El Cabildo barajó varias opciones para construir la nueva Catedral

los precedentes a la llegada de acero

P-M. Durio / Cádiz

02 de octubre 2012 - 01:00

La necesidad de construir una nueva Catedral en la ciudad empezó a plantearse en la primera mitad del siglo XVII. Juan José Jiménez Mata explicó ayer que el territorio y la población gaditana empezó entonces un proceso de ampliación que casi la duplicó en poco más de cincuenta años -de 22.000 habitantes en 1645 a 42.000 en 1718, afirmó-, provocando "que la Catedral Vieja se considerara inadecuada" y empezaran a surgir ideas y proyectos para construir la nueva. Esto se apoya también en el enriquecimiento de la ciudad en esos años fruto de la actividad en la mar y el asentamiento de muchos comerciantes.

Desde esos instantes hasta que en 1721 se contrata a Vicente de Acero para construir el actual templo, varias son las opciones que se barajaron sobre la edificación. En 1644 localiza Jiménez Mata la primera referencia en el Cabildo Catedral a esa necesidad de levantar un nuevo templo.

Una de las opciones que se barajaron fue construir la Catedral en el entorno del barrio de El Pópulo. Según un plano localizado por el propio Jiménez Mata, se planteó su ubicación en el entorno de lo que hoy es la plaza de San Martín, a pocos metros de Santa Cruz. Esta localización abarcaba varias edificaciones, que tendrían que ser derribadas para llevar a cabo el proyecto.

También estuvo estudiándose la posibilidad de actuar sobre la propia iglesia de Santa Cruz, todavía Catedral en aquellos tiempos, mediante una ampliación que permitiera tener las dimensiones oportunas para albergar la actividad y el número de personas que se entendía que requería en esos tiempos una catedral en Cádiz.

Esta segunda opción tampoco salió adelante, no se saben bien los motivos. Finalmente, será la ubicación que se conoce la que se apruebe por el cabildo religioso y por el civil.

Y esta opción supuso, a su vez, la revitalización o la mirada de toda una ciudad a un frente hasta entonces olvidado. Explica Jiménez Mata que todo el perímetro del Campo del Sur no era para nada tenido en cuenta hasta entonces. Se trataba de un barranco de tierra nada cuidado. La preocupación de la ciudad estaba en el frente de la Bahía, con el puerto como referencia y la actividad marítima como plato fuerte del peso social y económico de toda la ciudad. Por eso, los edificios entonces miraban a la Bahía y todo se proyectaba de cara a ella.

Con la decisión del Cabildo Catedral se iniciaría la construcción de una nueva fachada de la ciudad, la del frente Atlántico, que tendría posteriormente en el templo diocesano la principal referencia.

De estos datos y planteamientos que el Cabildo Catedral hizo de cara a la construcción de ese nuevo templo, Jiménez Mata destaca una voluntad firme "de transformar la ciudad a la hora de construir la Catedral". Así, al igual que ocurría con la opción de levantar el templo en El Pópulo, la decisión finalmente tomada de emplazar el edificio en el conocido como Barrio de las Escuelas -por la presencia allí de los jesuitas- también necesitó de la desaparición de muchas viviendas que había en esa zona, y que en los años anteriores a la colocación de la primera piedra tuvieron que ser objeto de operaciones para que la Iglesia adquiriera esas casas y las derribara posteriormente.

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