Contamíname, mézclate conmigo. Por Fernando Santiago

CONTAMÍNAME, MÉZCLATE CONMIGO

Cuando conocí a Gabriel Delgado trabajaba en  astilleros, hace de esto 47 años. Era dirigente de la USO, el sindicato que se declaraba “socialista autogestionario” promovido por la gente de la HOAC, muy fuerte en la Bahía de Cádiz, Jerez y Ubrique, con el paso de los años  unos se fueron a la UGT y otros a CCOO. Eran los tiempos de los curas obreros, de Roque, Rodríguez Añino,, Horacio Lara, Miguel Mougan, Alfonso Castro, Sebastián González, de todos los dirigentes de izquierdas surgidos del seminario de San Bartolomé, la herencia dejada por Añoveros. De hecho el proceso 1001 a dirigentes de CCOO tuvo su origen en las detenciones practicadas por la policía en el convento de los Oblatos de Pozuelo. Ese tiempo lo refleja muy bien la serie “Las abogadas” que emite TVE. De aquella época de luchas obreras, Gabriel pasó a ocuparse de los jóvenes en los barrios marginales de Cádiz, para lo que se metieron en el edificio que fue el Tribunal Tutelar de Menores, en Trille, que todavía ocupan. La tercera fase de ese compromiso con los más débiles llegó con la dedicación a los migrantes que desde hace 30 años llegan a nuestras costas. Así surge la Fundación Tartessos y Tierra de Todos, herencia que dejó Gabriel,  con Min, Carlos, Katia y tantos voluntarios que de manera desinteresada ayudan a la integración y acogida a los migrantes. Baste pensar que se calcula en 900 mil el número de personas que esperan en el norte de África a poder pasar a Europa, y en 40 millones el número de africanos dispuestos a emigrar. Dentro de 20 años en África habrá 2.400 millones de habitantes, las dos terceras partes menores de 30 años, que no se van a conformar con vivir en la pobreza o sufrir persecución en las innumerables guerras. Todos estos migrantes llegan a España para hacer los trabajos que nadie quiere, en la agricultura, en la construcción, en la hostelería, en los cuidados. El 10% de los ingresos de la Seguridad Social provienen de los migrantes. Es mentira que con ellos haya aumentado la inseguridad ni que sean usuarios abusivos de los servicios sociales, más bien al contrario, los utilizan menos que las personas nacidas en España. Por eso no entiendo que para el 50% de los españoles los migrantes sean el principal problema, más bien son una bendición. Los que yo conozco, que alojaron en Tartessos o recibieron formación en Tierra de Todos, son personas encantadoras deseosas de trabajar y aprender idioma y  costumbres. Este mestizaje que se da en Europa es maravilloso. En realidad es un proceso que se ha dado a lo largo de la historia, desde aquel Sapiens que salió de África hace 40 mil años, la humanidad no ha hecho otra cosa que emigrar y mezclarse.

Fernando Santiago

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