Babetón en el Palacio de Congresos
Todos aquellos que recibieron ayer las distinciones de la ciudad las merecen, por supuesto unos más que otros, pero cualquiera es acreedor al reconocimiento de los gaditanos con tan alta distinción. Me permiten que señale a dos a los que considero amigos: Pelayo, una excelente persona por encima de su exitosa dedicación a la hostelería, se lo merece con creces. Y Luis García Montero, un enamorado de Cádiz gracias al cual vino a la ciudad el Congreso Internacional de la Lengua Española. Fui muy feliz por que recibieran el título de Hijo Predilecto e Hijo Adoptivo respectivamente.
El acto debería reformularse para años venideros. En primer lugar creo que deberían ser algunos menos, dar cada año 12 distinciones me parecen muchas para que con el tiempo no lleguen a devaluarse. Creo que no debería distinguirse a entidades o instituciones sino a personas, la Policía Naiconal, por ejemplo, son 70 mil integrantes. Y habría que pensarse lo de que cada uno dé un discurso, en otros actos similares habla uno en nombre de todos, ya sé que todos querrían expresar su gratitud y acordarse de las personas a las que quieren, como es normal. Por mucho que les dijeran que se ciñesen a tres minutos, muchos de ellos no lo hicieron. A mí me gustó la copla de carnaval que cantó Luis García Montero, el discurso de la fiscal de violencia contra la mujer e incluso el de Paz Padilla, aunque fue demasiado largo y , quizás, un poco excesivo. Los tres, por cierto, fueron los que no leyeron.Ramón Velázquez parecía que no iba a terminar nunca. Me pareció magnífico lo de Juan Villar; "Muchas gracias".
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