Sentido homenaje en Cádiz a Lola y Leo, dos de los fallecidos en el accidente del autobús

Tan sólo hicieron falta diez minutos. A las siete en punto, un piano y varios atriles era lo único que habitaban en un salón de actos en el que lo habitual es escuchar música que evoque a los sentidos. Pero esta vez todo era distinto. En sólo diez minutos el auditorio del Conservatorio de Música ‘Manuel de Falla’ se llenó. Se llenó de compañeros, profesores, amigos y familiares de Lola y Leo, los dos jóvenes que perdieron la vida en el trágico accidente que el pasado 9 de octubre dejaba la ciudad congelada y que ponían el nombre de Cádiz en las páginas de sucesos de los principales medios nacionales e incluso internacionales.

Un accidente se llevó por delante la vida de cuatro persona, entre ellas la de Leo y Lola, alumnos de quinto curso del grado profesional de guitarra y violín. Y este jueves fueron estos, sus compañeros y profesores, los que quisieron poner música a una despedida que se hizo difícil para todos.

Las siete no era hoy mala hora. Era un buen momento. Posiblemente el mejor momento para este homenaje en el que los auténticos protagonistas fueron Leo y Lola, Lola y Leo que, como ha quedado más que patente, no caerán en el olvido, al menos para los jóvenes y futuros músicos que compartieron con ellos aulas, salas, salones, auditorio y, en definitiva, el Conservatorio.

Fue Miguel Garrido, director del Real Conservatorio Profesional de Música de “Manuel de Falla” de Cádiz, quien tomó la batuta de este homenaje.

Los padres de Leo sí sacaron fuerzas de donde no las tenían y estuvieron presentes en el homenaje, pero no los padres de Lola que, desde Sevilla, enviaron un emotivo escrito.

Garrido se planteó en su breve discurso lo difícil que era seguir viviendo después de haber perdido a un ser tan querido como es un hijo o una hija, pero, a su vez, se cuestionó cómo habrían querido Leo y Lola “que nos sintiéramos hoy en este acto. No querrían vernos abatidos y tristes porque nunca se quiere ver sufrir a las personas que se quiere. Lola y Leo no habrían querido que éste hubiera sido un día triste”.

Miguel Garrido quiso aprovechar la ocasión para dar las gracias a todos los que contactaron los días posteriores al accidente con el centro para mostrar su solidaridad así como a las autoridades políticas que asistieron al acto.

Palabras de emoción y música fueron los elemento esenciales de este acto, “una música que entre sus muchas propiedades está su poder para evocar las emociones”, según el director de este centro educativo.

Y fueron varios de los alumnos, Julia, Claudia, Abraham y Marta, los que quisieron dedicarle a sus dos compañeros fallecidos en el accidente unas emotivas palabras que reflejaban la forma de ser de Lola y Leo y sobre la huella que dejaron en ellos y en este centro en el que no caerán en el olvido.

"Me recibiste con una sonrisa y así te recordaré"

“Nos gusta recordarlos con una sonrisa, tal y como se merecen”, comentaba una de sus compañeras. Otro, Abraham, recordaba como Leo fue una de las primeras personas que conoció “y me recibiste con una sonrisa como si nos conociéramos de toda la vida”.

Todos ellos destacaron las grandes dotes musicales que demostraron siempre los dos homenajeados, a la vez que ensalzaban momentos vividos con Lola y Leo:“el viaje a Francia, las audiciones, nuestras meriendas... Siempre eran capaces de sacarnos una sonrisa cuando parecía que el mundo se nos caía encima”.

“Tu risa se seguirá escuchando en los pasillos. Jamás olvidaré a alguien como Lola”, dijo emocionada una de las compañeras antes de afirmar con rotundidad que “ellos no habrían querido nunca que se parara la música”. Además, estos alumnos del Conservatorio de Cádiz quisieron darles las gracias a los profesores que “nos han ayudado a sobrellevar estas pérdidas”. “Gracias. Siempre seréis eternos”, finalizaron su sentida intervención.

Tras estas palabras, un grupo de alumnos y profesores interpretaron varias piezas musicales a piano, violín, violonchelo y guitarra con las que quisieron darles ese último adiós a unos compañeros que, tal y como ayer quedó demostrado, “no olvidaremos jamás”.