Cádiz tiene hoy los mismos habitantes que hace 60 años. ¿Cómo era la capital en 1959?
Población
El descenso de población es imparable desde 1995
La pérdida de vecinos el pasado año ha sido la segunda menor en número en este periodo de tiempo
Hace sesenta años el entonces alcalde de Cádiz, José León de Carranza, en su tradicional informe a la Corporación municipal indicaba con alborozo que la capital había alcanzado en 1959 los 116.289 habitantes, gracias a un crecimiento sostenido año tras año.
Sesenta años más tarde, volvemos a ser el mismo número de vecinos lo que habitamos este pequeño territorio de apenas 13 kilómetros cuadrados: 115.439. Si hace seis décadas Cádiz estaba inmersa en un proceso de crecimiento poblacional, desde hace un cuarto de siglo estamos en el camino inverso, perdiendo habitantes de forma constante y alarmante.
El dato aportado el pasado miércoles por el INE era de esperar. Si cuando se han construido nuevas viviendas en la ciudad en estos años, la población no ha dejado de caer, nada hacía esperar un cambio de tendencia cuando el parque inmobiliario apenas crece gracias a la iniciativa privada, mientras que la municipal busca acomodo a los gaditanos que conviven con sus familiares y la Junta sigue desaparecida desde hace años.
Con todo, si buscamos un dato positivo a la cifra del último padrón, que hace referencia al 1 de enero de 2020, destaca que es la segunda menor pérdida de habitantes, 588, en el último cuarto de siglo, tras los 434 vecinos que se perdieron en 2009, y frente a una media de algo más de un millar de habitantes menos como norma desde 1995.
Cádiz alcanzó su récord de habitantes en 1981, con 157.766. Hasta 1993 tuvo bajadas subidas en el censo, hasta que tras una revisión intermedia del mismo en 1996 (siempre se hace cada década) rebajó el dato en 145.595, nueve mil menos que un año antes. Desde entonces la mayor pérdida se produjo en 1998, con 2.466 vecinos dados de baja en el padrón.
Este cuarto siglo de pérdida de población, tanto con el PP como con la coalición de izquierdas en el gobierno de la ciudad (ya hay 5.000 vecinos menos en la etapa de José María González, frente a los 25.000 perdidos durante las dos décadas de gestión de Teófila Martínez), ha dado la vuelta a la posición de Cádiz respecto a determinadas capitales andaluzas y ciudades de la propia provincia.
Así, en 1995 Cádiz aún superaba en población en Algeciras. Casi 40.000 vecinos más que fueron desapareciendo poco a poco hasta que en 2016 esta ciudad adelantó a la capital, tras enlazar varios años de alto crecimiento y siendo junto a Chiclana y Jerez las que más han crecido en este periodo. San Fernando, siempre al borde de llegar a los 100.000 habitantes sin embargo se mantiene estable, con leves subidas que se contrarrestan con leves bajadas que le impiden llegar a esta meta.
En Andalucía, Huelva y Jaén tenían menos habitantes que Cádiz hace un cuarto de siglo. La primera sin embargo, la adelantó pronto y aunque apenas ha aumentado su padrón se separa cada vez más, ahora con 143.837 vecinos. Jaén ha crecido 8.000 vecinos en este tiempo y se acerca cada vez más a la capital gaditana. El resto de las capitales andaluzas se mantienen muy por encima aunque Sevilla y Granada tienden a una cierta estabilización.
En el otro lado de la balanza, la capital con menos habitantes de España es Teruel, con 36.240 vecinos.
Una ciudad en dos etapas muy diferentes
Aún compartiendo número de habitantes, el Cádiz del 1 de enero de 2020, fecha del último padrón era sustancialmente muy diferente al Cádiz de 1959.
Dejando a un lado que la segunda aún sufría la dictadura franquista y la primera estaba a punto de verse inmersa en una pandemia mundial, el Cádiz de 1959 estaba en pleno desarrollo urbanístico.
Como hoy, y parece que como siempre en nuestra historia, la vivienda era uno de los grandes problemas de la ciudad. En aquel año ya se estaba trabajando en la urbanización, sobre el relleno marítimo, del polígono de los Corrales, polígono de los Corrales,de cara a la creación de una barriada con más de 3.000 vivienda, y que Carranza quiso llamar como Barriada Arrese "para perpetuar el recuerdo del ilustre ministro (del ala falangista del gobierno de Franco) a quien debe Cádiz el gran beneficio que supone esta obra".
También estaba en desarrollo el polígono de San José, junto a la parroquia del mismo nombre, cuya planificación definitiva chocaba con la existencia del cementerio, entonces ya acolmatado. Carranza ya constataba la necesidad de clausurarlo y trasladarlo fuera del término urbano y construir "en altura" en toda esta zona.
El casco antiguo, además, sufría de lleno el problema del hacinamiento y la infravivienda, que la Iglesia gaditana denunciará públicamente apenas unos años más tarde con un estudio encargado por el obispo Antonio Añoveros.
La ciudad aún estaba por vivir los años más fructíferos de su astilleros, mientras que se mantenía una industria potente tanto con la Tabacalera como por Construcciones Aeronáutica, además de un sector pesquero que daba grandes beneficios a cientos de familias.
A lo largo de 1959, Cádiz pidió oficialmente la construcción de un puente sobre la Bahía, mientras que la urbanización de la plaza de Sevilla culminaba con la construcción del nuevo edificio de la Aduana y de una gran fuente ornamental, recordatorio de la puesta en funcionamiento de la nueva red de abastecimiento de agua potable.
En García de Sola, además, se abría el primer supermercado de la ciudad; en el Falla el concurso de agrupaciones de las Fiestas Típicas se solventaba en apenas cinco sesiones y los guardias urbano estrenaban nuevo uniforme coronaros con el salacot.
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