Begoña y Carranza. Por Fernando Santiago

BEGOÑA Y CARRANZA

España era un país donde todo el mundo lleva dentro  un seleccionador nacional, todos saben tanto de fútbol que siempre hay una queja por los integrantes del equipo nacional o sobre los fichajes de su Club, ahora resulta que Vizcaíno es malísimo porque el  Cádiz ha bajado a Segunda, nadie recuerda  que lo cogió en Segunda B y lo llevó a Primera. Todos exigen fichajes pero nadie quiso poner dinero para comprar el Club,  un clásico español, mucho hablar pero sin responsabilidad. También en España todo el mundo sabe de Medicina, capaz de recetar y diagnosticar con absoluta precisión a pesar de que lo más cerca que han estado de la Facultad de Medicina es cuando han ido al Falla en preliminares. Ahora todos somos expertos en Derecho: la gente sabe de derecho penal, de derecho procesal, unos y otros tienen un conocimiento exacto sobre la actuación del juez Peinado, hay quien lo ve como un héroe y quien lo ve como un malvado facha, todos saben si Pedro Sánchez podía testificar por escrito , sobre si el procedimiento sobre la actuación de Begoña Gómez es un complot de la ultraderecha o es una causa justa contra los corruptos socialistas. Como yo no sé de derecho(ni de tantas otras cosas) solo lo veo  en el plano ético: mí me parece que Begoña Gómez ha abusado de su condición de esposa del Presidente del Gobierno para montarse un negocio . Es probable que la causa penal no llegue a ningún sitio, sea prospectiva o como se diga , tiene todo el aroma de que no se va a poder probar una relación causa efecto entre las reuniones en La Moncloa y los  patrocinadores del famoso máster, cátedra o como sea. Modestamente creo que se debe mirar en el plano de la ética y la estética, que desde Gregory Lukacs están indisolublemente unidas. Así lo veo yo, seguramente equivocado, como en tantas  cosas. Lo mismo diría con respecto a la recuperación del nombre Carranza para el estadio, ahora resulta que han salido expertos en la Ley de Memoria Histórica hasta de debajo de las piedras, aunque nadie se la haya leído. Incluso es raro encontrar a alguien que no  conozca la historia de Ramón de Carranza, incluso  lo han calificado de “asesino” sin una sola prueba de que haya matado a nadie. Yo esto también lo trasladaría al plano ético, una vez establecido que me la suda el nombre del estadio : es ético o no que se llame así, por mucho que se le despoje del nombre de pila y se haga ver que es una marca, como si el Registro de Patentes y Marcas determine la moral pública. Yo le hubiera puesto Estadio El Jamón, que tiene un supermercado en los bajos, o Estadio López Cano, que tiene una clínica en el  edificio,  quien esté dispuesto a pagar . Si encontramos a un pagano nos evitamos a los cuñaos que todos soportamos.

Fernando Santiago

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