Las 27 Academias andaluzas rinden honores al historiador Manuel Bustos en Cádiz

Acto solemne en el Oratorio de San Felipe Neri

“Son herederas de una gran historia como centros del saber, al margen de los centros universitarios oficiales, anclados muchas veces en la rutina”, dijo el catedrático galardonado

Manuel Bustos Rodríguez, durante su discurso de agradecimiento, en el Oratorio de San Felipe Neri.
Manuel Bustos Rodríguez, durante su discurso de agradecimiento, en el Oratorio de San Felipe Neri. / Julio González
J. M.

23 de abril 2022 - 21:21

Cádiz/En una sesión solemne celebrada a partir de este mediodía en el Oratorio de San Felipe Neri, cuna de la Constitución de 1812, con la asistencia de numerosas autoridades académicas, el catedrático de Historia Moderna en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz desde 2004, actualmente jubilado, Manuel Bustos Rodríguez, recibió la Medalla de Honor del Instituto de Academias de Andalucía. El acto estuvo presidido por Felicidad Rodríguez Sánchez, directora de la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias, Letras y Artes de Cádiz y clausurado por Juan José García Machado, director general de Universidades de la Junta de Andalucía. También asistió el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, institución que cedió el uso del histórico inmueble.

La fecha de la entrega de tan importante distinción vino a coincidir con la de la conmemoración del fallecimiento de Cervantes y de Shakespeare, el Día Internacional del Libro y el Día de “nuestra querida Lengua Española, hoy tan maltratada”, recordó el galardonado, Académico Numerario de la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias y Letras de Cádiz, institución que presidió.

Después de una brillante y amena conferencia sobre Las Cortes de Cádiz y el debate parlamentario a cargo de su colega y compañero José María García León, Joaquín Ortiz Tardío, presidente de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras de Jerez, pronunció una resumida a la vez que muy prolija laudatio de la ingente labor docente e investigadora del catedrático de Historia Moderna y de sus valores personales.

El presidente del Instituto de Academias Andaluzas impone la distinción a Manuel Bustos.
El presidente del Instituto de Academias Andaluzas impone la distinción a Manuel Bustos. / Julio González

Nacido en Madrid en 1950 y vinculado a la Universidad de Cádiz desde 1981, Manuel Bustos ha impartido clases magistrales en diversas universidades y escuelas superiores de Bélgica, Alemania, Francia, Italia, Polonia, Argentina y Estados Unidos, es autor de decenas de libros, poseedor de prestigiosos premios nacionales e internacionales y colaborador de lujo del Grupo Joly.

"Estas instituciones sobreviven gracias a una sabia coordinación de tradición y capacidad de adaptación”

El catedrático manifestó su gratitud con la institución que aglutina a 27 Academias en territorio andaluz “por la concesión de esta Medalla de Honor que hoy me ofrece esta institución en este lugar histórico, centro de reunión de Las Cortes de Cádiz entre los años 1811 y 181, en medio de una España invadida y en guerra ¿Qué recuerdos de la actualidad reciente nos trae esto?”, se preguntó.

Manuel Bustos ofreció un discurso de profundo agradecimiento hacia la Real Academia Hispanoamericana, representada por su presidenta, y hacia sus compañeros académicos “por haber aceptado mi nombre en unión de las Reales Academias de Medicina y Cirugía de Cádiz, de San Dionisio de Jerez y San Romualdo de San Fernando para la obtención de este honroso reconocimiento que hoy tan generosamente se me entrega”. También tuvo emotivas palabras para “mi querido amigo Joaquín Ortiz Tardío y su equipo, por todo el empeño que ha puesto en esta concesión y por su generosísima laudatio”. Y por supuesto, para el propio Instituto de Academias de Andalucía, cuyo presidente, Benito Valdés Castrillón, le impuso la condecoración.

Público en el Oratorio de San Felipe Neri, durante el acto solemne.
Público en el Oratorio de San Felipe Neri, durante el acto solemne. / Julio González

El catedrático hizo un recorrido por su vida como académico desde que ingresase aquel o 6 de junio del año 1996 en la Hispanoamericana hasta su posterior integración en la Academia hermana de San Romualdo de San Fernando, la Academia de Europa, con sede en Londres, y ya más recientemente, como correspondiente de la Academia Nacional de Ciencias, Bellas Artes y Buenas Letras de Burdeos, creada bajo el reinado de Luis XIV en 1712, “cuyo discurso pronuncié justamente hace algo más de un mes”.

“Este trasiego por dichas academias me ha permitido obtener una visión, pienso que bastante completa, de lo que son en la vida social de las ciudades y territorios donde se ubican, siendo muchas de ellas un referente y un faro de cultura, a veces casi el único existente”, dijo Manuel Bustos.

"Muchas de ellas han sido en sus territorios un faro de cultura y, a veces, el único referente existente”

“Las Academias son herederas de una historia riquísima desde que iniciaran su andadura en aquel lejano siglo XVII en Inglaterra y Francia como centros del saber, al margen y en contraposición, frecuentemente, a los centros universitarios oficiales, anclados muchas veces en la rutina”, dijo el historiador.

El galardonado, junto a la mesa presidencial del acto, en la que estuvo el obispo Zornoza.
El galardonado, junto a la mesa presidencial del acto, en la que estuvo el obispo Zornoza. / Julio González

“Estas instituciones han perdurado hasta nuestros días gracias a una sabia coordinación de las tradiciones con la capacidad de adaptación a nuevas realidades. Y Andalucía, qué duda cabe, es una región con algunas de las academias españolas más antiguas”. Entre ellas citó las Reales Academias de Medicina, Santa Isabel de Hungría y de Buenas Letras de Sevilla; la de Bellas Artes de Cádiz; la de Nobles Artes de Antequera; la de Ciencias, Bellas Artes y Nobles Letras de Córdoba, la de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias y la de Medicina y Cirugía de Andalucía Oriental, en la ciudad de Granada. “Y no solo han resistido el paso del tiempo, sino que han engendrado nuevas hijas, como la Academia Malagueña de Bellas Artes, de Bellas Letras de Granada, la Academia Andaluza de Ciencia Regional, la Real Academia Sevillana de Legislación y Jurisprudencia o la Iberoamericana de Farmacia”, entre otras nacidas en los últimos 45 años, añadió.

En España citó la trilogía de Academias de la Lengua Española, de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando, "creadas todas ellas en la Villa y Corte durante el reinado de los dos primeros Borbones, en 1713, 1738 y 1752, respectivamente", como ejemplo de “la suerte de poseer en funcionamiento, prácticamente ininterrumpido, academias de origen muy temprano”.

“He tratado de contrarrestar ideas erróneas o ideologizadas acerca de nuestro pasado”

Al final de su intervención de agradecimiento por la concesión de la Medalla de Honor del Instituto de Academias de Andalucía, el catedrático de Historia Moderna Manuel Bustos hizo balance de su carrera, tanto en su faceta docente como en la investigadora, partiendo de su época como estudiante a finales de los años 60 del pasado siglo. “Aún recuerdo los agitados años de mis estudios en la Complutense, con sus estados de excepción, grandes carteles llamando a la manifestación colgados de las paredes, asambleas y cargas policiales, versión hispana del Mayo del 68 francés, coincidente este con mi primer curso de licenciatura”, rememoró.

He considerado la enseñanza, y en particular, la enseñanza de la Historia, como un instrumento único para dar a conocer al alumno cómo se ha forjado el mundo en que vive y cómo han surgido las ideas que lo presiden, partiendo de un tiempo de tantos cambios, incluido el de paradigma, como es la época que denominamos Moderna”, dijo el catedrático.

He tratado igualmente de contrarrestar ideas preconcebidas, con frecuencia inexactas, erróneas, ideologizadas o interesadas acerca de nuestro pasado. He querido desarrollar entre jóvenes y mayores la reflexión de una sana capacidad crítica. He sido exigente con ellos, a sabiendas de que nunca o casi nunca el destinatario de los conocimientos daría de sí voluntariamente todo lo que cabría pedir de él, buscando, como no, que a pesar de la reducción por parte del alumnado del nivel demandado, este diese a la postre el nivel exigible a un estudiante universitario”, añadió.

“Después de tantos años, son muchos los ex alumnos que pueden valorar y calificar los frutos que de este esfuerzo se hayan podido derivar. Siempre es una gran satisfacción para mi volver a encontrarme con ellos, muchos ya, afortunadamente en puestos de responsabilidad docente, investigadora, cultural e incluso política”, concluyó./ J. M.

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