Sudapollismo. Por Fernando Santiago
SUDAPOLLISMO
Hassan Ibn Sabah, “El Viejo de la Montaña” fue un líder religioso musulmán de los ismailíes que promovió la secta de los hashashin , origen a la palabra asesino. Tenían su sede en la fortaleza de Alamut, en el corazón de Irán, en medio de las guerras de religión en el Islam, utilizaban el asesinato como arma para imponer sus puntos de vista. La secta tenía siete círculos, en el extremo estaban los neófitos, luego los fanáticos, así hasta llegar al círculo íntimo del líder que ocupaba una minoría, todos ellos sabedores de que ni había dios, ni Mahoma, ni el Corán había sido dictado por Alá, ni había que peregrinar a la Meca ni la Kaaba era una piedra religiosa. Fue una organización que se nutría de la ingenuidad de la mayoría y el cinismo de los elegidos. Así es como funciona la política y la religión: unos pocos saben que el cristianismo es una patraña, que el socialismo democrático es un medio de vida, igual que el conservadurismo, el liberalismo o el nacionalismo, todas esas grandes ideas solo sirven como medio de vida para unos cuantos, que se alimentan de la ignorancia , la gente del común solo se nutren de aquello que reafirma sus puntos de vista, por eso triunfan los bulos, porque se los creen aquellos que ya estaban convencidos . En toda creencia la gente primero piensa en sí misma, luego en su camarilla de adeptos, luego en su organización , aunque todos dicen luchar por el bien común, díganse los españoles, la clase trabajadora, la comunidad de creyentes o lo que sea menester. Ni en el PSOE, ni en el PP, ni en Podemos, ni en la Conferencia Episcopal los que mandan creen en algo más allá de su propia supervivencia, pero fingen que se esfuerzan por todos. Ejemplo claro es la Semana Santa: ni uno solo cree en dios ni en Jesucristo ni en la Virgen, empezando por el comité local de Vox conocido como El Último Tramo. Si nos vamos a la sede socialista de San Antonio o a la del PP de Cánovas del Castillo podríamos decir lo mismo, la cruenta lucha entre Irene y Ruiz Boix tiene como único fin tener el poder, no obedece a ninguna diferencia ideológica. Lo mismo podríamos decir de los sectores del PP, los seguidores de Antonio Sanz, los sanzistas, lo que quieren es un carguete, lo mismo que hace Germán Beardo en las pugnas que mantiene con sus compañeros de la Diputación. Cuando Podemos se escindió de Adelante Izquierda Gaditana lo hizo porque quería un lugar de salida en las listas, no había diferencias programáticas, lo mismo podríamos decir de los de Izquierda Unida, tan activos ahora porque al final no salió su candidata, por no hablar de los magiquistas o los juancarlistas, todos tan fanáticos. Hay que permanecer alerta porque “nos mean encima y dicen que llueve”.
Fernando Santiago
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