Bando de un alcalde ‘rockero’ contra el estruendo durante las fiestas
Enfoque de Domingo | Contaminación acústica
Promotor e impulsor de las fiestas de una ciudad inmersa en la Movida, Enrique Tierno Galván no olvidaba en sus bandos el derecho al descanso de sus vecinos
Cádiz/“Esta Alcaldía Presidencia ha observado que los ruidos de esta Villa y Corte aumentan hasta hacerse intolerables. Jóvenes sin escrúpulos, que gustan de ostentar prepotencia y mostrarse ante sí mismos y los demás superiores a cualquier norma y acatamiento, vociferan con tal estruendo o producen tales ruidos con las máquinas de correr que llaman motocicletas, que impiden el sueño apacible y reposado que el trabajo cotidiano de nuestros vecinos requiere. Agavíllanse en ocasiones estos jóvenes, por lo común adolescentes, para que el número aumente el estruendo y fortalezca la impunidad de su deplorable conducta”. Quien así hablaba a lo madrileños no era un regidor del siglo de Oro español escapado de algún episodio del Ministerio del Tiempo, sino don Enrique Tierno Galván en un bando dirigido a sus vecinos en julio de 1981.
“A veces, no ya los jóvenes, sino los adultos, caen en parecido incivismo y descuido alzando inconsiderablemente la voz de los ingenios que reproducen el sonido, mientras tienen los postigos y las vidrieras de ventanas y balcones abiertos, con lo que perturban, particularmente de noche, la sensibilidad y el ánimo de los vecinos, moradores o viandantes”, añadía el Viejo Profesor.
“No faltan tampoco quienes hablan con voz estentórea, gritan o anuncian mercancías, o tocan instrumentos musicales sin el debido y solícito recato, molestando a quienes duermen sobre todo en las horas de descanso que corresponden a la siesta”, denunciaba Tierno Galván.
“Por cuyas razones, velando por la paz y el sosiego de esta Villa, encarezco a sus habitantes cuiden de su comportamiento para no añadir a las molestias y congojas que toda ciudad grande ocasiona, las que nacen de la mala educación y poco civismo”, concluía el mítico alcalde socialista. El mismo que definía los atascos de su gran ciudad como “desmedido número de carruajes en movimiento” y las calles peatonales como “calles de un solo andar”, pero que tampoco dudaba en llamar al disfrute de las fiestas con aquel ochentero: “Rockeros, el que no esté colocado que se coloque...y al loro”.
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por FSIE