Cádiz se reencuentra con Benot
Los restos mortales de Eduardo Benot regresan a Cádiz
El salón de plenos del Ayuntamiento acoge el acto cívico de recepción de los restos del ilustre gaditano y el sobrio y sencillo homenaje por su contribución histórica
El anuncio del homenaje
Así se celebró en Cádiz el bicentenario de su nacimiento
Entre el elenco de nombres de gaditanos ilustres que se reparten por la parte superior del salón de plenos del Ayuntamiento de Cádiz se encuentra el de Eduardo Benot. Comparte esta mención ciertamente restringida con otros paisanos que destacaron en su época, desde el Gades romano hasta la edad contemporánea, por su labor o su aportación a la historia de la ciudad. Eduardo Benot lo hace por muchas razones y, sobre todo, por ser uno de los gaditanos más relevantes y significativos en los campos más diversos e incluso distantes. Su condición de hombre erudito y sabio quedó anoche de manifiesto en el acto cívico celebrado en el citado salón y que sirvió para recepcionar sus restos mortales que hasta hace unas semanas reposaban en el cementerio civil de Madrid, donde murió en 1907, en una tumba muy deteriorada.
Y el salón de plenos se llenó. El comienzo del programa ‘Benot regresa a Cádiz’ fue respaldado por todas las administraciones y por entidades académicas, sociales y gaditanas, además de contar con representantes de todos los grupos municipales. Igual que ya en su época, como se recordó en las intervenciones de ayer, el republicano Eduardo Benot encontró el respaldo de sus opositores políticos como reconocimiento a su talante y a un enfoque social de la función pública que presidió su vida tanto desde que fue elegido diputado en 1869, tras el triunfo de la Revolución un año antes, como durante su brevísima etapa como ministro en el gabinete de Pi y Margall, con la famosa Ley Benot como estandarte de su buen hacer, y en toda su carrera posterior en el Partido Republicano Democrático Federal.
Pero Eduardo Benot no fue solamente un destacado político en Madrid. Su compromiso con la sociedad y con su ciudad comenzó mucho antes, en los años en los que se fue labrando su condición de erudito y de hombre sabio como profesor en el colegio San Felipe Neri, centro del que llegaría a ser su propietario y director y en el que, como hombre avanzado a su época que fue, se preocupó por los métodos de enseñanza y por que los estudiantes tuvieran la posibilidad de aprender todo el saber del momento, que para eso Eduardo Benot fue escritor, pedagogo, lingüista, matemático, científico...
De hecho, su capacidad de cultivar tantísimas facetas intelectuales, sin olvidar ni dejar de lado su preocupación social, estuvieron muy presentes en este acto presidido por la urna con sus restos, que serán inhumados mañana en el cementerio mancomunado de Chiclana en un panteón construido para la ocasión.
Fue un acto sobrio y sencillo con cuatro intervenciones: Maite González, concejala de Cultura; Rafael Benot, sobrino biznieto de Eduardo Benot; Josefina Junquera, coordinadora del programa ‘Benot regresa a Cádiz’, y Bruno García, alcalde de la ciudad. Después de cada discurso sonaron breves fragmentos de ‘Las siete palabras de Cristo en la cruz’, una partitura hecha por Haydn para Cádiz y su Santa Cueva y que fue exquisitamente interpretada por la formación camerística Totem Ensemble.
La concejala Maite González recordó algunas de las iniciativas del programa de homenaje a Benot. Rafael Benot calificó de “acto de justicia” el regreso de sus restos y el homenaje a un hombre que “ejerció su gaditanía” y de quien ofreció una breve pero completa semblanza. Josefina Junquera eligió textos del Diario de Cádiz de 1907 en el que se informaba de la muerte de Benot, al tiempo que recordó que no cuenta con un monumento en su ciudad natal. Y Bruno García tendió la mano a la familia Benot y ensalzó la figura de este gaditano que “dejó profunda huella intelectual en la ciudad”.
Para el anecdotario de Cádiz queda la imagen de un coche del cementerio mancomunado en la misma puerta del Ayuntamiento, el que había servido para transportar la urna con los restos de Benot, y la extrañeza de no pocos ciudadanos que se detenían ante él sin explicarse qué podía hacer un coche de la futura casa de todos, a esa hora, ante la actual casa, consistorial, de todos los gaditanos.
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