Abelardo de Carlos, el gran editor español del XIX nacido en Cádiz
Una biografía relata la intensa vida de De Carlos
Puso en marcha una de las grandes empresas de comunicación en la España de finales del siglo XIX
Fue pionero, también, en la edición de las tarjetas postales
El 25 de diciembre de 1869 salía a la calle el primer número de La Ilustración Española y Americana, editada en papel couché de gran calidad y con numerosas ilustraciones. La publicación no tardará en repetir el éxito que ya tenían las grandes revistas europeas, como la inglesa The Illustrated London News o la alemana Ilustrirte Zeitung.
La Ilustración, tendrá como hermana menor a La Moda Elegante Ilustrada, la revista de referencia en este sector, y se convertirá en el pilar de un grupo empresarial propietario de una gran imprenta, una papelera, una editora de libros y almanaques, además de contar con otras publicaciones para un público popular (como El Bazar y El Campo) y participar también en una sociedad internacional bajo el nombre de Unión de Prensa Hispano-Americana.
Todo ello será obra de un editor, Abelardo de Carlos Almasa, nacido en Cádiz el 3 de noviembre de 1822. Un hombre hecho a sí mismo, con una visión emprendedora única que formó parte de un selecto grupo de gaditanos que se convirtieron en referente de la Historia de la Prensa española durante el siglo XIX.
Desconocido, sin duda, para buena parte de la sociedad gaditana, ausente su nombre en el callejero de su ciudad natal, a pesar de su relevancia nacional e internacional en los albores de la comunicación moderna, ahora podemos conocer su historia gracias al trabajo de investigación realizado por dos de sus descendientes, Luis de Carlos Bertrán y Alicia Moreno de Carlos.
Los dos son autores del libro Abelardo de Carlos, el editor ilustrado, publicado por la editorial de Almuzara y que se presenta este jueves en un acto que se celebrará en la Casa de Iberoamérica a las siete de la tarde. Junto a los autores intervendrán en el acto José Joly, presidente y editor del Grupo Joly, y Manuel Pimentel, editor de Almuzara. Previamente, se descubrirá una placa en la que fue su casa en la Alameda.
Abelardo de Carlos formó parte de la Imprenta de la Revista Médica, donde fue gerente durante varios años y donde trabó amistad con Federico Joly y Velasco, entonces empleado de la empresa, de la que será propietario unos años más tarde, a la vez que ponía en marcha Diario de Cádiz. Junto a su relación laboral y de amistad al trabajar en la firma de la calle de La Bomba (hoy Ceballos), De Carlos y Joly tendrán en común comunicación empezando desde cero, sin apenas recursos, y que pusieron en pie editoras que forman parte eminente de la historia de este país.
Cuando Abelardo de Carlos falleció en 1884, con apenas 62 años de edad, en el número conmemorativo de La Ilustración se le recordaba como un hombre “vehemente y apasionado. Una vez decidido a realizar una empresa, marchaba al final como militar que va a un asalto impacientándose e irritándose contra los obstáculos y la calma de nuestro carácter nacional. Era, por su viveza, un andaluz; por su arrojo en los negocios, un norteamericano, y un inglés por la serenidad e indiferencia con la que soportaba las pérdidas más considerables”.
Ese “trabajador incansable”, le llevó a dejar la Imprenta de la Revista con una revista de su propiedad bajo el brazo: La Moda Elegante Ilustrada, nacida unos años antes en Cádiz, y a buscar nuevos retos en el Madrid convulso del final del reinado de Isabel II.
En Madrid adquiere El Museo Universal. La salva de la quiebra, pero aún más, la transforma en una publicación moderna, atrayente, extraordinariamente cuidada en su edición. Una revista ambiciosa que pronto será el referente en este tipo de publicaciones en España.
Para ello no dudará en contratar a los mejores ilustradores, sin duda el sello de la casa (en los archivos digitalizados de la Biblioteca Nacional se puede admirar la colección de la revista y la utilización de las ilustraciones como elemento para relatarnos la actualidad. Años más tarde, ya con la revista en manos de sus hijos, se apostará con el mismo tesón por la imagen fotográfica).
Junto a ello De Carlos quiso, y logró, editar una revista de gran calidad literaria. Los principales nombres de las Letras españolas del final del siglo XIX firmarán en sus páginas, eligiendo a José Fernández Bremón como el cronista de La Ilustración, con el encargo, algo inusual, de elaborar el artículo principal de cada número.
Cuidando los contenidos, cuidando la calidad de los grabados y de la edición de los mismos, De Carlos mimó también la forma de exponer la publicidad en sus páginas, como un elemento más de referencia de la misma, trabajando con las primeras agencias que comenzaban a nacer en el país.
Esta atención se concentrará en La Ilustración. La Moda Elegante, fundada en Cádiz en 1842 por Francisco Flores Arenas, que experimentará también una radical transformación en manos de De Carlos, hasta el punto de que tendrá lectores por medio mundo.
El afán innovador del empresario gaditano le llevará a adquirir la imprenta de Sucesores de Rivadeneyra, que modernizará con los más modernos equipos de impresión de la época, adquiriendo la papelera La Guipuzcoana, que más adelante se integrará como socio en La Papelera Española, creada por Nicolás de Urgoiti, otro de los grandes editores nacidos en el siglo XIX, que le facilitó la edición de libros y anuarios.
Estrechamente unido a su numerosa familia, sus hijos mayores dieron continuidad desde su muerte a la sociedad ‘A. de Carlos e hijos’.
Ellos recibieron como herencia una empresa referencia en el mundo de la comunicación fundada por un gaditano ilustre.
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