La inmensa minoría. Por Fernando Santiago
LA INMENSA MINORÍA
Tengo una profunda vocación minoritaria que me lleva a cambiar de opinión si coincido con la mayoría. Tiendo a despreciar las posturas mayoritarias como fruto del aborregamiento inducido por la televisión. Si media España es del Madrid y la otra media del Barça, yo me apunto al Atleti. En tiempos de polarización, ni del PSOE ni del PP, de los hechos nada más. Veo la manera en la que la gente se acomoda al pensamiento dominante y me siento feliz en el disenso. Lo mío es discrepar , mi padre me decía que yo era “de qué se trata que me opongo”. Por eso reacciono ante las Tres Cés del Cádiz profundo, porque la gente se apunta a la mayoría . Veo una cola y huyo despavorido, digo más, sospecho de todo lo que se ofrece gratis, sean los vales esos de Cádiz Vale Más con que la Diputación obsequia al personal en un alarde de despilfarro insólito: en lugar de atender a las personas vulnerables o enviar el dinero a los damnificados por la DANA, se reparte entre la gente para que se puedan coger una cogorza a costa del erario. El caso es que a mí me parece un despilfarro de dinero público el millón y medio dedicado a la iluminación, un alarde innecesario, iluminar calles de poco tránsito para que Cádiz parezca un quirófano, un capricho municipal . En esta cuenta no se incluyen todos los artefactos de las calles que hacen que Cádiz parezca la feria de El Colorao, de Conil al lao. Todos esos cálculos comparativos que conducen a que la ciudad de Cádiz sea la que más gasta en iluminación navideña en proporción a su población deberían haber hecho reflexionar al Ayuntamiento. La gente ve por televisión cómo Málaga , Badalona o Vigo hacen esa exhibición cateta de luces y piensan que Cádiz no iba a ser menos. No sé si es una reacción a que Kichi hizo justo lo contrario, es una emulación pueblerina, es demagogia populista o que la concejala de fiestas y comercio, valga la redundancia, estaba antes en una asociación de comerciantes o que es de pueblo. Hay quienes piensan que mientras más jaleo haya en la ciudad, saldrá más gente de casa, venderán más y el negocio será redondo, a costa del erario. Como decía Emilio López, paga España. Vistas las imágenes de tanta gente en el encendido de las luces me llevó a ratificarme en mis posiciones minoritarias, ir a la contra, pensar que esta ciudad no tiene remedio, dejó hace mucho de ser culta y cosmopolita para convertirse en vulgar. No hay nada más doloroso que lo que se pierde y Cádiz dejó de ser ilustrada para ser casposa. Debe ser esa vocación reactiva que me achacaba mi padre, sobre todo si nos atenemos a la multitud que había el sábado por la noche en el centro de Cádiz. Por supuesto unido a que me aburren estas “entrañables fiestas”. Orco que es uno.
Fernando Santiago
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