Grupo Infrico: el reino del frío tiene acento cordobés
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En la cordobesa localidad de Lucena se han ganado a pulso ser los reyes del frío: así lo corrobora el nutrido grupo de empresas vinculadas con la refrigeración industrial y comercial
Hace casi cuatro décadas, los hermanos Torres crearon Infrico para fabricar botelleros y grifos de cerveza. Hoy, esta empresa familiar domina un ecosistema que surte de máquinas a la hostelería, supermercados y laboratorios farmacéuticos
Hasta la llegada de la electricidad, a principios del siglo XX, la localidad cordobesa de Lucena –alrededor de 45.000 habitantes– era famosa por sus velones, una mezcla de lucerna romana y candil árabe que servía para alumbrar las estancias de las casas o el camino a la faena. Esas lámparas de bronce que utilizaban aceite como combustible fueron todo un símbolo.
Han pasado más de cien años y la llama ardiente del velón ha sido sustituida por otro emblema también muy terrenal: el frío. Y no es porque en esta ciudad de la zona subbética andaluza vayan con forro polar, es porque desde hace años se ha perfilado aquí un ecosistema empresarial centrado en la refrigeración industrial y comercial, la climatización y todo lo que tiene que ver con el frío. Y en lo más alto se encuentra Infrico, un grupo empresarial con más de 900 empleados y 3.000 clientes en más de 100 países.
Los hermanos Torres Tenllado –Juan y José– llevan en el negocio del frío desde que se montó una cooperativa allá por los años setenta del siglo pasado. Eran personas de hacer y deshacer, de no parar quietos. “Aquella cooperativa que fundó un ingeniero y coronel del ejército, que tenía once hijos y era profesor en una escuela profesional, se centraba en la refrigeración industrial. Tenía una pequeña fábrica de baterías para frío y calor y otra de cortes y estructuras. Un día lo integró todo y creó Tecnicontrol, el principio de la refrigeración en España. Vendía maquinaria para hostelería y supermercados en España y en medio mundo”, comenta José Torres, de 70 años y todavía en activo en el Grupo Infrico como presidente. Su hermano Juan ostenta la vicepresidencia de la empresa familiar.
Desde 1986… y creciendo
A mediados de los ochenta, los hermanos Torres compaginaban cooperativa y pensamientos de futuro. “Maquinábamos día y noche y estuvimos más de un año investigando, ideando esa primera fábrica propia. En la casa familiar, al salir del trabajo, nos poníamos a reparar máquinas cerveceras y, sobre todo, a aprender cómo estaban hechas por dentro. De ahí surgió Industrias Frigoríficas Comerciales (Infrico). ¿A qué no sabes de dónde salió la estrella del frío de nuestro logo?”. José Torres recuerda aquellos años como emocionantes y muy duros, fabricaban botelleros y grifos de cerveza. “Éramos cuatro socios y pocos recursos. Ah, sí, la estrella del logo la sacamos de unos calcetines, la vimos y dijimos, nos viene que ni pintada para poner encima de la segunda letra i de Infrico”, cuenta José con mucha gracia.
Lucena es uno de los principales focos industriales de la provincia de Córdoba y de Andalucía. Antes, la actividad se centraba en el olivar, la vid y el cereal, después se añadió la artesanía del bronce y las grandes tinajas de barro –todavía existe una barriada de los tinajeros–, y más tarde, con el inicio del turismo masivo en el Mediterráneo, llegó la industria del mueble. “La gente lucentina es emprendedora, debe ser porque tanto antes como ahora se juntan las tres culturas: cristiana, judía y árabe”, explica José.
Infrico inició su aventura en 1986 y hasta hoy la compañía no ha parado de crecer. “A comienzos de los noventa –admite José Torres–, España todavía estaba subdesarrollada en este sector, el sector turístico crecía a mucha velocidad y las tiendas de ultramarinos, con el mostrador refrigerado donde había de todo, dan paso a los supermercados y el autoabastecimiento. Imagina el mercado que había”.
“El gran salto lo dimos cuando pasamos del grifo de cerveza convencional y los botelleros a las mesas y armarios refrigerados, y luego a las vitrinas y los murales”
En 2001 levantaron una nave diáfana integral de 40.000 m2 con logística de calles y puertas donde se organiza la fabricación. “Así optimizamos la productividad”. En esa época, Infrico ya tenía un nombre en España y algunos países europeos, “pero necesitábamos mejorar diseño y calidad. Cuando íbamos a las ferias internacionales, veíamos los acabados de los italianos y volvíamos derrotados. Nos marcamos el reto y ahora es al contrario, nuestro nivel está por encima y somos un referente”, asegura Torres.
Una empresa esencial durante la emergencia de la Covid-19
Luego, llegó la competencia más barata que venía de China. “Nos dimos cuenta de que teníamos que aportar un valor añadido económico y técnico a nuestra maquinaria, y entramos en el mundo de los laboratorios farmacéuticos y los hospitales y, también, en el gastronómico más especializado”. Y así llegamos a la emergencia sanitaria de 2020. “Con la Covid-19 nos declararon empresa esencial por las neveras para vacunas que tenían que conservarse a –86 oC. Fue el salvavidas de la empresa”, reconoce José. Hoy, Infrico Medcare –una de las divisiones de la empresa– se encuentra a la vanguardia tecnológica en refrigeración sanitaria para laboratorios, bancos de sangre y farmacias.
Aquella oficina técnica que empezó a desarrollar la innovación en los años noventa, hoy se ha transformado en un área de I+D+i que integra a las tres fábricas que funcionan en Lucena y donde el 30 % de los empleados son ingenieros. Los avances tecnológicos también se han implementado en los supermercados (cámaras y muebles y centrales frigoríficas), en instalaciones alimentarias y en los repuestos, donde han puesto en marcha una plataforma digital para instaladores y distribuidores que les permite acceder a productos 24 horas al día durante todo el año.
“El mercado del frío se está reagrupando en los últimos años en grandes corporaciones, en Italia, en EE. UU., que absorben muchas pequeñas y medianas empresas. Y otras van por libres, como nosotros”, explica José María Torres, director general del Grupo Infrico e hijo de José. Su padre insiste en que “es una empresa familiar que, aunque tiene muchos novios, quiere seguir siendo una compañía española, andaluza, cordobesa y lucentina… y hay que seguir luchando”.
Crear un clúster del frío
Su influencia en la comarca es palpable. A los 900 empleados hay que añadir proveedores y otras empresas servicios que demanda Infrico y que podían doblar el número de familias que trabajan para el Grupo. “Nuestra idea es crear un clúster de empresas del frío y por eso se ha constituido la Asociación de Fabricantes Andaluces de Refrigeración (AFAR). En la zona funcionan más de 15 empresas con más de 4.000 empleados y 2.000 millones de facturación. Necesitamos crear sinergias”, sostiene el director general.
Al mismo tiempo, los acuerdos con la Universidad de Córdoba (UCO) y el desarrollo de la Formación Profesional dual con especialización en frío han logrado que esta comarca sea una cantera de talento para este ecosistema de empresas vinculadas con la refrigeración. Sin ignorar que ha servido a muchas familias para arraigar en esta tierra, facilitando proyectos vitales con futuro.
Otra de las virtudes del sector es su implicación en la economía circular. “Utilizamos hidrocarburos cuya emisión de gases de efecto invernadero es prácticamente cero y además consumimos CO2 como elemento refrigerante, así que estamos contribuyendo a rebajar el efecto invernadero. Por otro lado, usamos acero, chapa ferrítica y cartón, tres materiales que se reciclan. Por eso, podemos alardear de practicar la economía circular desde siempre”.
Lucena va camino de convertirse en un polo industrial del frío. Del Grupo Infrico salen al mes unas 4.000 máquinas y el futuro pinta bien. “Seguimos siendo un país deficitario en instalaciones frigoríficas. Somos más de 48 millones de personas y más de 80 millones de turistas llegan a España cada año. Y todos ellos comen y beben todos los días. Sin olvidar el sector agroalimentario, donde el frío es fundamental”. José Torres sabe que la segunda y tercera generación de Infrico no peligra y, por eso, desde hace un tiempo no le dedica el día entero a la empresa. “Cada día intento desconectarme con lo que más me gusta, el fútbol, el buen fútbol”.
¿Te acerco?, un proyecto de Sabadell
Más allá de las grandes ciudades existen relatos de empresas que valen la pena conocer. Empresas que tienen un vínculo especial con los pueblos y los territorios donde han edificado su particular manera de dirigirse a sus clientes. Son negocios que, al igual que Banco Sabadell, han contribuido al desarrollo socioeconómico de esos lugares donde, un día, quisieron abrir las puertas y mantener el compromiso con sus gentes. Conoce su historia de primera mano en este proyecto.
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