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¿El Beato Loring?

Un grupo de gaditanos pide a Zornoza el inicio de la causa de beatificación del sacerdote jesuita

El Obispado rechaza por ahora abrir el proceso diocesano

El jesuita Jorge Loring, en su despacho de la calle Arbolí / Julio González

El sacerdote jesuita Jorge Loring dedicó buena parte de su vida a trasladar sus conocimientos a través de libros (algunos de los cuales suman más de un millón de ejemplares vendidos) y conferencias (prácticamente por todo el mundo, especialmente en España e Hispanoamérica), destacando su dedicación a la Sábana Santa y quedando muy marcada en la ciudad los años que estuvo destinado en la comunidad jesuita de Cádiz, en la iglesia de Santiago. Ese impacto que tuvo sobre la ciudad se quiere devolver ahora con una aspiración de un grupo de fieles católicos: beatificar al sacerdote del que se acaban de cumplir seis años de su fallecimiento (el día de Navidad de 2013).

Esta propuesta ha sido ya incluso objeto de una primera petición a la Iglesia diocesana, que de momento no va a tramitar cuestión alguna a este respecto. En concreto, este grupo de fieles gaditanos elevó petición al obispo el pasado mes de octubre, solicitando entonces una reunión en la que exponer su inquietud respecto a Jorge Loring Miró, del que destacan que en su dilatada vida “todos los que le conocimos tenemos el convencimiento y la enorme dicha de haber conocido y tratado a un santo”, asegurando que más allá de la admiración personal existe “una auténtica devoción hacia su inmensa obra y hacia su persona”.

El Obispado contestó a este primer intento de iniciar la causa de beatificación de forma negativa, estimando “que no procede abrir por el momento el proceso diocesano de santidad del Padre Jorge Loring Miró”.

De un lado, el Obispado –en escrito firmado por el vicario judicial y juez delegado para las Causas de los Santos, Pedro Velo– recuerda que el Papa Benedicto XVI ya indicó a los obispos que al decidir qué causas merecen ser iniciadas “sopesarán ante todo si los candidatos a los altares gozan realmente de una sólida y extendida fama de santidad y de milagro o martirio”. Y puntualiza que por fama de santidad “se ha de entender la opinión extendida entre los fieles acerca de la pureza e integridad de vida del siervo de Dios y acerca de que este practicó las virtudes en grado heroico”. “En consecuencia, no se podrá iniciar una causa de canonización si falta una fama de santidad comprobada, aunque se trate de personas que se han distinguido por su coherencia evangélica y por méritos especiales en la Iglesia y en la sociedad”, añade el escrito del Obispado.

Respecto al caso de Loring, considera el Obispado que “aun siendo importantes las gestas realizadas y ejemplarizante su vida”, el recuerdo de este sacerdote jesuita “está sólo entre algunas personas que le conocieron, pero ha quedado diluido en la diócesis, donde no existe recuerdo ni devoción particular entre los fieles”, por lo que considera que iniciar un proceso de beatificación ahora sería “artificial, lo que está totalmente prohibido”.

Además de esto, el obispo diocesano traslada a los proponentes de la beatificación que la Compañía de Jesús, orden religiosa a la que pertenecía Loring, no haya tomado la iniciativa de este proceso y haya rechazado también incorporarse como parte actora, siendo “la institución que debe tener el conocimiento necesario para estimar y valorar la apertura de un proceso de santidad a uno de sus miembros”.

Efectivamente, los proponentes reconocen en su escrito de octubre que los jesuitas los habían derivado a la diócesis de Málaga, al ser allí donde falleció Loring; y esta diócesis vecina también se lavó las manos al respecto indicando que el hecho de que Loring falleciera en Málaga era algo “accidental”, por lo que derivó a su vez la cuestión a Cádiz, “donde Loring desarrolló fundamentalmente su labor pastoral”. “Esto es un indicio de que en su propia institución religiosa no goza de fama de santidad”, concluye a este respecto Rafael Zornoza.

Pese a la negativa a iniciar el proceso, el Obispado anima a los proponentes a seguir “trabajando y avivando la fama de santidad” del Padre Loring, “dando a conocer su vida y sus virtudes por medios legítimos”. Y para ello les ha planteado la confección de estampas, o la publicación de boletines informativos periódicos que difundan su biografía. “Sólo entonces, cuando se esté cerciorada la existencia de la fama de santidad, de las gracias y favores y de la importancia eclesial de la causa, el obispo podrá evaluar si procede la apertura de la causa en fase diocesana”, concluye el Obispado.

Y son precisamente estos objetivos de publicar una biografía del sacerdote jesuita así como unas estampas devocionales los que ahora se marcan las personas que están detrás no solo de beatificar al Padre Loring, sino también de su santificación. El beato de la Sábana Santa.

Una pastoral universal salida de Cádiz

El jesuita Jorge Loring es conocido por algunos como el apóstol de internet, ya que posiblemente fue uno de los adelantados en el uso de esta tecnología puesta al servicio de la difusión, en este caso de textos y enseñanzas religiosas. Esa conquista de internet pudo ser su último gran salto de una dilatada carrera pastoral que siempre tuvo Cádiz como punto de partida. No porque este sacerdote fuera gaditano de nacimiento (Barcelona, 1921), sino porque su primer destino como jesuita tras su ordenación en 1954 fue la capital gaditana, en la que permanecería hasta pocos años antes de su fallecimiento (el 25 de diciembre de 2013).

Con el convencimiento de ser sacerdote desde su juventud, después de haber estudiado en un colegio marianista y en el jesuita de El Palo (en Málaga), en su primer destino se le encomienda impartir catequesis en un cuartel militar y en el Penal de El Puerto de Santa María; y esto lleva a Loring a empezar a preocuparse por una formación que le lleva a escribir su gran obra, Para salvarte, un libro que ha superado el millón y medio de ejemplares vendidos y que está traducido en varios idiomas.

Tras estas catequesis, el siguiente paso de Loring fue los astilleros de la Bahía, para cuyos trabajadores impartía charlas y conferencias que luego se fueron repartiendo por el territorio nacional (desplazándose en una moto Vespa y años más tarde en un Mini) y que acabarían incluso cruzando el Atlántico para impartirse en varios países de América, donde también cosecharía bastante éxito este sacerdote.

La televisión fue otro de los soportes en los que se apoyó Loring, que ya en época avanzada de su labor pastoral descubrió internet y la facilidad para hacer llegar sus mensajes, textos y estudios a todo el mundo sin necesidad de salir de la pequeña oficina que tenía en la calle Arbolí. En Cádiz capital. “Mi primer destino como sacerdote fue Cádiz, desde entonces estoy aquí y creo que en ninguna parte del mundo estaría tan bien como estoy en esta ciudad”, decía el propio Loring en una entrevista concedida a este periódico en 2005, el año que fue distinguido como Hijo Adoptivo de la ciudad desde la que escribió su obra y llevó sus mensajes a todo el mundo.

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