El tiempo
Una masa de aire frío desplomará las temperaturas en Cádiz

Del Iglú al Muelle Uno . Por Fernando Santiago

DEL IGLÚ AL MUELLE UNO

A ver si se me pasa el empacho de almíbar monárquico que hemos vivido estos días a cuenta de la guardiamarina Leonor de Borbón, Princesa de Asturias, y su embarque en el  Juan Sebastián de Elcano. Estoy completamente estragado de tanto elogio, tanta sumisión, tanto súbdito, tanta gente congregada para gritarle “¡Guapa!. ¡Guapa!” como si fuera la Macarena o la Virgen del Rocío. Debe ser que hay mucho monárquico escondido o que la gente anda tela de aburrida, influida por los programas del corazón. En enero de 1987 vino a Cádiz para el mismo embarque el guardiamarina Felipe de Borbón , a la sazón Príncipe de Asturias, hoy Rey de España. No hubo tanto revuelo con el entonces príncipe, y eso que  también vinieron sus padres, además de sus hermanas y su abuelo. Al entonces Príncipe de Asturias lo llevaron de marcha a un pub que había bajo lo que hoy es El Balandro, el Iglú, que luego se supo que carecía de licencia de apertura y  pesaba sobre él un cúmulo de denuncias por exceso de ruido, lo que terminó por provocar que el Ayuntamiento de la época hiciese una ordenanza de ruidos. Aquella foto  del Príncipe con varios de sus compañeros no llegó a publicarse jamás dado el exceso de celo y el  cúmulo de poder que entonces tenía la Casa Real. En esta ocasión  esa misma Casa Real insiste en que la Princesa Leonor no tendrá ningún tratamiento especial en la travesía del buque escuela, aunque a decir verdad nunca habíamos visto a un guardiamarina llegar en coche oficial al muelle y disponer de una legión de guardaespaldas para el tiempo que ha estado en la ciudad. Tampoco habíamos vista la legión de medios de comunicación que han cubierto la salida del Elcano , al menos  los periodistas habrán aprendido, esperemos, que singladura es el trayecto que recorre un barco durante 24, no es sinónimo de travesía ni de viaje, y que la única cuerda que hay en un barco es la del reloj, quizás estos acontecimientos han servido  para algo útil.  Hemos visto a los bravos integrantes de Cádiz con Elcano cómo se han prodigado en actos de todo tipo para que la despedida tuviera el mayor realce posible . Se ha destacado la furtiva lágrima de la Reina “como cualquier madre”nos dijeron, será así, y cómo un grupo de fanáticos groseros  abucheaban a la ministra de Defensa hasta el punto de que el Rey tuvo que mandarlos callar. Se demuestra que estudiar en colegios religiosos no garantiza la buena educación. Se contó el momento en el que la Princesa Leonor fue a tomar algo  con un grupo de compañeros al bar Muelle Uno, situado en Canalejas , e incluso que pagó con un billete de 50 euros “como si fuera una persona normal” se ha insistido hasta la saciedad para que los incautos se lo crean,  somos unos ingenuos.

Fernando Santiago

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