Cádiz ya trabaja en su plan de emergencia ante un maremoto
Actualmente, se están planteando los escenarios posibles y midiendo las respuestas
La capital gaditana sería la ciudad de la costa suratlántica más vulnerable y no habría posibilidad de evacuación
Cádiz/Es sabido que existe un riesgo real de que se produzca un maremoto similar al originado tras el terremoto de Lisboa de 1755 que llegaría a las costas andaluzas, afectando de lleno a la ciudad de Cádiz.
El consejero de la Presidencia, Administración pública e Interior de la Junta de Andalucía, Elías Bendodo, anunció hace unos días que el Gobierno andaluz está trabajando en un plan de emergencias especial para el caso de que las costas andaluzas sufran un maremoto. De forma paralela, el coordinador de Protección Civil del Ayuntamiento de Cádiz, José Manuel Calvo, está trabajando en un futuro plan municipal ante el riesgo de maremoto que se integraría en el que está realizando la Junta.
Este plan municipal se encuentra en fase inicial. "Ahora mismo, se están planteando los escenarios posibles y midiendo las respuestas", precisa José Manuel Calvo, quien reconoce que la capital gaditana sería el municipio de la costa suratlántica más vulnerable ante un maremoto debido a su insularidad. "En otros municipios costeros, la población tiene una vía de salida, pero a la ciudad de Cádiz el maremoto le atacaría por todo el perímetro y no hay vía de escape. Se han hecho ya cálculos matemáticos y se ha visto que la evacuación sería inviable. Además, Cádiz tiene más dificultad de resiliencia", refiriéndose con este término a "los factores de lucha contra la adversidad en los que se preparan las infraestructuras más esenciales para poder o bien contener el impacto o recuperarse en el mínimo tiempo posible".
Teniendo en cuenta estas circunstancias, José Manuel Calvo señala que entre los puntos esenciales del plan municipal de emergencia ante un maremoto debe haber una estructuración que reparta funciones coordinadas entre las distintas administraciones y colectivos actuantes: "Lo que se denomina una planificación operativa". También debe contemplar la interrelación entre el riesgo, el plan y la ciudadanía, así como la información y formación a la población sobre qué hay que hacer y qué no se debe hacer ante tal situación.
Calvo indica que la interrelación entre el riesgo, el plan y la ciudadanía "es una gran asignatura pendiente", ya que todavía no se ha desarrollado un sistema que pueda servir de alerta a la población. "Si bien tendríamos una alarma natural, porque ante un maremoto, necesariamente debe haber antes un fuerte terremoto, y desde el temblor hasta la hipotética ola siempre transcurrirá un mínimo de 30 minutos; pero está pendiente de que se apliquen medidas tecnológicas de aviso a la población". Sostiene que esto es algo "muy importante en lo que tienen que trabajar las administraciones supramunicipales o estatales".
Así, ante la falta de un sistema de alerta, lo que se haría sería transmitir la información a la población a través de los medios de comunicación. Por eso, recomienda a los ciudadanos "conectarse con una radio o televisión pública y después, si tenemos línea de internet, conectarse con medios de prensa que se consideren fiables y a las redes sociales de fuentes oficiales".
Sobre cómo se debe actuar ante un riesgo de maremoto, Calvo incide en que "cada ciudadano debe tener claro su plan de autoprotección, que debe empezar primero en su domicilio, en segundo lugar en el sitio donde estudian sus hijos, tercero en su lugar de trabajo y cuarto en los lugares de ocio". En este sentido, destaca que "cada familia debe tener acordado un punto de reunión ante una situación crítica como un posible maremoto, por si fallan los medios de comunicación, que fallarán".
En cualquier caso, advierte que la mejor protección es subirse a un edificio alto, ya que intentar salir de la ciudad sería exponerse más al riesgo.
También recomienda tener una mochila de emergencia para toda la familia, con una radio de las antiguas (de ondas hertzianas), una linterna para poder alumbrar y señalizar, pilas de repuesto precintadas y un pequeño botiquín.
Respecto a los niños y jóvenes escolarizados, el coordinador de Protección Civil resalta la importancia de que estén preparados para protegerse en el lugar donde se encuentren cuando se produzca una situación crítica. Por eso, se están realizando simulacros de maremotos en colegios de Cádiz de forma que todos los centros educativos de la ciudad sepan cómo actuar si llega a producirse esta catástrofe.
José Manuel Calvo quiere destacar que el alcalde de la ciudad está muy sensibilizado con este asunto y está encontrando mucha colaboración por parte del equipo de Gobierno para la elaboración del plan municipal ante el riesgo de maremoto.
Cómo afectaría la llegada de la gran ola a Cádiz
El coordinador de Protección Civil del Ayuntamiento de Cádiz, José Manuel Calvo, que es también vicepresidente del Instituto Español para la Reducción de los Desastres (IERD) y miembro de la Asociación de Técnicos de Protección Civil de Andalucía (ATPCA), cuenta qué ocurriría en la ciudad si hubiera un maremoto.
Explica que los dos centros de transformación primaria (por donde entra la electricidad a la ciudad) se verían afectados y dejarían de funcionar, por lo que "la ciudad se quedaría sin luz y su restablecimiento no es fácil ni rápido". También puede verse deteriorado el principal abastecimiento de agua de la ciudad, que viene por la carretera de San Fernando; pero en el caso de que no sufrieran daños los dos depósitos de agua que hay en Zona Franca, podría haber suministro en la ciudad por la propia presión del agua que está almacenada, pero no llegaría a pisos altos y sería solo durante un tiempo limitado, por lo que tendría que racionalizarse.
En esta situación, se seguiría generando agua residual y fecal, y todas las galerías subterráneas (cañerías y desagües) se colapsarían y la población animal que habita allí perecería. Sin embargo, la red de bombeo de aguas fecales, que funciona con electricidad, podría quedar inutilizada, ya que aunque tiene grupos autónomos de electricidad, no están estanqueizados. Además, tanto la estación de bombeo de la Martona como la que se encuentra en Cortadura están a nivel del mar y también se verían afectadas. Así, "si no podemos bombear agua ni limpiar las alcantarillas, dependiendo de la temperatura ambiente, se pueden generar focos virales rápidamente por putrefacción de animales muertos y los residuos perecederos”.
Pero lo que más le preocupa a José Manuel Calvo son los hospitales de la ciudad, mucho más que otros edificios públicos –comisarías, parque de Bomberos, cuartel de la Guardia Civil e incluso el edificio del 112– que están expuestos y quedarían inutilizados, pero la gestión que hacen puede venir desde fuera y los recursos humanos y materiales pueden trasladarse dentro del plan de actuación; mientras que en los hospitales, muchos de los usuarios dependen directamente de la infraestructura del edificio, especialmente si son enfermos críticos. Además, destaca que el generador del Hospital Puerta del Mar se encuentra bajo el nivel el mar, por lo que "si la red pública de electricidad falla y el generador se inunda, el hospital se queda sin electricidad y afectaría a todo el funcionamiento del edificio con consecuencias muy graves".
En cuando a los víveres, el coordinador de Protección Civil señala que, ante la falta de electricidad, los alimentos congelados y refrigerados se deteriorarían, y habría grandes dificultades para el abastecimiento. "Hay que tener en cuenta que tras el maremoto, el puerto tendría una resonancia marítima que duraría bastante tiempo, por lo que no podrían acceder los barcos a la ciudad. Y la línea férrea transcurre a nivel del mar, por lo que se inundaría. De modo que el único acceso sería por aire o por carretera, si estas no se deterioran". Destaca que al puente nuevo no llegaría la ola y está diseñado para resistir un terremoto, pero las carreteras que conectan con el puente podrían verse afectadas.
Otra preocupación de José Manuel Calvo son los edificios que se encuentran en la zona de la ciudad que está al nivel del mar, concretamente los pisos más bajos, que se inundarían y las viviendas quedarían inhabitables. En este caso, habría que improvisar albergues para las personas que se queden sin hogar.
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