Muy bueno lo de Yolanda Vallejo

SE TENÍA QUE DECIR Y SE DIJO

Algún día le contaré mis peripecias con el bidón de la basura de mi casa, porque como usted ya sabrá, vivo en el casco antiguo -lo que ahora llaman Cádi-Cádi, o Cádiz Norte, o el Centro sin más- y tengo un bidón en mi casapuerta para que yo misma me administre y saque y meta la basura cuando manda la ordenanza municipal, que no siempre manda lo mismo, todo hay que decirlo. Verá. Los días laborables hay que sacar el bidón entre las nueve y las once de la noche, con lo que si una sale de casa antes de las nueve y tiene la osadía de volver después de que haya pasado el camión de recogida, pues se tiene que quedar con la basura en casita hasta el día siguiente; por la mañana hay que meterlo antes de las nueve y media -o las diez y media en domingos y festivos-, así que hay que andar con ojo para que no se le pase a una la hora y se lleve un disgusto. El horario varía según las fechas, por ejemplo, en Semana Santa, porque el racarraca es lo que tiene. La basura se saca por la mañana, a una hora intempestiva, claro está, o se corre el riesgo de que tener una sanción económica que va entre los cien y los setecientos cincuenta euros por no cumplir con los horarios establecidos. Así vivimos los del centro, pendientes del bidón de la basura. Muchas mañanas llego hasta Columela buscando mi bidón, porque la gente se pone muy graciosa cuando sale de noche y se dedica a pasear bidones y a dejarlos donde les parece. También les quitan las ruedas, las tapaderas, o tiran basura dentro cuando ya ha pasado el camión, con lo que metemos el bidón en la casapuerta lleno de porquerías ajenas, del tipo bolsitas de excrementos de perros, botellas y vasos -restos de náufragos botellones-, desperdicios de bares cercanos… todo maravilloso, sobre todo cuando en el edificio hay un vecino -mi familia, en este caso- y una vivienda turística con alta ocupación durante todo el año.

Por eso me he alegrado tanto de que los vecinos de El Pópulo hayan explotado con el tema de los bidones de basura y el peaje que nos vemos obligados a pagar los que vivimos en Intramuros. Porque, verá, lo he dicho montones de veces: yo pago mis impuestos como cualquier vecino y vecina -no me he podido resistir-del Paseo Marítimo -por poner un ejemplo-, pero a diferencia de ellos, tengo una asquerosa servidumbre en mi casapuerta. Una asquerosa servidumbre que nadie limpia, ni cada quince días, como prometía el pliego de limpieza, ni cada quinientos años, y que nos convierte en ciudadanos de segunda con respecto a otras zonas de la ciudad y, lo que es peor, que nos convierte en servidores de los turistas que habitan en los pisos de nuestras fincas. Porque, claro, ellos ni saben ni entienden de ordenanzas municipales y tiran la basura al bidón a la hora que les parece, entre otras cosas porque deben creer que el bidón entra y sale solo de la casapuerta, y nunca les da por meterlo o sacarlo, cosa que hasta puedo llegar a entender. No se va uno de vacaciones para andar trasteando con basuras, ni para andar pendiente de horarios. 

Los vecinos de El Pópulo lo tienen clarísimo «Aquí viven y trabajan personas. ¡Respeto y convivencia!», algo que no parecen comprender ni los inquilinos ni los dueños de los pisos turísticos -el dueño del piso que hay en mi finca vive a muchísimos kilómetros, además- que están convencidos de que en este paraíso de mentira todos somos parte del decorado, como lo son esos policías de paisano que van a ir vigilando que la gente no tire cosas al suelo o que los dueños de los perros recojan bien las porquerías de sus mascotas y no dejen restos entre los adoquines -que eso es una guarrería muy guarra- o le echen un agüita que empercocha todavía más las empercochadas calles. La plataforma de vecinos y amigos de El Pópulo ha puesto en marcha una campaña para el uso exclusivo de los bidones de basura por parte de los vecinos y para que los dueños de las viviendas turísticas tengan que solicitar -como negocio que son- un bidón para el uso de sus huéspedes, evitando así que los que vivimos en las fincas donde hay apartamentos de turistas tengamos que sacarle la basura a «los señores» como si fuésemos sus trabajadores. Pero, - ¡ay, la ordenanza! - resulta que esta medida no es posible ya que «la obligación es tener un bidón por finca. Si en esa finca hay varias viviendas y sólo una de ellas es de uso turístico, el hospedero usará el bidón de la finca». 

Y ahora, explíquele usted al hospedero que si abandona la vivienda a las once de la mañana no puede tirar la basura en el bidón hasta las nueve de la noche. Explíquele que, además, las bolsas de basura deben estar cerradas porque toda la porquería que se sale, se queda pegada en el bidón que no limpia el servicio municipal de limpieza, y explíquele que el que vive en el primero, o en el segundo, o en el tercero, no tiene un negocio, sino que vive allí, y no tiene por qué aguantar los olores de las basuras a destiempo ni es su criado -y perdón por el término, pero es así como me siento cuando tengo que sacarle la basura a los guiris que tengo arriba.

Habrá gente que piense que es una alegría que Cádiz este de moda y todo el mundo quiera venir aquí de vacaciones, porque es una fuente de riqueza para la ciudad. A ellos -y ellas- les recuerdo que pueden venir a sacar el bidón de basura, cualquier día, entre las nueve y las once de la noche. Así colaboramos todos

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