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Cómo y por qué de un Año Jubilar

La iglesia de San Francisco será este año lugar de peregrinaciones para obtener la indulgencia plenaria concedida por el Papa con motivo de los 450 años de la fundación de Vera-Cruz

El altar extraordinario con los titulares de Vera-Cruz, recibiendo una petalada tras abrir la puerta santa el lunes.
Pablo-Manuel Durio Cádiz

16 de septiembre 2015 - 01:00

Está la ciudad y la diócesis completa celebrando desde la noche del lunes un acontecimiento inédito en su historia. La Santa Sede ha declarado Año Jubilar por el 450 aniversario fundacional de la hermandad de Vera-Cruz, algo que no había ocurrido hasta ahora y que convertirá la iglesia de San Francisco en centro de peregrinaciones hasta el 4 de octubre de 2016, cuando se dé por finalizado este acontecimiento extraordinario, que está cargado de una gran espiritualidad y responsabilidad para los cofrades de Vera-Cruz.

De la mano de uno de estos cofrades, asesor de la hermandad en asuntos litúrgicos, Javier Jiménez, nos adentramos en todo lo que significa y supone la celebración de este Año Jubilar.

Hay una diferencia fundamental entre un Año de Gracia, que es lo que hasta ahora más se conocía en la ciudad, y uno Jubilar. Básicamente, el Año de Gracia lo puede conceder el obispo, en función de alguna efeméride importante a nivel diocesano; es una conmemoración que se concede en la diócesis o en alguna localidad en concreto, con una indulgencias específicas. Y el Año Jubilar, por su parte, lo concede la Santa Sede, incluyéndose todas las indulgencias y gracias que se pueden obtener.

Quiere esto decir, por tanto, que es el propio Pontífice quien ha concedido este Año Jubilar a la cofradía gaditana como reconocimiento a sus cuatro siglos y medio de existencia.

"No se da así porque así", indica Javier Jiménez al referirse a esta concesión. La hermandad de Vera-Cruz hace meses que inició una larga tramitación hasta obtener el Decretum final del Vaticano. El primer paso es aprobar la hermandad esa intención de solicitar el Año Jubilar; a continuación, se precisaba el visto bueno de la comunidad en la que radica la cofradía (en este caso, los padres franciscanos, que se sumaron a la petición). Con este primer trámite, se envía la documentación al Obispado, "porque las instituciones de seglares no pueden ir a Roma sin pasar por su Obispado", precisa Jiménez.

En esa solicitud enviada al Obispado se incorporó un resumen de la historia de la hermandad y un proyecto detallado de todo lo que se va a celebrar en estos próximos doce meses, "tanto los actos cultuales como culturales, que también interesan en Roma", indica este cofrade de Vera-Cruz. El secretario canciller del Obispado (Andrés Muñoz) es la persona encargada de recibir la documentación y de analizarla y tramitarla. Dentro de este trabajo, hasta tres entrevistas personales con cofrades de esta hermandad tuvo el canciller, para conocer con detalle la propuesta. Finalmente, el Consejo Diocesano aprobó la solicitud y la envió a Roma.

Ya en este punto, es la Penitenciaría Apostólica quien recibe la documentación, al ser la encargada de gestionar las indulgencias papales. En el mes de marzo se recibió allí la petición de la cofradía avalada por el Obispado, y no fue hasta el 25 de agosto cuando el cardenal penitenciario mayor (Mauro Piacenza) firmó el decreto aprobando el Año de Gracia y el modo de conseguir las indulgencias plenarias.

A este decreto se le ha sumado otro dirigido especialmente al obispo Rafael Zornoza, en el que se le concede la facultad de otorgar la bendición papal con indulgencia plenaria en una fecha que él decida a lo largo del jubileo. Pendientes ahora de concretar esa fecha, Javier Jiménez explica que este decreto viene a significar que "el Santo Padre quiere hacerse presente de alguna forma en el jubileo y delega en el obispo la bendición", que además ese día se imparte en una ceremonia especial.

El Año Jubilar está destinado, en última instancia, a que el fiel obtenga la indulgencia plenaria. Esto significaría la limpieza de cualquier mancha del alma, lo que evitaría el tránsito por el purgatorio después de la muerte, que es algo que no se consigue mediante la confesión (que perdona el pecado terrenal pero no interviene en el alma). Para conseguir esta gracia concedida especialmente a la hermandad de Vera-Cruz por el Papa, hay que hacer lo siguiente: visitar la capilla de los titulares de esta cofradía en forma de peregrinación (esto es, con el ánimo de ganar esa indulgencia); asistir a alguna ceremonia jubilar que celebre la hermandad o, en caso contrario, dedicar un tiempo de la visita a la meditación; rezar por las intenciones del Papa y finalizar la visita recitando un Padrenuestro, un Credo y piadosas invocaciones a la Virgen de la Soledad. Además de todo esto, hay que recibir la comunión eucarística ese día (ya sea en San Francisco o en cualquier otro templo de la ciudad) y confesarse dentro de los siete días precedentes o posteriores. Además, el decreto del Vaticano permite que todo esto se haga también para ganar la indulgencia aplicándola a algún difunto.

Todo ello, lógicamente, accediendo a San Francisco por la Puerta Santa que se abrió en la noche del lunes. "Según el rito, en el que se roció toda la puerta con agua bendita, la puerta se convierte en santa hasta el 4 de octubre de 2016, y por ahí es recomendable que se acceda para ganar el jubileo", indica este cofrade miembro de la comisión de culto de este aniversario, que además precisa que las lonas colocadas a ambos lados responden a la necesidad de que "la puerta esté debidamente señalizada para que el peregrino sepa por qué puerta acceder".

Para lograr o facilitar que los hermanos y los fieles en general obtengan esta indulgencia, la cofradía se convierte en receptora de peregrinos en estos meses. En este sentido, se procurará que al menos todos los días haya un confesor en San Francisco, que se ampliará en número cada vez que haya un acto o culto de la hermandad. También habrá muchas celebraciones religiosas que finalizarán con el rezo de la oración del Año Jubilar en la capilla de la hermandad.

También tendrán los peregrinos que obtengan la indulgencia una patente que certifique esa participación en el Año Jubilar y que se expedirá en el momento. Y en la capilla tendrán a su disposición un libro de firmas en el que inmortalizar su asistencia.

De manera paralela, la hermandad está concertando una serie de peregrinaciones colectivas de hermandades y otras entidades que a lo largo de los próximos trece meses visitarán San Francisco para sumarse al Año Jubilar y ganar las indulgencias que se obtienen como acción de gracias de este 450 aniversario fundacional.

"Es una celebración de un ánimo espiritual enorme, un reto muy importante el que asume Vera-Cruz con este año jubilar; de alguna forma, la hermandad promueve con ello la salvación de las almas", concluye Javier Jiménez.

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