La librería encantada

Cádiz Oculto

Uno -o varios- fantasmas vagan presuntamente por el establecimiento que Florencio Ríos 'ZOCAr', conocido como Chencho, tiene en Jerez

Florencio Ríos 'ZOCAr', conocido como Chencho, en la puerta de su librería. / Juan Núñez Sotelo
José Manuel Serrano Cueto

06 de diciembre 2019 - 20:49

Erase una vez, en un año indeterminado entre finales del siglo XIX y principios del XX, que un pintor de Cádiz, José Montenegro y Capell, se afincó en Jerez de la Frontera para dedicarse a su arte, y, sobre todo, al alcohol y el vagabundeo. Era Montenegro un artista (auto) marginado, de vestimenta negra y "cambayás" perpetuas, que formaba parte del paisanaje urbano jerezano. Falleció, destrozado por la priva, en el hospital de Santa Isabel el 14 de marzo de 1929. Ya en vida le rodeó cierto halo de leyenda, pero esta ha tomado una variante paranormal en nuestros días a través de otro pintor: Florencio Ríos 'ZOCAr', conocido en las distancias cortas como Chencho, que, como él, marchó de Cádiz a Jerez en busca de nuevos rumbos.

Hace cuatro años, Chencho abrió en Jerez una librería de viejo, Planeta ZOCAr, donde miles de libros se apilan a la espera de que algún lector les sople el polvo. El domingo 1 de diciembre se emitió en RNE el programa Espacio en Blanco, donde el librero mantiene una charla con Miguel Blanco sobre la fantástica historia de un fantasma, o dos, que presuntamente vagan por la librería. El local está situado en un bloque de pisos en la parte trasera del Palacio del Conde de los Andes (también conocido como Palacio del Virrey Laserna). Desde la gerencia de tan histórico edificio nos aclaran que ese bloque de pisos se construyó sobre las antiguas cuadras del palacio, y añaden: "El restaurante El bichero, junto al bloque, era las antiguas cocheras donde se guardaban los coches de caballos. De hecho, durante años hubo ahí una tienda de antigüedades que se llamaba Las cocheras".

Hace cuatro años, poco después de abrir, Chencho recibió la visita de un señor octogenario. Este le comentó que, donde se encuentra la librería, se levantaba antaño la Posada de la Paz, ubicación que decía conocer muy bien porque se identificó como el nieto del posadero. El visitante añadió que, en aquella posada, estuvo recogido Montenegro y que, al contrario de lo que se cree, el pintor falleció allí mismo y no en el hospital. ¿Murió Montenegro donde hoy se encuentra Planeta ZOCAr? ¿Pudiera ser el fantasma del pintor quien provoca cierto desbarajuste en los libros? Según Chencho, en sus veinticinco años de librero jamás se le había caído una pila de libros, dato que él destaca.

En Espacio en Blanco, y para una entrevista que le he realizado esta misma semana, se refiere a tal asunto: "Cuando entré en la librería, hace cuatro años, se empezaron a caer los libros. Los dos primeros años se caían una o dos pilas diarias. Llegaba de la calle para abrir y me las encontraba en el suelo. En cambio, los dos últimos años no ha pasado ya en ningún momento. Yo soy muy escéptico. Al principio le intentaba dar una respuesta lógica, pero, que los dos últimos años no se cayeran, me hizo ver que pasaba algo extraño. No he sido el único que nota cosas extrañas, más personas lo han hecho. Ante la duda he estado consultando a sensitivos y médiums. Estos dicen, sin dudar, que hay dos puntos extraños en la librería. Uno produce, dicen, mucho frío y el otro que tiene una alta densidad". Un día, una cliente le confesó a Chencho que había visto un fantasma en la librería y que estaba completamente vestido de negro. ZOCAr pensó que podría tratarse del fantasma de Montenegro.

Chencho cree que en la librería no hay un fantasma, sino dos. A uno de ellos lo vio él mismo en la puerta de entrada. Llevaba un peinado largo y no tenía nada ver con Montenegro: "Vi una persona transparente. Me recordó a un holograma. Nunca había visto cosa igual. Lo vi durante cinco segundos. No sé lo que sería, yo no entiendo de este tema. Lo que sí te puedo decir es que no era normal. Una médium, Mara, que estuvo dando una conferencia en la librería, me dijo que podría haber más de siete fantasmas, y que lo mismo era un portal". En su entrevista, Miguel Blanco le pidió a Chencho que le pusiera al fantasma algo de beber. Así lo hizo y esto fue lo que sucedió: "Los tres primeros días no pasó nada, el tercero bajó el volumen tres dedos. Quizás pudo ser evaporación". Muy posiblemente.

Ante su narración, que tiene más intríngulis de lo que Chencho me permite contar, le comento que se pudiera pensar que quiere llamar la atención sobre su librería: "Soy una persona sincera y honesta. Si no ocurriera nada, no me lo inventaría, pero si ocurre, claro que lo aprovecho". Así de claro.

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