Ernestina Muñoz. Por Fernando Santiago

ERNESTINA MUÑOZ

Hará 40 años, fue mi tía Ernestina a un organismo público para cumplimentar un  formulario. El funcionario al cargo le requirió  sus datos, al final preguntó: “¿de profesión “sus labores”, no? “ A lo que respondió mi tía: “no, doctora en Ciencias Químicas”. Es un ejemplo del papel reservado a las mujeres en aquella España en blanco y negro. Todavía me asombra pensar que en los años 50 sus padres le permitieran ir a Sevilla a estudiar Química, en una época en la que las mujeres no podían ni abrir una cuenta corriente por ellas mismas, cuando la familia de mi madre era profundamente conservadora, como por otra parte eran casi todas. Incluso fue capaz de sacar un doctorado y de conseguir una plaza de profesora en la Universidad de Sevilla. Afortunadamente la sociedad ha cambiado mucho, sobre todo en occidente. Quizás ese papel de precursora es lo que vio en ella la anterior Corporación a raíz de una crónica de Ignacio Casas en este periódico, le rindió homenaje dentro de “Gaditanas anónimas” y cuando llegó el momento de rotular calles de la ciudad para retirar nombres que contravenían la Ley de Memoria Democrática, Lorena Garrón pensó en ella, un ejemplo de superación en una sociedad donde el papel de las mujeres era como  amas de casa y madres. Además de su papel como profesora en la Universidad de  Sevilla, dio clases en el Colegio Universitario de Cádiz de 1970 a 1973 , germen de la actual Universidad . Como dijo el rector Casimiro Mantell, químico también, en el acto de descubrimiento del rótulo de la calle, a él le han dado clase alumnos de mi tía. Es curioso, por cierto, la cantidad de químicos que han pasado por el rectorado (Guillermo Martínez Massanet, Diego Sales, Eduardo González Mazo), debe ser que algún compuesto les inocula la pasión por la gestión pública. El reconocimiento a mi tía Ernestina (mi hermana Elena le puso Koki, era quien ponía todos los motes de la familia) ha contado con el apoyo de dos corporaciones, la presidida por José María González, que tomó la iniciativa, y la que encabeza Bruno García, que completó la nomenclatura con Profesora Ernestina Muñoz, como recordó el actual alcalde. Una extraña unanimidad en una sociedad que, nos dicen, está muy polarizada. Es probable que la propia homenajeada, tan prudente y tan discreta,  se sorprendiese si viese hoy que sirve de ejemplo a una generación de mujeres que luchan por la igualdad y que han conseguido impensables cuotas , seguramente es la revolución más importante que se ha producido en la sociedad en los últimos 50 años. Quedan muchos obstáculos para alcanzar la igualdad plena entre hombres y mujeres, pero el ejemplo de Ernestina Muñoz  puede servir de acicate para conseguirlo .

Fernando Santiago

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