Contrastes en la policía local. Por Fernando Santiago
CONTRASTES EN LA POLICÍA LOCAL
Sábado 8 de la mañana en la Avenida del Descubrimiento, frente a la puerta del IES Balbo. Los lugares reservados para motos están ocupados por dos coches así que dejo la moto junto a un contenedor gris. En ese momento(repito:¡ 8 de la mañana!) un camión de la basura entra contramano y se pone a tocar el claxon con insistencia mientras el conductor hace aspavientos. Pensé que no cabía, y retiro la moto para que pudiera pasar. El conductor sigue con la gesticulación y la bocina, se baja y de malos modos dice que no puede voltear el contenedor, le digo que hable con respeto haciendo honor el escudo del Ayuntamiento que lleva en la ropa de trabajo. Quito la moto. En ese momento aparecen tres agentes de la policía local y un oficial. Me piden los papeles . Observan que se me ha pasado un mes la ITV y que la póliza de seguro tiene un número que ha bailado, en lugar de un 5, un 6. Llaman a una grúa de EMASA para llevarse el vehículo a pesar de que no está en circulación, como estipula la norma con claridad. En el tiempo que tarda la grúa intento explicar que no me parece normal que cuatro policías locales se ocupen de mí cuando hay otros problemas en la ciudad, obtengo una respuesta displicente del oficial “yo no entiendo de lo normal, solo de lo legal”, así que me dicen que me van a multar, cada agente rellena un boletín de denuncia, ya les digo que las multas, si acaso, las ponen los jueces, pero no parecen entender de procedimiento administrativo. Curiosamente unos días antes se habían negado a custodiar los colegios electorales ,o Javier Benítez no encontraba la manera de que se retirase un camión que impedía el acceso a su negocio, en José del Toro. Voy a explicar el asunto al Cuartel solo para conocimiento del mando y me dicen “es que has criticado mucho a la policía” con lo que me confirma la sospecha de que me habían reconocido y habían adoptado un papel justiciero, el muy español “ahora se va a enterar este”. De hecho del mismo cuartel partió el bulo de que yo iba borracho a las 3 de la mañana en la Punta de San Felipe, la maldad hace que la mentira recorra los oídos más afines . Por supuesto no tengo la menor queja de cómo se atendieron mis explicaciones en el propio cuartel.
Un mes antes, a contramano frente al Roma, un hombre me hace señas. Paro, me enseña un carnet de la policía local, me reconoce a pesar del casco. Me señala que voy en sentido contrario, alego que la señal pegada al edificio de la Diputación se ha caído, me enseña otra y me pide que dé la vuelta y vaya en dirección correcta, lo que hago. Un profesional como la copa de un pino. Dedicado a resolver problemas, no a crearlos. Contrastes en el mismo cuerpo. Pequeñas historias de una ciudad pequeña.
Fernando Santiago
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