Afanas de Cádiz trabaja para que el chaval sea "lo más independiente posible"

Educación

Su director, Rafael Roldán, considera “utópico” y “complicado” de aplicar un modelo que integre a los minusválidos psíquicos en el sistema educativo ordinario

El director de Afanas, Rafa Roldán, recibe a un alumno tras finalizar el camino de Santiago, en una imagen de archivo. / Lourdes De Vicente

Se avecina el inicio del período de matriculación en los centros educativos. Empieza la lucha fratricida entre la pública y la concertada. Todos quieren salvar sus unidades y sus centros y salen a la caza de un alumnado que se convierte en moneda de cambio y garante para la supervivencia de muchos colegios.

En Afanas llevan años viéndole las orejas al lobo. “El año pasado nos dieron un hachazo: nos quitaron una unidad y dos maestros fueron a la calle”, comenta Rafael Roldán, director de Afanas.

Llegó la Ley Celaa y llegaron las Naciones Unidas para recordarle a España que era necesaria la creación de muchas unidades en centros ordinarios, aulas específicas destinadas a alumnos con algún tipo de minusvalía psíquica “para que los alumnos estén estadísticamente integrados en el sistema educativo ordinario”.

Roldán es muy crítico y no tiene pelos en la lengua. Habla con el corazón y empuña la verdad a sabiendas de que nada tiene que ver con la demagogia o con el “bien queda” de las estadísticas.

Él llegó a un centro con 120 alumnos y ahora sobrevive sólo con 70. Cincuenta menos que le han supuesto la pérdida de niños, pérdida de profesorado y la pérdida de 50.000 euros que destinaban a mejoras y gastos corrientes.

En Afanas trabajan mucho las manualidades / Jesús Marín

“A pesar de ellos, la calidad sigue siendo la misma pero nos hemos visto obligados a desdoblar algunos servicios, por ejemplo, de logopedia.

¿Y a dónde fueron a parar esos 50 niños?”. Rafael Roldán pone por delante la bajada de la natalidad, “algo evidente”, pero a eso le suma la procreación de aulas específicas para chavales con algún tipo de minusvalía psíquica, con la consiguiente caída y cierre de muchos centros específicos del estilo de Afanas.

Es ahí donde se vuelcan ahora las administraciones dotando de recursos a esos centros ordinarios que acogen aulas específicas. “Las estadísticas le sonríen y dicen que en España hay no sé cuántos alumnos integrados. Estadísticamente porque realmente lo que hacen es entrar por otra puerta y poco más y, al final, más segregados no pueden estar, hacen el recreo en otro horario, el patio está casi siempre en otra zona del colegio”.

El director de Afanas reconoce que cree en la integración “hasta cierto punto. Lo peor es que llega un momento en el que ya empiezan a generar problemas porque no siguen el ritmo de la clase o cuando los chavales llegan a la pubertad y empiezan, entonces, a no ser tan bien aceptados, se detectan una serie de problemas de conducta y los chavales empiezan a no sentirse a gusto:se está creando un problema”.

Afanas cuenta con talleres específicos de corte y confección / Jesús Marín

Roldán asegura que “después hablas con los profesores de puertas para adentro y ves que esto no funciona. Está muy bonito, pero a mí que no me toque. Es demagogia pura. Si una persona con discapacidad no da mucha guerra, se lo quedan sin problemas en un aula ordinaria hasta que empiezan a surgir los inconvenientes”.

El director de Afanas alerta de que las discriminaciones se agravan cuando los chavales llegan a la ESO, “no por falta de profesionalidad del profesorado sino porque la sociedad es así:ya empiezan a no invitarlos a los cumpleaños y la integración se complica”.

Con esta idea de la integración muchos auguraron la desaparición de centros como el de Afanas porque “empezaron a no derivarnos alumnos y al final los que lo sufren son los propios chavales y sus familias”. Después la realidad se impone por sí sola, según Roldán y les llegan alumnos con 18 años que “nos preguntamos;¿qué han estado haciendo con estos niños en el instituto?

La oferta educativa de Afanas

La oferta educativa de Afanas la defienden grandes profesionales de la pedagogía terapéutica. Cuentan, además, con los Programas de Transición a la Vida Adulta y Laboral (PTVAL) pensado para los chavales de entre 16 y los 21 años. Aparte cuentan con los maestros técnicos de especialidades como carpintería, corte y confección, cerrajería o el aula de hogar, con entre cuatro y seis alumnos por aula. Estas aulas del hogar cuentan con todos los utensilios de una casa, su lavavajillas, su microondas, así como el mobiliario de una casa “para que aprendan a hacer algo tan sencillo como una cama o hacerse un desayuno”, según el director de Afanas, que recuerda que en su centro “trabajamos para que el chaval sea lo más independiente posible”.

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