Cádiz asciende a la categoría de puerto base de cruceros
Marítimas Cádiz se estrena como puerto base parcial de cruceros
Los 154 pasajeros del 'Grand Voyager' partieron ayer desde la nueva terminal de cruceristas, en su primera ruta atlántica, obteniendo resultados muy satisfactorios
Ayer mismo, el puerto de Cádiz salió del estatus del querer y no poder, para acceder al quiero y puedo. Contaba ya con el guiño de navieras de primer orden como MSC o Iberocruceros pero carecía de un elemento determinante: una terminal de pasajeros con categoría.
154 turistas esperaban desde hace meses la llegada de este 31 de mayo, día en el que el puerto de Cádiz se ha estrenado oficialmente como puerto base parcial de uno de los buques más preciados de la flota de Iberocruceros.
A la una de la tarde, tal y como estaba previsto, los 180 metros de eslora del Grand Voyager soltaban amarras, y empezaba a ser ya una realidad la apuesta de la naviera española por un puerto que, en un principio, sólo le ofrecía buenas intenciones, y muchas ganas de ascender a una división superior y de subir otro peldaño más hacia la cima de los grandes, en la que ya se encuentran puertos andaluces como el de Málaga.
Sólo un pequeño colapso provocado por la hora de inicio del embarque y nimias disfunciones que rozaban la anécdota constituyeron la parte negativa de una jornada en la que todos los elementos del puzzle cuadraron, al final, a la perfección. Los actores fueron los primeros en juzgar el proceso de manera objetiva. Tanto es así, que la responsable en Andalucía de Baleares Consignataria, Gema Rosso, con amplia y determinante experiencia a sus espaldas, fue la primera en calificar el embarque de satisfactorio aunque con algo de descordinación con la información ofrecida por las agencias de viajes, que fueron las que avisaron al pasaje que debían estar en la terminal cuatro horas antes de la partida. "Con dos horas es más que suficiente. Por lo demás, todo muy digno". La consignataria a la que representa lleva ya 30 años de experiencia en embarques de cruceros y sabe lo que tienen entre manos. Otro de los actores, Rafael Barra, presidente de la Autoridad Portuaria de la Bahía, paseaba con su director, Albino Pardo, por las instalaciones del nuevo equipamiento portuario. Preguntado por el transcurso de la jornada, empezó por enunciar lo poco en lo que se ha fallado: "un error de conexión entre los ordenadores del checking y la base de datos del barco, una de las puertas giratorias que se quedaba pillada". Meras anécdotas que no se significaron en retraso alguno en el embarque de los 154 turistas que pasaron a engrosar una de las páginas de la historia del muelle de Cádiz.
En una hora y poco, todo el pasaje embarcado, y sus maletas a bordo.
El personal de Iberocruceros hizo también más fácil el proceso. Sus azafatas y auxiliares orientaron a sus clientes, incluso informándoles desde tierra de todas las excursiones que podrían contratar mientras les ofrecían un pequeño refrigerio para hacer más llevadera la antesala de sus vacaciones.
En cuanto al equipaje, los viajeros llegaban y depositaban a las puertas de la terminal sus maletas con las pegatinas identificativas. Minutos después, dos perros del equipo cinológico de la Guardia Civil, especializados en detección de explosivos, inspeccionaban los bultos, antes de pasar éstos a bordo. Una seguridad que se completaba con la participación de Policía Portuaria, Guardia Civil y Policía Fronteriza.
El primero de los 16 lunes de Iberocruceros se saldó a la perfección a la espera del segundo, en el que se conjugará el segundo embarque con el primero de los desembarques. Y, a partir de ahí, a consolidar el estatus de Cádiz de puerto base parcial y partir, con las medallas que corresponda en la solapa, en busca de nuevas compañías que, como Iberocruceros, vean en Cádiz un cantil con vistas al Atlántico.
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