Cádiz en precario
Servicio Sociales del Ayuntamiento de Cádiz
Un demoledor informe de Servicios Sociales presenta la ciudad como envejecida, muy asistida, con deslegitimación de la Educación, muy localista, dependiente y heterónoma
Hay un Cádiz que se ve a simple vista; un Cádiz con un segundo puente, unas franjas verdes que en el suelo van ganando terreno casi a diario, unas luces que poco a poco van anunciando la cada vez más inminente Navidad... Pero también hay un Cádiz que se percibe, que se respira en el ambiente, que convive con la ciudad y a veces parece que la aprisiona o le cierra las puertas hacia un futuro mejor. Un Cádiz en negativo que de fecha en fecha tiene su reflejo en algún informe y que ahora vuelve a quedar de manifiesto en el plan estratégico que la delegación municipal de Asuntos Sociales ha diseñado para la mejora de su funcionamiento de aquí a 2022. El punto de partida del plan pasa por una radiografía de la ciudad a la que atiende la delegación. Y los datos no pueden ser más demoledores.
Más que las cifras y los registros numéricos y cuantitativos, llama poderosamente la atención la imagen de Cádiz que se dibuja desde las ventanillas y mesas de la delegación y que se ha plasmado en el informe que acompaña al plan estratégico y al que ha tenido acceso este periódico. El “fuerte pesimismo” es la impronta que rodea a todas las valoraciones. “El desánimo se manifiesta en muchos discursos”, señala el plan estratégico. Cádiz se ve como una ciudad envejecida, lo que “sumado a las cohortes de población joven escasamente cualificadas dibuja unos colectivos que, posiblemente, se verán abocados a los Servicios Sociales y las redes de apoyo informales como la familia para cubrir sus necesidades más básicas”. Al hilo de esto, sobresale también Cádiz como una ciudad con una gran deslegitimación de la Educación –“la educación no sirve para nada”, es la idea reinante, pese a que el informe alerta de “cifras alarmantes acerca del déficit formativo que existe” con un 24% de la población sin ningún tipo de estudios o con estudios primarios incompletos.
Cádiz se caracteriza también por ser una ciudad “muy asistida”, que encuentra en los Servicios Sociales municipales y en el amplio abanico de entidades e instituciones que se dedican a dar ayudas la solución a sus problemas. “En Cádiz hay un turismo de ayudas, aquí se viene mucha gente de San Fernando porque saben que aquí dan el préstamo, porque está en la web, porque en Cádiz no te cortan la luz ni te cortan el agua. Los usuarios te vienen con el guión aprendido”, llega a afirmar un técnico de Servicios Sociales en el informe. Esto enlaza con la conciencia de que los Servicios Sociales están para ofrecer prestaciones y dar dinero sin más condicionantes. Cada vez hay mayor dependencia de la administración, lo que los técnicos llaman “empoderamiento negativo”.
El gaditano es “conformista en exceso, costumbrista y centrado en los eventos lúdicos de la ciudad”. Así ven los propios gaditanos entrevistados en el informe –profesionales y usuarios de Servicios Sociales y representantes de entidades sociales– el perfil de sus paisanos. Esto enlaza con la concepción de una ciudad “muy localista”, que apenas abre los ojos más allá de sus fronteras, que no conoce otras realidades que se dan en otros sitios. El emprendimiento, además, es visto en Cádiz “como una alternativa al desempleo, pero no como una primera opción”, refleja también el informe.
Y por supuesto, llama la atención el concepto de heteronomía –“lo que nos pasa lo provoca algo de fuera o alguien de arriba, nunca es culpa de la ciudad o del gaditano”, explica gráficamente un técnico de Servicios Sociales– y, relacionado con ello, la búsqueda “de un chivo expiatorio”, llamando la atención el informe en este punto la constante aparición del inmigrante chino como protagonista de una competencia desleal frente a lo autóctono. “Habría que estar atentos para prevenir esta tendencia y que no se convierta en un futuro problema”, alertan los técnicos.
Esta imagen tan negativa se debe principalmente a dos grandes problemas “difíciles de abordar –reconocen en la propia delegación–” como son el paro y la vivienda, y con una ciudad que ha ido progresivamente empeorando desde ese “momento idílico” de finales de los 70 y principios de los 80 que fue dando lugar a la desindustrialización y el tránsito hacia el sector servicios, y que se agravó en el período 2008 a 2010 con la recesión económica que “desborda la capacidad de familias e instituciones”.
¿Y cómo sobrevive este Cádiz tan precario? Especialmente, con el recurso a la picaresca “como medio para alcanzar los fines que se persiguen”; y con una acción fundamental de la familia y las redes de apoyo para salir adelante.
En el lado positivo, se destaca el clima y la seguridad en sus calles como principales –y casi únicas– fortalezas de la ciudad.
Un siglo y medio para entregar las viviendas necesarias
El problema de la Vivienda es tan grave en la ciudad, que en el informe se refleja que actualmente “se tardaría más de siglo y medio en proveer de vivienda a los demandantes”. Esto responde a que en la actualidad hay más de tres demandantes por cada vivienda pública, ya que el mercado privado es inalcanzable, teniendo el precio por metro cuadrado más alto de toda la provincia y el quinto más alto de España. El desequilibrio entre renta per cápita y el precio de la vivienda es un gran problema.
El ‘síndrome Astilleros’
La ciudad padece el que han denominado ‘Síndrome Astilleros’: una “constante incapacidad para generar trabajo”, “falta de dinamismo empresarial, excesiva dependencia del sector público y de la cobertura del estado del Bienestar, o concentración de la demanda de empleo en empresas en declive”, dice el informe. Y como muestra, ahí están Astilleros, Delphi, Tabacalera, el Puerto Marítimo, Visteon... Todo ello ha generado “una profunda crisis económica y de empleo”.
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