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Candelaria se pone en el mapa

El surgimiento de diferentes bares ha revitalizado a la plaza, que cuenta con gran afluencia de público Poco a poco va dejando atrás la mala reputación que atesoraba

La plaza de Candelaria se ha convertido en uno de los puntos más concurridos del verano.
Miguel Aguilar Cádiz

26 de agosto 2014 - 01:00

La plaza de Candelaria ha dejado atrás viejos fantasmas y hoy es uno de los lugares del casco histórico que mejor ha evolucionado. Durante toda la jornada se pueden observar familias, grupos de niños jugando, turistas y jóvenes. Ya sea refugiándose del sol de la mañana bajo la sombra de sus frondosos árboles o disfrutando de la noche de verano en alguno de sus múltiples bares y terrazas.

Uno de los principales culpables de este lavado de cara de la plaza son sus nuevos inquilinos. En el plazo de los últimos cinco años han surgido multitud de negocios, muchos de ellos relativos al sector de la hostelería. "Con los establecimientos que se han abierto últimamente la plaza ha cogido un cariz bastante curioso. Hace diez años no había el ambiente que hay hoy porque entonces no había 6 bares, por ejemplo, como hay ahora. Y eso atrae al público" reflexiona Juanchi, propietario del bar de la Peña La Estrella. Esta local ha visto en primera persona la evolución de la plaza, estando allí presente desde 1905.

Además de los bares, Candelaria se ha situado como uno de los lugares de la ciudad con más presencia de niños. Su amplio parque interior, ajeno al tráfico, y su vasta arboleda hacen que sea el lugar ideal para sus juegos. Una imagen que ha tardado en volver, recuperando así su carácter familiar. Así lo define Alberto Barroso, del Rincón de Candelaria, uno de los últimos en abrir. "La plazoleta es peatonal entera, no hay peligro de coches por dentro, pueden jugar tranquilamente, eso hace que vengan muchos niños, y con ellos, sus padres "

El buen aspecto que presenta la plaza durante el día con la presencia de niños se mantiene hasta la noche con los bares "en verano desde las ocho hasta las dos practicamente estamos trabajando muy bien", dice Alberto Barroso.

Un adjetivo muy repetido a la hora de definir a la antigua plaza Castelar es el de "olvidada". Su enclave, aislada del recorrido habitual, y el peso de la mala imagen pasada que aún soporta hace que, durante años, este emplazamiento haya pasado casi desapercibido tanto para el extranjero como para el propio gaditano. Así lo entiende Léon Griffioen, dueño de Código de Barra: "Candelaria siempre ha tenido mala fama. Pero no es la situación actual, ahora está muy bien", afirma. El empresario holandés insiste en que es necesario que "la gente de fuera e incluso los gaditanos sepan que aquí hay una oferta más en la ciudad, y en una plaza preciosa". Eso sí, es consciente de uno de los grandes problemas que atesora el lugar y que impide que su resurgimiento sea total. "No existe un recorrido que permita encontrar fácilmente esta plazoleta. Hay que ir buscándola", confiesa, "por eso, hay que buscar razones para que la gente venga a Candelaria".

Gracias a las diferentes iniciativas empresariales que han apostado por la plaza, hoy sus perspectivas son mucho más halagüeñas. Esto, junto al público que ha recuperado la plaza a su abrigo, ha hecho que vuelva a situarse en el mapa. "En los años que hemos estado aquí han abierto cuatro locales. Se está apostando mucho", dice Léon, en la misma línea que Juanchi: "quizá sea por los negocios que se han abierto, por las terrazas que se han montado, pero la plaza tiene otro aspecto totalmente distinto".

Pese a todo ello, Candelaria tiene que lidiar aún con el fantasma de su pasado. "Hay gente que piensa que todavía no se puede venir a esta plazoleta", afirma Alberto Barroso. El recuerdo de la presencia habitual de droga en el parque es aún reciente y eso hace que el esfuerzo por reflotar el lugar sea doble.

La imagen de una plaza limpia y segura es vital para su buen desarrollo. Alberto denuncia que todavia se podría mejorar con una mayor seguridad. El comportamiento incívico de algunos hace que la imagen se vea deteriorada, con consecuencias directas: "Hay gente que hace sus necesidades en los jardines donde luego juegan niños, eso lo ven los padres y no vuelven", explica Alberto.

Otros, como Juanchi, abogan por una mejor iluminación de la plaza. Para algunos, el problema podría ser un excesivo espacio destinado a plazas de carga y descarga, lo que dificulta el aparcamiento. Sin embargo, para Léon Griffioen el verdadero problema es "la reputación de la plaza". Recuerda que el mal ambiente que allí reinaba podía ahuyentar a un tipo de público más familiar, "pero eso ya ha desaparecido y la gente no se ha dado cuenta". El objetivo ahora es volver a recuperar la confianza del ciudadano y asentarse como un lugar de ocio para el público gaditano.

La plaza Candelaria sigue así su particular proceso de revilatización.

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