Una de durse. Por Fernando Santiago
UNA DE DURSE
Cuando cerraron La Camelia, y eran unas cuantas, nadie salió a protestar, y eso que hacían unas tartas de manzana de gran categoría. Cerraron Orcha y nadie dijo nada cuando las cañas de nata estaban pa matarse. Cerraron La Gloria, que hacía unas pastas maravillosas, y no hubo manifestación, en todos los casos estaba justificado, como si mañana cerrasen Casa Hidalgo o La Poeme, como si las monjas de Feduchi dejaran de hacer dulces. Cerraron La Palma del Hondillo, la Panadería de La Palma o la de El Molino, silencio. Por hablar de otros lugares: cerró la Relojería Alemana, Moral, El Pedrín , Novelty, Casa Durán, Almacenes Barcelona, Dubois, Droguería Repeto , Imprenta Repeto , El Baluarte ,Mexia , el Velardes Plaza, La Pila Vieja, La Bella Sirena , Asencio, LLuch , Cervecería del Puerto, Caleta, Hamburgo, El Submarino y tantos otros sitios, pero como no dijeron que era para apartamentos turísticos, hubo un silencio atronador. Cada vez hay más franquicias y menos comercios tradicionales, el circuito comercial del Casco se parece al de cualquier otra ciudad porque son las mismas tiendas que venden las mismas cosas, incluso cuando se fue Zara, con la cantidad de empleo que tenía, nadie se le ocurrió protestar. Ahora han surgido 30 que debían ser fanáticos degustadores de currusquillos o tortas de almendras de la pastelería El Pópulo que ven peligrar el futuro , incluso se han manifestado, megáfono incluido, ante el riesgo de perder tamañas ambrosías. Es lo que tiene aficionarse a algo, que cuando te lo quitan es como si te amputaran un brazo. Cuando Pelayo se fue del Terraza tuvo a bien trasladarse a Las Motos con los parroquianos, así que no fue necesaria ninguna manifestación. Cuando Félix dejó La Cepa a Bernardo tampoco hubo necesidad. Cuando Jose Ferradans trasladó El Anteojo de La Alameda a Plocia, quizás perdiera algún parroquiano, pero el negocio siguió en pie. No sabemos qué nos deparará el futuro, si todo serán negocios para los madrileños tipo El Manteca, si sobrevivirán a base de ofrecer la misma calidad como El Faro o La Manzanilla, si Cumbres Mayores seguirá con las mismas chacinas y los mismos guisos que le han reportado el prestigio que tiene. La Tienda Honda de Manuel Rancés se mantiene contra viento y marea mientras El Caminito cambia de dueño cada dos por tres. Son los misterios del comercio. El Sardinero cerró y volvió a abrir, igual que Samuel, por citar dos, La Huella se trasladó de sitio. La calle Ancha se ha llenado de cafeterías , cuando antes solo estaban el Liba e Italianos.Ya no se ve por las calles al hombre que vendía dulces de Medina ni al barquillero de Columela. Sobre gustos hay mucho escrito, en contra del refrán.
Fernando Santiago
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