Casa Angelita, tradición y gloria bendita, la obra del interiorista internacional Gaspar Sobrino se extiende también a Cádiz
Nuevos proyectos hosteleros
Los hosteleros Raúl Cueto y Elías Saavedra le encargan el proyecto para su bar de tapas tradicional que quieren inaugurar el próximo verano en la calle Nueva, en el local del antiguo bar Pepín
Angelita Cofiño llegó a Cádiz en 1963, con 21 años. Venía de Caviedes, en Cantabria, donde había conocido a su marido Elías Saavedra, natural de la misma población. Ahora tiene 75 años. Su hijo Elías destaca que su madre borda las alubias pintas: “No llevan ná, ni pringá siquiera…pero están de escándalo” comenta a pocos metros de “Casa Angelita” el bar de tapas que abrirá antes del verano en el número 7 de la calle Nueva de Cádiz, en el espacio que ocupaba en los últimos años una cafetería del grupo La Tahona y que se hizo famoso en la segunda mitad del siglo XX cuando fue el Bar Pepín, un sitio de tapas muy conocido en la ciudad.
“Casa Angelita quiere ser un homenaje a ella, a la mujer, a las cocineras, a la cocina tradicional” señala el socio de Elías Saavedra, el conocido hostelero Raúl Cueto, que regenta locales como Arsenio Manila, Musalima o Nahu Beach. Destaca que “hemos apostado muy fuerte por este proyecto”, el primero de esta línea que afrontan ya que los establecimientos de Cueto siempre han estado relacionados más bien con cocina innovadora y de tipo fusión, aunque con materia prima de la zona.
Para llevarlo a cabo han contratado a uno de los diseñadores de moda en la provincia, uno de los protagonistas de la “revolución gastronómica” de Vejer, el interiorista Gaspar Sobrino, un profesional de fama internacional muy vinculado a la provincia, debido a su pasión por esta población gaditana donde ha llevado a cabo proyectos como el de Garimba Sur, el mercado gastronómico de Vejer, la tienda gourmet Palomita pero, sobre todo, su trabajo en Las Delicias, un antiguo teatro que ha transformado en un llamativo bar con una entonces originalísima decoración a base de palets reciclados, una fórmula que luego ha sido copiada en multitud de ocasiones.
Sobrino, tras poner en marcha un local en la playa de El Palmar decorado con mimbre, quiere ahora también trabajar en su primer proyecto en la ciudad de Cádiz con materiales tradicionales tratados por artesanos. Así en la decoración de Casa Angelita, que llamará la atención empleará “barro, madera, azulejos, cuerdas marineras, tapones de corcho y un toque de mármol y latón”.
La idea es recrear un bar de principios del siglo XX de la calle Nueva “pero adaptado a la estética y a los usos del siglo XXI. Nuestro proyecto es recuperar los toldos a rayas de las fachadas que eran muy comunes en los establecimientos en el siglo pasado, según la documentación que hemos estado viendo para elaborar el proyecto”.
La fachada también recordará a un establecimiento antiguo con azulejos en la parte baja, cristaleras y motivos geométricos en los espacio situados entre las ventanas. Por dentro, en los poco más de 70 metros que tiene el local, la gran protagonista será una barra con forma de l y una contrabarra. Habrá muy pocas mesas, altas, una fórmula que también se repetirá en la terraza.
El bacalao, el gran protagonista
El estilo tradicional renovado no sólo estará presente en la decoración. Las paredes estarán decoradas también con los productos que se vendan en el local para tapear: latas, chacinas, vinos, pero, sobre todo, el bacalao. Traerán grandes piezas de bacalao salado que se expondrán en el bar. La idea es que el bacalao sea uno de los grandes protagonistas de la oferta gastronómica de Casa Angelita. “Lo tendremos de varias formas: frito, en pavías, en croquetas, guisado…” señala Elías Saavedra, que se encargará personalmente de la gestión del nuevo local.
Las tapas y platos se servirán en una vajilla especial encargada para el local y que recordará también a los platos típicos en forma de concha de los bares antiguos, y que aún se siguen conservando algunos establecimientos. En El Pepín, precisamente, los usaban para servir sus tapas, entre ellas su famosos huevos con bechamel, medio huevo que se envolvía en una especie de masa de croquetas y que luego se empanaba y freía.
Raúl Cueto señala que “Todavía estamos estudiando la carta pero intentaremos recuperar tapas antiguas como esta. Tenemos claro que habrá ensaladilla tradicional, tortilla, un buen jamón y buenos quesos y no faltarán los guisos diarios, de los que habrá varios. Nuestra idea, aunque aún estamos trabajando en ella y no sabemos si la podremos llevar a cabo, es que no haya carta, sino que las tapas se pongan a diario en pizarras y que varien en función de lo que haya ese día”. En este sentido también quieren tener algo de marisco.
En esta idea de recuperar “joyas gastronómicas” Cueto también quiere hacer un homenaje a su padre, Arsenio Cueto, que gestionó con éxito el “Mesón del Duque”, el local en el que ahora está el Arsenio Manila. La idea es recuperar la “verbena de ahumados” una tapa que era también muy popular en este establecimiento.
Los dos protagonistas de esta historia tienen un importante historial familiar hostelero. El padre de Elías Saavedra fue encargado del restaurante El Resbaladero, un mito de El Puerto y junto a su madre, Angelita, gestionaron en Cádiz el bar Montecoronas. Su tío también fue dueño de “El Nansa” otro famoso bar de tapas de la ciudad.
La abuela de Raúl Cueto, Juana Arroyo, también era de Santander y Arsenio Cueto, su padre ha sido toda una instituación en la gastronomía gaditana. Su hermana, Pepa Cueto, también gestiona el restaurante La Pepa en la ciudad.
En cuanto a los vinos están pensando en la posibilidad de poner en el establecimiento un barril para poder servir “limetas y medias limetas” una forma de servir el vino en botellas que era muy popular en la Bahía. De todos modos los jereces serán uno de los protagonistas de la carta de vinos.
La idea es también servir desayunos y meriendas. “Ahí también estamos trabajando en tener una oferta original con cosas muy típicas de la ciudad pero que aún estamos estudiando”.
Gaspar Sobrino define el local como “una taberna contemporánea donde confluyen los elementos y materiales decorativos tradicionales con el diseño actual. Mediante el tratamiento irreverente de los mismos, el resultado es una atmósfera novedosa y llena de tradición, un local en el centro de Cádiz donde trasladarse y dejarse rodear por la creatividad y la emoción”.
Sobrino se muestra muy ilusionado en trabajar por primera vez en la ciudad de Cádiz. “Es algo que me hacía ilusión señala”.
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