Cádiz decadente. Por Fernando Santiago
CÁDIZ DECADENTE
Decía un amigo que el principio del fin de la singularidad gaditana fue la construcción del puente que todavía se llama José León de Carranza, iniciativa de este alcalde porque se había ido a vivir a El Puerto de Santa María. Los gaditanos, concentrados antes en la pequeña isla, empezaron a irse a vivir a las urbanizaciones del entorno: la clase alta a Vistahermosa, la clase media alta a Roche, la clase media baja a San Fernando o Puerto Real, la clase media aspiracional a el Novo. Antes del puente los gaditanos lo hacían todo dentro del término municipal: la gente se iba a veranear a los chalets de La Laguna o El Paseo Marítimo, luego se compraron apartamentos en la playa cuando empezó el desarrollismo, el tontódromo gaditano era la calle Ancha, por donde paseaban los que querían ver o dejarse ver, la gente se compraba la ropa en Moral, si acaso en Asencio, Eutimio , Tinoco o Lord John, iban a merendar a La Camelia o a Los Italianos, los niños estudiaban en San Felipe o Salesianos, según el poderadquisitivo, y las niñas en las Carmelitas o la Torre. La calle Sacramento dividía el Casco Antonio entre la zona noble y los barrios populares y en Puertatierra la vía del tren ejercía la misma función. Los pudientes jugaban en el Club de Tenis, hacían sus fiestas en el Club Náutico donde las niñas bien hacían su fiesta de puesta de largo y las familias con apellidos compuestos buscaban enlaces con los que creían sus iguales, eran del Casino, el carnaval lo veían en El Anteojo mientras cenaban tan tranquilos servidos por los camareros de Pepiño, la Semana Santa duraba tan solo una semana, el Cádiz estaba siempre en Segunda, lo verdaderamente importante era el Trofeo Carranza donde venían las más importantes figuras, los gaditanos eran en aquella época furibundos lectores, primero de este periódico, y luego de libros que compraban en La Marina, Mignon o Libros Cádiz. El Casino ha desaparecido, a pesar de la brasa que daban los últimos socios como si aquello fuera un reducto de sabiduría, los mismos que me increpaban cuando criticaba la ridícula fiesta de primavera que copiaba una feria sin albero ,o el pasado falangista de la entidad, se dieron de baja para no pagar la cuota, y eso que el Ayuntamiento de los conmilitones del PP pagó un millón de euros para librarlo de deudas. En el Tenis se juega más al pádel que a otra cosa y en el Náutico viven desde hace tiempo en una bronca permanente a base de insultos, amenazas y dimisiones , ya no son ni siquiera la clase media aspiracional de Cádiz, se han convertido en algo bajuno, una peña chunga donde unos pocos tienen barcos y el resto van a la piscina, síntoma de la decadencia de Cádiz, todos con La Isla de las Tentaciones.
Fernando Santiago
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