Por más que se empeñe el Ayuntamiento de Cádiz y la empresa contratista de la iluminación extraordinaria, gastar ese dinero no es ecológico, es un despilfarro. Eso por no hablar de la contaminación lumínica y del proceso de producción de lámparas LED. Lo ecológico, si quieren radical, hubiera sido no poner iluminación extraordinaria. Si se pone, en las 10 calles comerciales de la ciudad, no en 60 calles. Lo de Málaga o lo de Vigo es una catetada de nuevos ricos, no es el progreso.
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