La lentitud. Por Fernando Santiago
LA LENTITUD
La paradoja de Zenon de Elea es de aplicación al Ayuntamiento de Cádiz: el bravo Aquiles, el corredor más rápido de su época, no podría nunca alcanzar a la tortuga porque para llegar hasta ella tendría que recorrer primero la mitad de la distancia que les separa, y antes la mitad de la mitad, y antes la mitad de la mitad de la mitad. El movimiento es una quimera en contra de lo que opinaba Heráclito. Siglos después Einstein descubrió que la velocidad es una constante y que el tiempo es relativo, lo que se dio en llamar la Teoría de la Relatividad, que todavía no ha encontrado la manera de coincidir con la física cuántica. Así que aquellos que piensen que Bruno y el PP son muy lentos en realidad se trata de una perspectiva particular porque el tiempo es curvo, a expensas de quien lo mire. La velocidad de la luz siempre es fija, sea de una de los millones de bombillas que alumbran esta navidad venezolana , sea de una farola, sea del simulacro de canal Bahía-Caleta o lo que sea que alumbrase a los de La Fura. Ya se dijo mucho antes que Einstein pero después de Zenon que las cosas de palacio van despacio, máxime con la cantidad de garantías que se han añadido a la tramitación de los expedientes administrativos, motivo por el cual el Equipo de Gobierno está en manos del secretario y el interventor, como le ocurre a todas las administraciones, salvo que uno se llame Begoña Gómez, por poner un caso. Los funcionarios, máxime esos que llaman Cuerpos Nacionales, miran la vida con una perspectiva diferente, está Carlos, luego viene Teófila, después Kichi, ahora Bruno, todos efímeros. El funcionario que estaba al frente del contrato de limpieza se jubiló y dejó el marrón para los que vinieron después hasta el punto de que nada más llegar SuperTeru ponía cada día los logros de la limpieza y en los últimos meses anda el hombre en silencio, ha dejado las redes sociales, ya no hay más: “SOLUCIONADO” ni el resto de propaganda. Ni que venga ahora una patrulla de la Policía Local a multar a los guarros, sobre todo si es a razón de 350 euros al día, la tarifa de aplicación al gremio según los últimos acuerdos. Me malicio yo que da igual que vengan los queus, el Mosad, el 5º Aerotransportado de Ohio o lo que sea que nos manden. Esto no tiene remedio, entre los gaditanos guarros, Valoriza y los dueños de los 25 mil perritos tienen la ciudad hecha una pocilga. Los que iban a conseguir que estuviera como los chorros del oro andan escondidos debajo de las mesas para que nadie recuerde el gatillazo. Han descubierto la lentitud, las slow cities que se pusieron de moda hace tiempo. Tranquilino Rodríguez en los dibujos de Speedy González. Teófila lo resolvía tirándole los papeles a la cara a cualquiera.
Fernando Santiago
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