Historia
La gran torre de Cádiz que se derribó por culpa de los americanos

Bodas hacen bodas. Por Fernando Santiago

BODAS HACEN BODAS

Los que estamos en la edad provecta recordamos aquellos tiempos  donde se representaba el Tenorio, pero las costumbres y las tradiciones cambian o desaparecen, llegan otras nuevas  como si hubieran estado toda la vida. Nos creemos que la Las Tres Cés son eternas y puede que sean un pequeño soplo en la historia de la ciudad.  Para mí el problema de Halloween no es  que provenga de los EEUU, ese país donde eligen a un machista, estafador, mentiroso y delincuente como presidente, hay muchas cosas que hemos incorporado de allí y no pasa nada, el problema es copiar lo que se ve  por televisión. Vale que los niños se disfracen pero resulta patético lo de “truco o trato” porque ni siquiera es una buena traducción. Que pidan caramelos sin dar el coñazo, pero que no repitan lo que no entienden. Ahora se ha puesto de moda que los hombres se pongan de rodillas en un lugar público y le entreguen un anillo a su novia para pedirle  matrimonio, como se hace en las películas americanas. Veo a muchos pobres diablos repitiendo semejante tontería en un país donde apenas  había costumbre ni de anillo de pedida , gente que incluso llevan años viviendo juntos, que ya las bodas han caído en desuso. Hacerlo en un lugar público con alguien que lo graba para luego subirlo a las redes sociales es de carajotes, con perdón. En contraste se ha puesto de moda en muchas bodas que una agrupación de carnaval, de traje y chaqueta, canten una copla en la puerta de la Iglesia a una pareja que llevaban años viviendo en pecado según las creencias de la religión que les ha acogido en la ceremonia, incluso puede que sus hijos hayan hecho de pajes. Algunas veces, por rizar el rizo, la agrupación de carnaval hace una letra alusiva, en la mayor parte de los casos dirigida a la novia, no sé muy bien el motivo. Ya para qué decir los que alquilan un chaqué en Isi porque así se sienten partícipes de una clase social a la que no pertenecen, piensan que el chaqué es de gente del taco, cuando al final se lo pone cualquiera de clase media aspiracional, por eso cuando se casó por segunda vez Rivera Ordóñez (previo pago a la Iglesia para que anulase el primer matrimonio) pidió a los novios que fueran con chistera, de ahí que Antonio Burgos le llamase Chistera Ordóñez. Yo diría que lo mejor es que las parejas, después de haber vivido juntas un tiempo para ver si congeniaban, fueran al notario (a Cotorruelo, por ejemplo) y firmaran allí su enlace, sin gastar en convites, flores, música y viaje a Punta Cana. Luego a casa a seguir con las rutinas de diario para ver si el amor cotidiano también sirve, que todo no va a ser “polvo serán, más polvo enamorado” o “esto es amor, quien lo probó, lo sabe”, a elegir entre Quevedo y Lope.

Fernando Santiago

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