el sur se piense a sí mismo, que haga su urbanismo, que defina y responda a sus retos”.

Al hilo de ello, el experto ha planteado, por ejemplo, que, con un aumento previsto de la temperatura en 1,5 grados, cada intervención urbanística debe contemplar medidas para mitigar estos efectos. Y es que las ciudades del sur, con su potencial de buen clima natural y social, pueden verse comprometidas si no se diseñan espacios urbanos resilientes frente a estas condiciones climáticas.

El urbanista reconoce que se trata de “un camino difícil” que va a exigir unos niveles de gobernanza, de innovación técnica, innovación tecnológica, de planificación ecosistémica y de acuerdos sociales que “puede que todos los territorios no sean capaces de lograr con éxito”. No obstante, “todos los territorios, aunque se queden varados en esa industrialización, va a estar igualmente obligados a cumplir con los nuevos estándares de no emisiones y economías circulares”. Por ello, ha incidido en que se trata de “un reto serio” y ha aplaudido “la importancia que San Fernando le está dando”.

Hacia un urbanismo circular

La ciudad ecosistémica representa un cambio profundo respecto al urbanismo tradicional, lo que obliga a abandonar las ideas lineales de desarrollo en las que los recursos entran y salen sin un plan claro de regeneración. En su lugar, Palop-Casado aboga por un modelo circular en el que todos los recursos que entren a la ciudad sean reutilizados y reciclados, tal y como sucede en los sistemas naturales.

Este enfoque, en el que cada territorio es capaz de gestionar parte de los recursos que genera, no solo responde a la escasez de recursos energéticos y materiales, sino que, además, fomenta la innovación y la creatividad ofreciendo soluciones inesperadas y más eficientes basadas en los ciclos de la naturaleza.

En la planificación ecosistémica, el espacio urbano se concibe como un espacio vivo en el que todo proyecto es, a su vez, un proyecto medioambiental o social. Esto supone un importante esfuerzo colectivo, pero “la clave del urbanismo ecosistémico pasa por transformar cualquier intervención urbana en una oportunidad para mejorar las condiciones del entorno y de la comunidad”, incide.

La ciudad como espacio vivo

Un aspecto clave del urbanismo ecosistémico es, según explica, la identificación de “patrones” naturales en la ciudad, es decir, repeticiones espaciales que permiten organizar el entorno de manera eficiente y sostenible. Estos patrones posibilitan integrar la naturaleza en el entorno urbano, dotando a las ciudades de una mayor flexibilidad y resiliencia a las crisis.

La movilidad es un elemento esencial en el diseño de las ciudades, pero también una redefinición del espacio público. Al respecto, plantea que las ciudades se han enfocado en diseñar espacios privados y han entendido el espacio público como un remanente, pero “es hora de invertir ese proceso y comenzar a diseñar las ciudades desde sus espacios comunes, integrando infraestructuras y servicios que respondan a las necesidades de todos sus habitantes”.

En este punto entran en juego aspectos como la nueva estética, pero también la idea de los comunes, es decir, de aquello que es compartido y mantenido entre todos y de la energía social para que todo funcione. Abre, por tanto, otra manera de entender la gestión urbana que amplía la idea de lo público y lo privado para introducir lo común, aquello en lo que todos podemos comprometernos en su gestión y custodia.

Un aspecto clave en ese espacio público es empezar a entender al usuario en esa idea circular, en el sentido de que hay niños y también hay mayores compartiendo un espacio público que debe permitir al ciudadano vivir en él durante todas las etapas de la circularidad que es también la vida. Por tanto, “el espacio público hay que feminizarlo, jubilarlo e infantilizarlo” e introducirle todas esas claves para que sean verdaderamente inclusivos y adaptarlos a las diferentes etapas de las personas.

Agenda Urbana, una oportunidad para la innovación

A juicio de Palop-Casado, la Agenda Urbana es una potente herramienta para la innovación ya que, al no ser normativa, ofrece a las ciudades la libertad de experimentar nuevas soluciones y enfoques adaptándolos a su realidad local. En este sentido, San Fernando está aprovechando la oportunidad de liderar el camino hacia un urbanismo más sostenible y convertirse en un modelo de ciudad ecosistémica para el futuro, demostrando que es posible construir ciudades más sostenibles, resilientes y conectadas con su entorno.

Señala que no es un camino fácil porque requiere decisión y formación y de un esfuerzo colectivo, innovador y comprometido para repensar y rediseñar la ciudad desde sus cimientos, integrando la natural con lo social, asumiendo “el reto inmenso de que las soluciones están dentro de la propia ciudad”.

El urbanista y arquitecto ha hecho una defensa del papel esencial de la participación ciudadana para el éxito de este modelo, pero también porque la emergencia climática obligará a las sociedades a tal nivel de consenso que determina que “la participación es necesaria, se quiera creer o no en ella”.

Finalmente, ha apuntado que la situación de emergencia climática obliga a las ciudades a “actuar ya” y dirigirse hacia modelos ecosistémicos. En este sentido, considera que las ciudades del sur tienen la oportunidad de “reconocerse como espacios de salud y bienestar”, máxime teniendo en cuenta que los entornos amigables se. Han revelado también como grandes tractores de la nueva economía inteligente.

San Fernando apuesta por el urbanismo ecosistémico para afrontar retos climáticos y sociales

Diálogo de Palop-Casado con la alcaldesa isleña, Patricia Cavada.

En un diálogo posterior de Palop-Casado con la alcaldesa isleña, Patricia Cavada, se ha puesto de manifiesto que San Fernando es una ciudad comprometida con la sostenibilidad que en el diseño de su Agenda Urbana ha puesto el foco en el modelo ecosistémico. De hecho, los avances conseguidos en este campo llevan urbanistas de la talla de Salvador Rueda a determinar que San Fernando está en el camino de realizar el proyecto de reciclaje urbano más importante de las ciudades de su tamaño.

El urbanismo actual no tiene el marco necesario para abordar los retos que plantea el cambio de paradigma actual que ha supuesto el paso de la sociedad industrial, basada en el consumo de recursos, a la sociedad digital de la información y el conocimiento. Sin embargo, el urbanismo ecosistémico es un instrumento para la planificación de las ciudades y para los nuevos desarrollos urbanos que propone un sistema de proporciones y equilibrios para afrontar esos desafíos en un contexto, además, de emergencia climática.

San Fernando inició hace años una valiente transformación en el campo de la movilidad y la accesibilidad que apuesta por una reorganización urbana interna caracterizada por un alto grado de calidad y modernidad. En la actualidad, la ciudad se encuentra en un momento decisivo en el desarrollo de medidas de pacificación del tráfico, de potenciación de medios de transporte no motorizados, creación de itinerarios peatonales, sustitución del uso del aparcamiento en la vía pública por otros de carácter estacional y recreo, así como para mejorar la conexión entre barrios.

La ciudad está a próxima a afrontar la segunda fase de implantación de su Plan Director de Supermanzanas, que constituye el sistema urbano mínimo capaz de integrar los principios del urbanismo ecosistémico para la regeneración urbana y el diseño de nuevos desarrollos urbanos con garantías para abordar los retos actuales tanto a escala local como global.

Los 15 principios del urbanismo ecosistémico están reflejados en la Agenda Urbana de San Fernando, como son la defensa de la compacidad frente a la dispersión para reducir el consumo de suelo e incrementar la proximidad de la masa crítica, o buscando el equilibrio urbano y aumentar la calidad de vida fomentando la descompresión frente a la compresión.

Asimismo, apuesta por la accesibilidad y el transporte alternativo al vehículo privado para garantizar el derecho a la ciudad y, en este sentido, apuesta por el ciudadano frente al peatón para que pueda ejercer todos los usos y derechos que le corresponden en el espacio público.

Otros principios tienen que ver con la habilidad en el espacio público para asegurar su confort para el ciudadano, con aumentar la complejidad urbana para incrementar la cantidad y diversidad de actividades que se desarrollan en la ciudad. Asimismo, tiene en cuenta los usos de la información en la era digital, el incremento de la superficie verde y la biodiversidad urbana, la apuesta por un sistema energético que busque una mayor autosuficiencia a partir de la generación de energías renovables y la adopción de medidas de ahorro, así como planes y medidas para la gestión del agua y la preservación de los recursos hídricos.

Por otra parte, los principios del urbanismo ecosistémico contemplados en la Agenda Urbana de San Fernando tienen que ver también con incorporar la gestión de residuos como elemento fundamental de la economía circular en la producción y regeneración de las ciudades, al tiempo que plantea medidas de mitigación y adaptación al cambio climático.

Igualmente, apuesta por la cohesión social y la convivencia social, el acceso universal a la vivienda en edificios más sostenible, sin pasar por alto la dotación y distribución equilibrada de los equipamientos básicos en el territorio con el objetivo de que cualquier persona los tenga disponibles en un radio de cinco o diez minutos a pie.

Como concluye Palop-Casado, la planificación ecosistémica está intentando plantear alternativas al modelo centralizado, que “exige unos consumos de energía y de material que ya no tenemos disponibles”. Para ello, propone modelos más eficientes basados en la naturaleza donde “cualquier proyecto de infraestructura es un proyecto de espacio libre y cualquier proyecto de espacio libre es un proyecto de infraestructura”, ya que uno de los retos de la ciudad ecosistémica es que “las cosas no son solo una cosa”.

Juan Palop-Casado

Juan Palop-Casado

Arquitecto y urbanista, estudió en la Escuela de Arquitectura de Las Palmas, en el Joint Center for Urban Studies de la Escuela de Arquitectura de Oxford y en la Universidad de Harvard, donde hizo un máster en Estudio de Diseño (MDees) y formó parte del equipo de investigación Harvard Project on the City.

Es consultor certificado y parte del panel de expertos de la evaluación de sostenibilidad BREEAM (Building Research Establishment Environmental Assessment Methodology) y miembro de la Asociación Internacional de Biourbanismo.

Hace 15 años fundó la oficina profesional LPA Estudio, donde dirige a un equipo multidisciplinar de arquitectos, ingenieros, diseñadores, medioambientalistas y expertos en participación especializado en la gestión y diseño de proyectos urbanos y paisajísticos en localizaciones ambientales y geográficas altamente sensibles como destinos turísticos, paisajes naturales y zonas costeras.

A lo largo de este tiempo ha acumulado una ingente experiencia en la aplicación de principios ecosistémicos a las singularidades de las regiones del sur.

Su trabajo ha sido premiado y reconocido en prestigiosos concursos nacionales e internacionales obteniendo, entre otros, el primer premio al Desarrollo Integral del Paseo Marítimo de Las Palmas de Gran Canaria, el segundo premio en la Rehabilitación Costera del Ayuntamiento de Calvià (Mallorca) y finalista en el concurso A+ 2014 y 2018 organizado por Achitizer.

Además de su experiencia como docente universitario, ha publicado proyectos y ensayos en importantes publicaciones internacionales como Harvard Guide to Shopping, The Tourist City Berlin, What People Want, +Urbanismo y Architechs Talk, entre otras.

Es director y fundador en 2012 del Instituto20grados, una organización sin ánimo de lucro dedicada a desarrollar proyectos de urbanización sostenible adaptados a las geografías del sur, de sus singularidades sociales y ambientales y a los retos de la emergencia climática.

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