Avispado mata al torero Paquirri en la plaza de Pozoblanco

Portada de Diario de Cádiz sobre la noticia de la muerte y entierro de Paquirri.
Portada de Diario de Cádiz sobre la noticia de la muerte y entierro de Paquirri. / Archivo Diario De Cádiz
27 De Septiembre De 1984 Diego Joly

11 de septiembre 2017 - 02:02

N toro negro, de Sayalero y Bandrés, de nombre Avispado acabó ayer tarde en Pozoblanco con la vida del torero gaditano Francisco Rivera Paquirri. A su primer enemigo le había cortado una oreja. Cuando se disponía a llevar al caballo a su segundo toro, éste le enganchó por el muslo derecho manteniéndolo en el aire durante algunos segundos, cortándole la femoral y la safena. Una cogida de muerte. "Atadme algo, que me desangro", gritó a su cuadrilla. Uno de los peones le rodeó el muslo con su corbatín. Ya en la enfermería, Paquirri le dijo al médico: "Tranquilo, doctor, tranquilo. Tengo dos trayectorias. Haga lo que crea necesario. Estoy en sus manos". Eran sus últimas palabras. El médico de la plaza, al reconocer al herido, ordenó su traslado inmediato en una ambulancia a Córdoba. Por el camino, fallecía Paquirri. Eran las diez menos veinte de la noche. Francisco Rivera tenía 36 años y había nacido en Zahara de los Atunes. Su familia ha ordenado que el cadáver del torero sea trasladado a Sevilla, aunque se desconoce si será allí enterrado o en Barbate.

Sevilla y la afición taurina dieron un emocionante y multitudinario adiós al torero gaditano Francisco Rivera Paquirri. La comitiva fúnebre salió del domicilio sevillano del fallecido para marchar a la parroquia donde tuvo lugar la ceremonia religiosa. Posteriormente la comitiva se dirigió a la Maestranza, donde una impresionante muchedumbre aguardaba la llegada del cadáver de Paquirri . "Torero, torero", gritaba la multitud que rompió los cordones de seguridad en invadió el ruedo de la Maestranza. Miembros de la cuadrilla y compañeros de Paquirri dieron una lenta vuelta al ruedo con el féretro a hombros, saliendo finalmente por la Puerta del Príncipe. La esposa del torero, Isabel Pantoja, estuvo todo el tiempo detrás del féretro. En el cementerio aguardaban más de diez mil personas, que ocupaban los sitios más inverosímiles. Sobre la tumba de Paquirri fueron depositadas cientos de coronas.

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