El Alcatraz, el barco del arroz, que nunca estuvo perdido

El Alcatraz, más conocido como el barco del arroz, puesto de nuevo a flote.
El Alcatraz, más conocido como el barco del arroz, puesto de nuevo a flote. / Archivo Diario De Cádiz
15 De Febrero De 1958 Diego Joly

08 de diciembre 2017 - 02:04

L barco del arroz fue reflotado ayer en el puerto de Cádiz.

A primera hora de la mañana comenzaron en la dársena del puerto de Cádiz los trabajos para reflotar el vapor Alcatraz, de la matrícula gallega (Vigo), del armador Puebla del Caramiñal, que se había hundido en los últimos días del mes pasado con doscientas toneladas de arroz a bordo.

No hubo desgracias personales, salvándose los ocho tripulantes

La carga de arroz había sido ya previamente extraída y ayer, en las cercanías del muelle Generalísimo Franco, con una potente grúa y la intervención de varios buzos el Alcatraz fue embragado y sacado a flote. Tres bombas procedieron a achicar toda el agua del barco y desde las cinco de la tarde el llamado barco del arroz flotaba por sí solo. Poco más tarde, el Alcatraz fue desembragado y el remolcador Angela Comes se encargó de remolcarlo hasta la cercana playa de Puntales.

Allí se procederá al reconocimiento del estado del barco y a conocer el motivo de su hundimiento, posiblemente una vía de agua.

Por último, los propietarios del Alcatraz lo llevarán al Varadero para reparación. Las operaciones de puesta a f lote del vapor Alcatraz fueron presenciadas por numeroso público.

A las diez de la noche del pasado día 1 se hundió en nuestro puerto el vapor con doscientas toneladas de arroz. El Alcatraz estaba abarloado al buque Liberator cuando el marinero de guardia observó que estaba haciendo agua y que se hundía rápidamente. Comenzó a dar voces de auxilio, acudiendo solicitadamente el remolcador Gades, que arbolándose al costado del Alcatraz, salvó a los ocho tripulantes. El barco cargado de arroz tenía una importante vía de agua y se hundía a toda velocidad. El buque quedó hundido en el muelle a una profundidad de nueve metros. Inmediatamente actuó el Juzgado de Marina, instruyendo el hundimiento el capitán de corbeta José Coello que tomó declaraciones tanto al guardián del barco; Manuel Santamaría Vidal, como al primer maquinista, Manuel Muñiz, así como al resto de marineros.

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