“A Cádiz capital le faltó liderazgo en el proceso de cambio de la Bahía”
El Área Metropolitana
Florencio Zoido dirigió hace cuatro décadas al equipo que planteó el primer análisis sobre un desarrollo consensuado de los municipios de la Bahía de Cádiz
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Uno de los objetivos que se ha marcado el nuevo alcalde de Cádiz, Bruno García, es consensuar con el resto de los ayuntamientos de la Bahía proyectos comunes que permitan un mejor desarrollo de toda la comarca.
El funcionamiento adecuado del área metropolitana siempre ha sido una asignatura pendiente, tras el fracaso de la Mancomunidad de Municipios y el nulo entendimiento entre los municipios. Todo ello frente a los ciudadanos, que actúan con la normalidad que supone para muchos vivir en una de las localidades de la Bahía, trabajar en otra y comprar o acudir a actividades de ocio en una tercera.
La posibilidad de que ahora se sienten los principales implicados, entre los que deben estar la administración regional y la Diputación, obliga a recordar que han pasado ya cuarenta años desde que se intentó poner la primera piedra de un plan común para la Bahía.
Fue en 1981, con los ayuntamientos democráticos y la Junta recién nacidos y la implicación de la Diputación Provincial, cuando se planteó la necesidad de elaborar un documento a modo de análisis de la realidad de la zona y fijar el modo de actuar para su desarrollo.
Florencio Zoido se puso al frente de un equipo formado por más de medio centenar de expertos en diversas materias (urbanismo, medio ambiente, turismo, cultura). Muchos de ellos nombres que al poco fueron ya referentes en buena parte de las instituciones publicas.
"La intención era elaborar un protocolo que revisase los criterios comunes del planeamiento respecto a lo que se había recibido de herencia de la dictadura", recuerda cuatro décadas después Florencio Zoido.
El hoy catedrático de Geografía por la Universidad de Sevilla había redactado su tesis doctoral sobre las ciudades del noroeste de la provincia. Tenía así muy claro cómo debía de plantear el trabajo, y la necesidad de contar con un equipo amplio, muy bien preparado en todas las disciplinas necesarias. Contó también con la estrecha colaboración del Colegio de Arquitectos de Cádiz que, bajo la dirección de Juan Jiménez Mata ya había tenido una labor esencial de control del urbanismo en los últimos años del franquismo, como su liderazgo contra el desarrollo del Cádiz-3.
"Durante meses hicimos encuestas, analizamos datos y estudiamos documentos. Empezamos en 1981 y el plan se publicó en 1983. Recuerdo el primer verano de trabajo cuando fuimos a preguntar a los usuarios de las playas y nos tocaron quince días de levante, lo que nos dificultó el trabajo".
Hay que retroceder en el tiempo para entender que hace cuatro décadas existía un interés común por solucionar todos los problemas que había dejado el franquismo en los municipios de la Bahía. Especialmente en todo lo relacionado con la planificación urbanística, donde primaba hasta ese momento la especulación.
"En aquella época había mucho interés por renovar este planeamiento urbano. Todavía no habíamos llegado a la época de las rivalidades políticas y a las visiones municipalistas", destaca Florencio Zoido. Todo ello permitió elaborar un potente documento con las bases de un crecimiento armonizado.
Intereses particulares en los municipios
El problema, ajeno al equipo dirigido por Zoido, fue que no tardaron a aparecer los intereses puramente locales, y de los propios partidos políticos "que no querían hacer cosas que beneficiasen a ciudades vecinas gobernadas por siglas diferentes. Existía una visión muy cortoplacista, cuando la ordenación del territorio solo funciona si se mira a medio plazo".
En todo caso, el catedrático reconoce que este ha sido un problema común que se ha dado en todas las áreas metropolitanas del país. Incluso en casos como Barcelona, pionera en este tipo de actuaciones, se chocó con la disputa entre el PSOE (al frente de la Ciudad Condal) y la Generalitat, gobernada por Convergencia.
Con todo, Florencio Zoido reconoce que en todo este proyecto de desarrollo común hubiera sido muy importante "que Cádiz, como capital, hubiera liderado todo este proceso".
Por el contrario, en parte de los restantes municipios de la Bahía, unido a la vecina Jerez de la Frontera, se pusieron al frente de los gobiernos locales políticos de gran personalidad que priorizaron la política particular de sus ciudades a la global de la naciente área metropolitana.
Como ejemplo, Florencio Zoido menciona la partición en cuatro campus de la Universidad de Cádiz, provocada por las presiones políticas y municipales. "Fue una decisión errónea. Aquí la capital debería de haber sido más beligerante, como referente cultural que era entonces. Tendría que haber peleado más".
Mirando el futuro más inmediato, el director del primer plan de ordenación del territorio de la Bahía de Cádiz, recuerda que “a lo largo de su trimilenaria historia ha tenido muchas crisis. Lo importante es contar con nuevas ideas para poder seguir creciendo”.
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