Una figura de El Balón y de las chirigotas

Cádiz Norte, Cádiz Sur | Cristóbal Cornejo Benítez

Lleva casi 30 años al frente de la tienda de deportes de la calle San Rafael

Entró en el grupo de El Love el año del ‘pelotazo’ de ‘Las momias’

Cristóbal Cornejo en su tienda Deportes El Balón de la calle San Rafael.
Cristóbal Cornejo en su tienda Deportes El Balón de la calle San Rafael. / Lourdes De Vicente

El perfil: Sport Play, una tienda mítica

Nació el 15 de abril de 1962. Es el mayor de tres hermanos. Le siguen Alicia y Chico. La familia vivía en la calle Ahumada, junto a la plaza de Mina. Cristóbal estudió en el colegio Celestino Mutis y luego no llegó a acabar primero de BUP. Entró a trabajar muy joven en una agencia de aduanas y luego pasó a trabajar en las tiendas de deportes Sport Play, de la calle Corneta Soto Guerrero, y Cadisports, en la calle Antonio López. Cerraron ambas y le propusieron encargarse de otra, nueva, en la calle San Rafael. Allí, en Deportes El Balón, lleva casi 30 años. Su pasión es el Carnaval. Integra desde ‘Las momias de güete’ en 1986 la conocida como chirigota del Love, consiguiendo con la misma numerosos éxitos y primeros premios. Está casado con Ángeles López Merino. Son padres de dos hijos, Cristóbal ‘Tobita’ y Marina.

Detrás del chirigotero, de quien ha paladeado repetidas veces las mieles del triunfo en el Carnaval, hay un currante que lleva desde los 16 años sin parar de trabajar. Prácticamente desde que dejara los estudios de BUP y casi siempre ligado a la venta de artículos deportivos. Muy joven entró en las tiendas Cadisports y Sport Play, entonces muy famosas entre la juventud gaditana, que eran propiedad de Jorge Espinosa. Al cerrar ambas tiendas, y después de un breve paso por Arance La Ballena, le llegó una buena oferta. “Me llamó Antonio Rivas padre para ofrecerme un local en la calle San Rafael, donde podía montar una tienda de deportes. Desde entonces sigo aquí”, cuenta. Así nació Deportes El Balón. El nombre del barrio donde se ubica venía como anillo al dedo para el negocio. “Empecé de encargado y a los seis meses ya me independicé. Cogí las riendas y pasé a ser autónomo hace 28 años”, recuerda.

No le ha sido fácil sobrevivir en un barrio, que como muchos de Cádiz, no es ni la sombra de lo que era. “No queda otra que ofrecer calidad y buenos precios. No me he hecho rico, pero hasta el momento he podido defenderme”, apunta. “Al menos conservo clientes de siempre. Ahora vienen los nietos de los que me compraban en Cadisports y Sport Play”, añade. Los últimos han sido tiempos duros. “Llevamos unos años complicados, bajando en las ventas”. Por un lado, El Balón es un barrio envejecido. “Sin jóvenes, una tienda de artículos deportivos es difícil de mantener”, explica. Aprovecha para dar un toque a quien lo recoja en el Ayuntamiento. “Desde las siete de la tarde la calle San Rafael es como boca de lobo, oscura y abandonada. El alumbrado es pésimo a pesar de que es la calle más comercial de la zona”, critica.

Igualmente echa en falta Cristóbal a algunas sedes universitarias como Ingeniería, que se llevaron a Puerto Real y que estaba muy cerca del establecimiento. Curiosamente señala que lo ha notado “más que por los estudiantes, por el personal docente y no docente. Eran buenos compradores”. Sumemos a todo esto la “atroz” competencia de grandes superficies dedicadas al deporte. “Quieren abarcarlo todo y a los pequeños comerciantes... que nos den. Eso hace mucho daño”, lamenta. Son muchos obstáculos, de ahí que el principal reto de Cristóbal radica en “estirar todo esto hasta la jubilación”.

Y de la profesión a la devoción por el Carnaval. Su afición le viene por parte de madre. Su abuelo materno, Cristóbal Benítez Fuentes, salió en coros en los años 20. El entrevistado es uno de los puntales (como el barrio donde nació esta agrupación) de la chirigota del Love, a la que llegó y besó el santo: el año del pelotazo de ‘Las momias de güete’ en 1986. “Entré y ya estaban mi primo Manolo Cornejo y mi hermano Chico. Debutar con el primer premio fue lo máximo. Eran tiempos de mucho disfrute y poco profesionalismo. Fíjate que vinimos al Falla a cantar en el autobús de Puntales, donde nos vestíamos y maquillábamos”, evoca. Fueron décadas de grandes ratos. “Los he disfrutado mucho, sobre todo en la calle, pues para mí el domingo y el lunes de Carnaval son sagrados. Soy un hombre con suerte por haber conseguido tanto y encima rodeado de amigos, que son como mi familia”, destaca.

"Soy un hombre con suerte por haber conseguido tanto y encima rodeado de amigos, que son como mi familia”

Aquellos maravillosos años no tienen nada que ver con los de ahora. “Todo ha cambiado mucho. El ambiente del Concurso no me gusta nada. Hay que competir contra los rivales y encima contra el público. El Falla antes era más gaditano, más de nosotros”, lamenta. Sin embargo, la chirigota volverá en 2019 después de dos años ausente, bajo el nombre de ‘Los cachito pan’ ¿Por qué? “Eso me pregunto yo (risas). Íbamos a salir de nuevo para la calle, que le habíamos cogido el gustillo. Pero vinieron los autores para decirnos que no podíamos irnos del Concurso así, como nos fuimos hace dos años. Nos convencieron y aquí estamos otra vez”, relata. La chirigota llevará repertorio de Kike Remolino, Javi El Ojo y David Cornejo, sobrino de Cristóbal e hijo de su hermano Chico. La presencia en el proyecto de David es uno de los alicientes junto a la de Leo Cornejo, el hijo de Manolo, el eterno Don Adolfo y capitán de esta mítica agrupación. “Eso nos ha motivado mucho. Era una ilusión de Manolo que alguno de sus hijos siguiera su trayectoria con nosotros. Espero que disfrute como disfrutaba su padre”, indica. Admite que la muerte de Manolo Cornejo “fue un palo muy gordo”, acordándose también de otro pilar básico de la historia de esta agrupación. “Lo de Nandi Villegas, por inesperado, también ha sido muy difícil de asimilar”, dice.

Para terminar, uniendo la tienda con su condición de carnavalero, cuenta una anécdota. “Suele ocurrir que cuando entra alguien que me conoce de la chirigota primero se hace el tonto mirando los tenis. Luego mira de reojo y al final, con mucha timidez, se acerca para preguntarme si soy el de la chirigota. Siempre contesto que no, que es mi hermano, que el Carnaval es para gente vulgar... y ya cuando les veo las caritas descompuestas les digo que es broma”.

Se despide Cristóbal aprovechando, con arte, la llegada de las fechas navideñas. “Tenemos grandes ofertas y se apartan artículos para Reyes”. Esta publicidad no se la vamos a cobrar.

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