Empieza todo el rollo de la Semana Santa, con esos capillas vestidos de traje oscuro como si se convirtieran en gente imporante, con medallas, insignias y todo lo demás. La cosa empieza por los pregones, todos iguales en cada pueblo y en cada ciudad, liturgia repetida de gente que en el fondo ni son creyentes ni nada, solo el postureo de sentirse importantes. Por si fuera poco en Cádiz tendremos a Ángel Expósito, que desde los micrófonos de la COPE exuda odio a todo el que no piensa como él, quizás Miguel Ángel Sastre se busca apoyos mediáticos para su incipiente carrera política. Para qué hablar de todas las tonterías: entrega de las tapas, de la jarra y el vaso, depositar el pregón ante alguna imagen y demás tonterías que preceden al pregón.
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