La magia que no se aprende en clase
Educación | Cádiz
El CEIP Celestino Mutis de Cádiz desarrolla este curso el proyecto 'Cuento contigo', en el que alumnos de Primero de Primaria visitan cada semana a usuarios de la Residencia Geriátrica Adema para estrechar lazos y compartir una experiencia única
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"Ay, qué niños más guapos", grita Encarna cuando los pequeños del CEIP Celestino Mutis entran en la Residencia Geriátrica Adema. Cada viernes, los alumnos de Primero de Primaria de este colegio gaditano acuden al centro situado en la calle Cánovas del Castillo para compartir un ratito con los mayores. Todos ellos participan en el proyecto 'Cuento contigo', que desde principios de curso se viene desarrollando para estrechar lazos entre estas dos generaciones.
La idea de poner en marcha esta iniciativa la 'copió' el CEIP Celestino Mutis de la experiencia realizada en la Escuela Infantil Doña Popi hace nueve años y que Ana Suárez, jefa de estudios del colegio, conoció a través de sus impulsores, Sonia Cabello, directora de la escuela, y Raúl Torres, coordinador de la Asociación Aula Sonora, a su vez, padres de una alumna de Ana. "Cuando me contaron lo que hicieron me encantó y en el cole nos pareció super bonito. En un mes lo pusimos en marcha porque Raúl colabora con Adema y estuvimos de acuerdo muy pronto los tres actores principales: la residencia geriátrica, el colegio y Aula Sonora", explica Ana.
Nada más entrar en Adema, Raúl coge la guitarra y todos hacen un repaso cantando por los pequeños y mayores que han asistido: "Buenos días compañeros, aquí estamos niños y abuelos, me llamo ¡Lola!" Todos le dan los buenos días a Lola y siguen el repaso para comprobar quién ha faltado ese día. Antonio, uno de los usuarios más activos de la residencia, dice su nombre como si fuera contralto y todos ríen mientras se van sentando en cada mesa.
"Van cambiando de sitio cada semana para que se conozcan todos y para variar los perfiles de niños y abuelos. Aunque a veces muchos se sientan directamente con sus mayores favoritos porque se ha creado un vínculo especial entre ellos e incluso los abuelos los reclaman para que estén a su lado. Por ejemplo, eso pasa con Lola y Lidia, que siempre están juntas. O con Antonio, que es una juerga constante y todos quieren pasar el rato con él. Se está creando algo muy bonito y todo el que viene se emociona, tanto los padres como otros profesores. Yo ya no lloro porque aguanto las lágrimas, pero en las tres primeras sesiones no paraba", confiesa Ana.
Al principio la duda era con qué clase llevar a cabo el proyecto 'Cuento contigo', pero finalmente fue Primero la elegida por diversos motivos. "Como yo estaba implicada y era mi tutoría, quería participar, además de que pensamos que era la edad perfecta porque si son más pequeños es difícil movilizarlos, que aprendan las normas, que hagamos algunas cosas... y si son más mayores tienen otros intereses. El año que viene queremos seguir y que lo vuelva a hacer Primero de Primaria porque creemos que ese momento de empezar a leer, que se puedan ayudar unos a otros, es la parte mágica del proyecto", explica la jefa de estudios del CEIP Celestino Mutis.
Tras el saludo inicial y una vez sentados, comienza la 'tarea'. Ana reparte cuentos entre los pequeños, porque "todos se saben ya las letras y no se van a librar de leer", advierte. Don Pomposo es la historia elegida. "En un lago vivía un pato que se pasaba los días solo y apenado..." Paz lee a su ritmo, arrastrando las letras: "Pa-re-cí-an", mientras que Encarna le corrige, "parecían", porque todos se ayudan mutuamente en la lectura.
Y no solo en la lectura, el acompañamiento y el apoyo es constante. "Cuando se puso en marcha este proyecto en Doña Popi los niños tenían dos años o dos años y medio y el trabajo era diferente. Ahora hay mucha más implicación de los pequeños con los abuelos y el acompañamiento es mayor: los usuarios de la residencia viven en su burbuja con sus rutinas, su tranquilidad y el hecho de que esas costumbres se rompan, aunque sea solo unas horas, les da mucha vidilla. Terminan reventados, pero siempre merece la pena", mantiene Raúl.
Tras la lectura le toca el turno a las manualidades. Esta vez toca hacer huevos de Pascua con cartulinas de colores. "¿Quién recorta el huevo, tú o yo?", pregunta Victoria a su pequeño compañero de mesa, Joel, mientras Antonio ayuda a Martín a pegar trozos de cartulina de colores y Celeste recorta tan rápido que sorprende a Mari Carmen, otra de la usuarias del centro que participa en este proyecto.
Hoy además el día es más dulce porque Ana reparte huevos de chocolate por las mesas, aunque Raúl advierte: "No dadle coba a los abuelos con los huevos y os lo comáis vosotros, ¿eh?" A lo que Lola responde muy seria: "¡Los estamos compartiendo!". Y es que la relación entre ellos es tan especial que los alumnos del CEIP Celestino Mutis están deseando volver cada semana y no paran de preguntar a su profesora en el cole: "¿Cuándo vamos a la casa de los abuelos?"
"En clase tenemos fotos suyas y siempre están muy presentes, por eso es una decepción cuando no podemos venir por lluvia o por la alerta sanitaria que tuvimos antes de Navidad, por ejemplo. Pero ellos se acordaban y nos decían: "¿Están buenos los abuelos?" o "¿Están resfriados?", comenta Ana. "Los valores que trabajamos aquí es imposible que se los demos en otro sitio... El contacto entre niños y abuelos, el derribar barreras sobre que los mayores son aburridos o que el final de la vida es triste... Los beneficios son bidireccionales. Los mayores recogen muchísima energía y vida de los pequeños y los niños sensaciones muy diferentes a las de su día a día. Las actividades quedan en un plano secundario cuando hablamos de la experiencia emocional y el vínculo que se crea entre ellos", explica Raúl.
Para la jefa de estudios del CEIP Celestino Mutis "esto merece y merecerá la pena siempre, aunque perdamos un rato de Lengua, aunque suponga un esfuerzo extra... Es una de las experiencias profesionales más bonitas que he tenido nunca y por ello hemos pedido a la Junta mantener el proyecto y que no los reconozcan". El objetivo del centro es continuar el año que viene de nuevo con la clase de Primero de Primaria y que sea una actividad más del currículo escolar. "Es muy interesante porque dura todo el curso y tiene una continuidad y un desarrollo. Se trata de que sea un proyecto estable que se mantenga todo el año y presente unos objetivos a medio y largo plazo", apunta Raúl.
De repente, entre todo el barullo, Antonio pregunta: "A ver, ¿cuándo se canta aquí?" Y es que es el turno de la musicoterapia, la especialidad de Raúl, que reparte unas claves y pide a todos que las levanten. El coordinador de Aula Sonora canta y todos le siguen al ritmo. La cara de felicidad de Antonio es la muestra de todo lo bueno que este proyecto aporta a los mayores de Adema. "Paramos", grita Raúl, "haz lo que hago, sigue, sígueme" para luego pedir a los presentes que se inventen un ritmo que los demás tienen que seguir. Mueven los pies, tocan con fuerza, hacen la bicicleta con las claves, cantan... Todos participan.
Y es que la música es una herramienta fundamental para dejarse llevar a cualquier edad. "La importancia de la música es que es capaz de unir a las dos generaciones de forma muy sencilla porque el material musical es algo común a todo el mundo. La música es el vehículo para que trabajen la relación entre ellos, además de aportar beneficios en la psicomotricidad fina en ambos lados", subraya Raúl.
Todas las actividades y experiencias que se viven cada viernes en Adema están siendo recogidas en un documental que se proyectará a final de curso en el colegio. "Queremos que el proyecto y todo lo que vivimos quede recogido en video, que pueda servir de ejemplo y otros centros y residencias puedan sumarse", afirma Ana. "Queremos organizar una convivencia con los padres de los alumnos y los hijos de los usuarios de Adema que no han podido conocer lo que hacemos, ese sería el colofón del proyecto".
Son las doce del mediodía y hay que ir recogiendo. Se despiden con música: "Adiós, adiós, todos los amigos decimos adiós", cantan pequeños y mayores mientras se besan y abrazan con cariño. "Cuando te paras a ver y escuchar, es tan bonito... Las caras, las conversaciones, los abrazos... Todos surge de forma natural y espontánea, no hay que dirigirlos. La magia que se ha creado es tan especial... Eso es algo que no se puede enseñar en clase", finaliza Ana.
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