Bienvenido, Míster ‘Carnival’
Alta actividad en navantia
La ciudad comienza a notar la llegada de los 5.000 trabajadores extranjeros que faenan en la reforma del crucero
Los taxis no dan abasto y hay colas para comprar tarjetas de internet
Son las siete y media de la tarde y la Avenida de Astilleros, vulgo carretera industrial, parece por fin eso. Una continua riada de trabajadores, la mayoría con sus tarjetas colgadas al cuello, sale de la factoría de Navantia en grupos cada vez más numerosos después de una dura jornada laboral. El vigilante al mando del control de salida y entrada no da abasto. “Hay días que ni puedo bajar la barrera”, dice.
La salida del dique es como una feria de autobuses entrando y saliendo, de taxis a la espera de clientes, algunos todavía con el mono y el casco puestos, y de coches en caravana. La entrada del turno de la mañana, a las 7:00, es aún peor porque a esa hora no ha terminado de salir el de noche. Y los problemas de aparcamiento empiezan a ser desesperantes, comentan algunos de los españoles.
Desde el martes pasado unos 1.500 trabajadores de subcontratas de la zona y entre 4.000 y 5.000 empleados desplazados directamente por el armador hasta Cádiz faenan a contrerreloj en la reforma integral del Carnival Triumph Carnival Triumph, que debe estar listo en 40 días y que saldrá de la ciudad como Carnival Sunrise. Cuarenta días en los que una población equivalente a la de Alcalá de los Gazules o Benalup-Casas Viejas procedente de casi una veintena de países disfrutará de sus ratos de ocio en la ciudad, generando una repercusión económica que habría mejorado, sin duda, si se hubiesen alojado en hoteles, en vez de en los dos ferris que se ha traído la naviera. Y que se habría multiplicado miles de veces, bien es cierto, si el armador hubiese optado por la subcontrata de más empresas locales, como apunta a pie de calle un especialista naval gaditano con un buen empleo desde hace algún tiempo en el astillero de Gibraltar. “Navantia lo que ha hecho es alquilar el dique”, dice.
Pero como esto no pretende ser una sesuda proyección económica, a sólo seis días de la llegada del Carnival, centrémonos en los primeros sectores que se están viendo beneficiados por esta avalancha multinacional de privilegiados currantes. Porque si bien los turnos de 12 horas no dejan mucho tiempo libre, los altos salarios dan para gastar después de mandar dinero a casa.
Los primeros beneficiados, los servicios discrecionales de autobuses, que están llegando repletos a la factoría desde los aeropuertos más cercanos. Y seguirán llegando. A sólo seis días de la llegada del Carnival, es muy pronto para saber en qué medida se habrá incrementado el volumen de servicios.
Lo mismo pasa con los taxis. Rafael Reyes, presidente de Radio Taxi, que aglutina a más de 125 vehículos en la ciudad no tenía todavía el viernes datos precisos. Pero que la demanda de taxis a la puerta de la factoría se ha disparado resulta obvio. Hasta el punto que los taxistas necesitan que se habilite una parada más grande, una reivindicación que han hecho llegar al Ayuntamiento a raíz de la construcción del carril bici en la Avenida de Astilleros y que no termina de encontrar respuesta.
La mayor parte de las carreras son al centro histórico, pero también al centro comercial cercano, al Paseo Marítimo y a Río San Pedro y Tres Caminos, en Puerto Real. Y es que muchos de los especialistas –hay electricistas, carpinteros, fontaneros, pintores...– de las subcontratas extranjeras se están aprovisionando de materiales en una gran ferretería industrial de la barriada puertorrealeña y en Leroy Merlin, según apunta Reyes.
La mayoría de los clientes son de países de la Europa del Este (Ucrania y Rumanía, principalmente), pero también hay italianos, alemanes, británicos, polacos, croatas, peruanos e indonesios y filipinos, la mayoría de estos últimos, miembros de las tripulaciones del crucero y de los dos ferris que están sirviendo como hoteles. Los primeros trabajadores del Carnival Triumph, además, han venido a coincidir con los del Marella Explorer II, que está a punto de abandonar el astillero gaditano. En su reforma han intervenido muchos procedentes de Centroamérica.
Otro punto de gran concentración de tripulantes y especialistas es el locutorio de la esquina de Lázaro Dou con el Palacio de Congresos. “Dos o tres barcos como estos vienen a salvarnos el año”, confiesa su propietaria, Rosario Carrascosa. “Se está notando muchísimo. Si no fuera por las reparaciones, que suelen llegar una o dos en doce meses, el negocio iría fatal, porque levantan el resto del año”.
Lo que más solicitan son tarjetas de internet para móviles para usar fuera del barco, donde sí que tienen wi fi”, cuenta la propietaria del locutorio. Con todo, no es raro verlos pillándola en cualquier esquina o terraza de bar con buena cobertura. Se suelen gastar de siete a diez euros por una tarjeta mensual de 7 gigas. En horas, punta, a partir de las siete de la tarde, hay colas. Hasta el punto de que Rosario ha tenido que habilitar otro mostrador con otro ordenador para poder activar las tarjetas y cubrir los descansos de las tres personas de la plantilla.
La hostelería es otro de los sectores que se está beneficiando y se va a beneficiar de este gran contingente multinacional de trabajadores navales concentrado en tan solo cuarenta días. Aquí se reparten, claro está, en función de gustos y costumbres gastronómicas. Los tripulantes del Sudeste asiático suelen decantarse por la comida rápida callejera, mientras que italianos, alemanes y ucranianos prefieren cualquier bar o restaurante con carnes y un buen grifo de cerveza.
De hecho, a partir de las ocho de la tarde, la terraza del Mundo Kebab, en el edificio El Trocadero, se llena, al igual que las de la Plaza de la Catedral. Precisamente allí, en La Barrica, tripulaciones y trabajadores navales de todas las nacionalidades establecieron hace años un punto de encuentro que se van recomendando. En menor medida también lo está notando los restaurantes y bares de la calle Plocia.
Parece claro que el comercio se beneficiará también de la larga estancia de los trabajadores del Carnival, al que sucederá a finales de abril el crucero The World.
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