La maldición del Portillo. Por Fernando Santiago
LA MALDICIÓN DEL PORTILLO
El Pabellón Portillo cerró un 8 de junio de 2008 , Teófila no resolvió el asunto en 7 años, Kichi en 8 y según nos anuncian , las obras empezarán en 2026, lo que quiere decir que empezarán en el 2027 cerca de la fecha de las elecciones municipales. Habremos estado 20 años sin pabellón. No es muy diferente de lo que ocurre con la Ciudad de la Justicia, el Nuevo Hospital, Valcárcel , Náutica, el albergue juvenil, el Chalet de San Luis, el parque El Descanso, el parque de La Muralla, la Pérgola , la verja del muelle y tantas cosas que llevan décadas paradas. . En noviembre de 2023 el alcalde firmó un convenio con la presidenta de la Diputación y nos anunciaron que en 2024 empezarían las obras del Portillo, ahora nos dicen que empezarán en 2026, lo que significa que ese año tampoco será. Nos estamos acostumbrando a los incumplimientos, a las promesas vacías, a los proyectos que no se llevan nunca a cabo. El Portillo lo puso en marcha el que era presidente de la Diputación, Fernando Portillo Sharfausen, en 1969, en esa manzana (entonces no se le llamaba pastilla) que había dejado devastada la Explosión. El pabellón vio cenas de gala, elección de Miss España, mítines políticos de Felipe González, Tierno Galván o Santiago Carrillo, conciertos de música (¡Sabina!) y una liga de fútbol sala que dio grandes glorias, incluido un equipo , el Virgili, que llegó a la división de honor. Un grupo eran fijos en el gimnasio, otros parroquianos en el bar que tenía Emilio Sancho, Antonio Sancho fue el administrador durante muchos años, los empleados de la Diputación jugábamos dos veces en semana, alguna vez con el refuerzo de la gran estrella del Complejo, hoy teniente de alcalde de Urbanismo, que lo llevaba el Peru. Un día, de golpe y porrazo, se cerró, y eso que hacía poco que le habían cambiado el parquet. Se enunció la pronta construcción de uno nuevo. Con la llegada de Kichi, su concejal de Urbanismo Martín Vila presentó un proyecto consistente en aparcamiento subterráneo, locales comerciales en la planta baja, y el pabellón propiamente dicho en la primera, debía ser una operación demasiado capitalista porque Martín lo presentó y se olvidó. Durante todos estos años hay allí un boquete que ni siquiera han sabido adaptar para aparcamiento en superficie con destino a los vecinos del barrio. Un ejemplo de esta ciudad abandonada por partidos políticos y administraciones de todo tipo , donde nadie se queja , la gente se dedica a las cofradías, el carnaval y el cadismo, Las Tres Cés que son un estigma. Nos deslumbran las luces de la Navidad, damos por buenas todas las promesas, aceptamos los anuncios y empleamos nuestro esfuerzo en las sacrosantas tradiciones .
Fernando Santiago
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