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Cádiz oculto
El título da para muchas bromas, y seguro que se harán, porque somos así de previsibles (yo el primero), pero, para quienes aseguran haber vivido experiencias paranormales en el consistorio, no se trata de ningún chiste. Hace ya más de una década, en febrero de 2007, publiqué en la revista Más Allá un reportaje titulado “El consistorio embrujado”. En él entrevisté a varias personas que habían experimentado en el edificio sucesos del todo desconcertantes y me sobrecogió la reacción de una en concreto, con la que apenas pude conversar por teléfono porque me colgó muy nerviosa: “No voy a hablar de eso. Lo pasé muy mal, muy mal…”. Según me contaron sus compañeros, esa persona, que había pedido traslado a otro edificio porque no quería seguir allí, fue agredida por una fuerza invisible al abrir una puerta.
Dos años antes de mi visita al ayuntamiento, el 25 de noviembre de 2005 el periodista de Diario de Cádiz José Antonio López se hizo eco en uno de sus textos de una llamada a la policía realizada por un vigilante de seguridad a altas horas de la madrugada. El hombre no cesaba de oír ruidos en las plantas superiores. Pero no había nadie y los sonidos dejaban de oírse al acceder a esas dependencias. Como es natural en Cádiz, el hecho provocó chanzas de todo tipo, incluidas, cómo no, las del carnaval, con la chirigota ‘Napoléon, Pepe Botella y vámono con ella’ (2006), de los hermanos Márquez Mateos, haciendo humor con las pocas ganas de trabajar de los funcionarios. En la letra de la agrupación se hacía referencia a una colonia que supuestamente se olía en los pasillos, como si emanara de alguien invisible que anduviera por ellos y, en efecto, algunos de los entrevistados para mi reportaje hicieron referencia a ese olor. También a un curioso tintineo de llaves. Se rumoreaba sobre que un antiguo archivero se había suicidado en el ayuntamiento, dato del que no hay constancia (o al menos yo, quizás torpe, no lo he encontrado).
El ayuntamiento limita con la iglesia y el hospital de San Juan de Dios. De ahí, dicen, que se hayan visto espectros de monjes: “Llevaban capuchas y no se les distinguían las caras”, me aseguró la limpiadora Amalia Camacho. Por su parte, aquel 2007 Carmen del Río me recordó el comentario que le habían hecho cuando empezó a trabajar allí 27 años atrás: “Nada más entrar una compañera que se iba a jubilar ya dijo que los veía”. También el vigilante José Manuel Francisco me comentó que una compañera los había visto. Como decía Alonso en su artículo, la leyenda de edificio encantado es antigua, no surgió en 2005, y esto lo corroboran los testigos.
Es el caso de Amalia, que tuvo su primer encuentro con lo paranormal en 1996, el primero de muchos momentos inquietantes, como cuando sintió a sus espaldas una presencia, se giró y vio a una silueta que se alejaba. Una sensación escalofriante, como la que vivió también María Oliva en el Salón de Plenos: algo o alguien a sus espaldas que respiraba y que le hizo salir corriendo.
Luces que se apagan y se encienden solas, puertas que se abren de improviso, pasos en la noche en pasillos donde ya no hay nadie, olor a tabaco recién fumado en la antigua zona de Urbanismo, ese olor a colonia “antigua” que describen varios de los testigos… Fenómenos habituales en otros edificios encantados del mundo. Una retahíla de curiosidades que no por manida deja de ser menos aterradora; una sucesión de experiencias que da para muchos cuplés, no digo yo que no, pero que en algún momento asustaron a quienes han trabajado en el Ayuntamiento a horas intempestivas (sí, también de esto último se puede hacer burla). Los fantasmas del Ayuntamiento de Cádiz. Se habla de ellos desde hace muchos años, con cada gobierno… ¿Continuará embrujado el consistorio? Ea, que comiencen los chascarrillos.
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