La imagen de la ciudad como estrategia de transformación de las ciudades

Contenido ofrecido por el Ayuntamiento de San Fernando

TAC! 3

Francesc Muñoz
Francesc Muñoz

11 de octubre 2024 - 05:00

Las ciudades se encuentran en un momento crucial en el que deben repensar su futuro en un mundo de constante cambio. En una era marcada por la globalización, la acelerada digitalización, las transformaciones económicas, las crisis globales y la emergencia climática, las ciudades están obligadas a replantearse los modelos tradicionales de crecimiento urbano y desarrollo. En este panorama, las estrategias urbanas basadas en la identidad de los territorios surgen como una vía eficaz para combatir el fenómeno de la urbanalización, un concepto que describe la homogeneización de las ciudades a través de una globalización mal gestionada.

Así lo plantea el experto en geografía urbana Francesc Muñoz en la ponencia titulada ‘Identidad como estrategia de desarrollo urbano’, la tercera del ciclo de conferencias con prestigiosos urbanistas y arquitectos que, coincidiendo con el TAC! Festival de Arquitectura Urbana, está difundiendo el Ayuntamiento de San Fernando.

A lo largo de su intervención, Muñoz ha abordado la relación directa entre el paisaje, el patrimonio y la identidad como elementos clave para el desarrollo urbano sostenible. A partir de esas ideas, reflexiona sobre cómo la identidad del lugar puede convertirse en una herramienta poderosa para las ciudades, permitiéndoles no solo resistir a la urbanalización, sino también activar procesos de desarrollo económico, social y cultural que preserven su singularidad.

Las ciudades han sido históricamente lugares de construcción de identidad que producen sentido y significado para sus habitantes. Sin embargo, en el contexto actual marcado por la globalización, este carácter identitario se ve amenazado por la urbanalización, que es “la negación absoluta y relativa de la identidad del lugar”. Este proceso, lejos de generar lugares únicos, crea entornos uniformes y despersonalizados a la manera de parques temáticos que no responden a las necesidades y características propias de cada territorio.

Como ha explicado Muñoz, la urbanalización adopta diversas formas, que van desde la construcción masiva de infraestructuras estandarizadas hasta la apropiación de elementos simbólicos clonados de otras culturas que son vaciados de contenido y autenticidad. De este modo, las ciudades pierden su capacidad de generar un sentido de pertenencia, de ser lugares en los que sus habitantes se reconocen.

Pero más allá del territorio, el paisaje, el urbanismo o la arquitectura del lugar, hay que tener en cuenta que lo intangible también forma parte de la identidad de las ciudades: las costumbres, la tradición gastronómica, el sonido o los propios olores genuinos que la identifican.

En este sentido, Francesc Muñoz propone un enfoque que se apoya en la identidad local como recurso esencial para el desarrollo. Estas estrategias que denomina “inteligentes”, se basan en la idea de que el paisaje y el patrimonio de una ciudad pueden convertirse en catalizadores de nuevas actividades económicas, particularmente de aquellas relacionadas con la innovación, la sostenibilidad y la creatividad.

Paisaje y patrimonio como recursos productivos

Uno de los conceptos destacados por Muñoz en su conferencia ha sido el de los “paisajes inteligentes”, partiendo de un enfoque en el que el paisaje no debe entenderse simplemente como una materia prima a explotar, sino como un recurso productivo capaz de generar valor económico, social y ambiental.

El patrimonio también juega un papel crucial en esta visión, pero no se trata solo de conservar monumentos o espacios históricos, sino que se enfoca como un “patrimonio inteligente” que mira al futuro y que es capaz de generar nuevas funciones y significados. En otras palabras, se trata de dar usabilidad a esos elementos patrimoniales, integrarlos en la vida contemporánea de la ciudad para que sigan siendo relevantes.

Este enfoque productivo del paisaje y el patrimonio va de la mano de la creciente importancia de la sostenibilidad en las ciudades. Muñoz ha incidido en que las ciudades del siglo XXI deben adaptarse a los retos del cambio climático, constituyendo la gestión del paisaje una pieza clave en esa ciudad. “Las ciudades deben ser climate-proof, resistentes al cambio climático”, subrayando en este punto que los espacios verdes, el uso eficiente del agua y la protección de los ecosistemas locales son fundamentales en el futuro urbano.

Por otra parte, ha aludido al importante papel que desempeñan para el éxito de las ciudades y su desarrollo urbano los espacios públicos entendidos a partir de su identidad. Así, como en el caso de San Fernando, los espacios públicos deben proyectarse como un medio para hacer que la ciudad sea más ecológica, para reforzar el sentido de seguridad, brindar oportunidades, mejorar la interacción social, promover la economía, el dinamismo, contribuyendo también a lograr una imagen reconocible y uniforme de la ciudad a través de elementos arquitectónicos, la elección de colores, de los materiales o del propio mobiliario urbano.

Nuevas economías basadas en la identidad

Otro de los puntos clave destacados por Muñoz en su intervención relaciona la identidad del lugar y las nuevas actividades económicas. A medida que las actividades tradicionales dan paso a sectores más innovadores y sostenibles, la identidad local se convierte en un factor diferenciador crucial. De hecho, muchas de las economías emergentes, como la economía creativa o las industrias culturales, dependen en gran medida de los recursos identitarios de cada lugar.

Asimismo, la sostenibilidad se presenta como otro pilar esencial de las nuevas economías urbanas. En este sentido, ha resaltado que las ciudades deben aprovechar sus paisajes naturales y patrimoniales para generar el valor a través de la llamada economía verde o la economía azul, donde ciudades como San Fernando tienen un gran potencial.

San Fernando, un baluarte de identidad frente a la ‘urbanalización’

Francesc Muñoz y Patricia Cavadas
Francesc Muñoz y Patricia Cavadas

En un diálogo con la alcaldesa isleña, Patricia Cavada, Francesc Muñoz ha destacado las estrategias que está aplicando la ciudad de San Fernando para asegurar su futuro y convertirse en un bastión contra la ‘urbanalización’. Entre otras fortalezas, cuenta con un patrimonio cultural e histórico de gran valor, vinculado principalmente a las Cortes de Cádiz y su papel decisivo en la historia de la democracia moderna. Un relato histórico que la ciudad ha convertido en “un recurso identitario fundamental que supone un motor de desarrollo”.

En este sentido, ha apuntado que “San Fernando tiene un currículum cultural muy claro” que no solo puede atraer a turistas interesados en la historia, sino que también puede dar pie a iniciativas educativas y culturales que fomenten la creatividad y la innovación. En definitiva, es “un ejemplo claro de cómo el patrimonio puede ser un recurso productivo y no solo un vestigio del pasado”.

Además del patrimonio histórico, ha significado el valor ecológico y social que aporta el paisaje natural de San Fernando dada su proximidad al Parque Natural de la Bahía de Cádiz, que ofrece un enorme potencial para el desarrollo de actividades sostenibles. Y es que el paisaje no solo debe ser protegido, sino también gestionado de forma activa para generar beneficios económicos y sociales. El turismo sostenible, la educación ambiental y las energías renovables son algunas de las áreas en las que la ciudad puede exportar su riqueza paisajística.

Con un patrimonio cultural y un paisaje natural únicos, la ciudad se proyecta hacia el futuro de manera sostenible. Simplemente como está haciendo, integrando su identidad en las políticas urbanas, fomentando la participación ciudadana y promoviendo la innovación y la creatividad como motores de desarrollo.

La buena imagen urbana

“Las ciudades competimos entre nosotras para atraer usos económicos y la imagen urbana es un reclamo para ello”, y, como ha apuntado la alcaldesa, la Agenda Urbana de San Fernando comparte que la imagen de la ciudad es un factor básico para atraer inversiones y capital.

Por ello, San Fernando entiende que hay que evitar el “enorme error” de asociar la imagen de la ciudad a una repetición homogénea de determinados formatos espaciales y que el espacio urbano se diseñe a medida de un anuncio tridimensional al antojo de franquicias, marcas y grandes cadenas de suministro de materiales públicos.

Por tanto, la identidad deja de ser algo accesorio y se convierte en la condición necesaria del proceso mismo de la transformación urbana. El diseño urbano es hoy en San Fernando “el diseño de una identidad propia para la ciudad, una imagen reconocible, exportable y consumible por habitantes y visitantes, vecinos y turistas”.

La imagen de la ciudad ha ido evolucionando hasta convertirse en ella misma, donde existe una organización y un uso coherente de sus claves y de su propio modelo de movilidad, en el que el espacio público juega un papel fundamental. Todo ello contribuye a reforzar el sentido de pertenencia a San Fernando y el reconocimiento de su entorno más próximo.

Así, en las metas del modelo de ciudad ecosistémica recogidas en su Agenda Urbana, San Fernando se proyecta como la ciudad donde ocurren las cosas. Su historia se vincula con las Cortes, lo militar, la sal, la construcción naval, Camarón de la Isla o el Parque Natural. Pero es en el cambio y la innovación en cada uno de estos ámbitos donde identifica a la ciudad.

San Fernando se proyecta como la ciudad que cada día está más bonita, con mejor calidad urbana, con compromiso social y medioambiental. Como una ciudad a la que hay que ir y donde hay que estar, donde hay que invertir porque cada día gana protagonismo en iniciativas de atracción de personas y empresas.

Como ha indicado Cavada, la ciudad se ha marcado “un reto claro de conservar y mejorar el patrimonio natural y cultural y proteger el paisaje”, aprovechando al máximo el patrimonio cultural para realizar operaciones de regeneración urbana y el paisaje como oportunidad y valor de la ciudad.

Así, en su nuevo Plan General de Ordenación Urbana plantea un adecuado diseño de recorridos y ejes peatonales, la implantación de una movilidad más sostenible y la mejora de la habitabilidad de sus espacios y entornos históricos para acercar a la población y la ciudadanía a los contenidos patrimoniales del municipio. Al cuidado diseño de calles, plazas, parques, pero también de su dinamismo, accesibilidad y la igualdad en sus usos y disfrutes se une también el claro objetivo de revalorizar el valor ambiental del, partiendo de que su paisaje es un claro factor de diferenciación y de identidad.

Francesc Muñoz

Es doctor en Geografía, profesor de Geografía Urbana, director del Observatorio de la Urbanización en la Universidad Autónoma de Barcelona y docente en la Universtà IUAV di Venezia, donde imparte seminarios regularmente. Especializado en urbanismo, planificación urbana y propuesta de estrategias territoriales, Francesc Muñoz cuenta con una dilatada experiencia en el diseño de proyectos de intervención y gestión del paisaje en diferentes tipos de espacios urbanos y no urbanizados. De hecho, ha participado en misiones del Consejo de Europa como experto en estas materias.

Ha publicado numerosos textos y libros sobre las transformaciones globales de los paisajes urbanos, entre los que destacan urBANALización: Paisajes Comunes, Lugares Globales (2008) o Estrategias hacia la ciudad de baja intensidad: de la contención a la gestión (2011). Asimismo, dirige la colección de libros Palabra y Paisaje (Ámbit editorial).

Ha comisariado muestras como la exposición conmemorativa de los 30 años de ayuntamientos democráticos ¡Local, local! La ciudad que viene (CCCB, 2010) o la exposición Architectures on de the Waterfront (Fundación Mies van der Roche, 2019) y ha sido miembro del consejo asesor del Año Cerdà (2010).

Entre otros reconocimientos, ha recibido el premio a la mejor tesis doctoral en atención a los valores humanos en la ingeniería por la Cátedra Victoriano Muñoz Oms de la Universidad Politécnica de Cataluña (2004) o el premio Bonaplata por la exposición La fábrica de la luz sobre la central térmica de Sant Adrià de Besós (2014).

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