Capellanes. La otra guardia de los hospitales

Las 24 horas al día los 7 días de la semana hay un sacerdote a disposición de los enfermos, familiares y también del personal de los centros sanitarios

El Hospital Puerta del Mar, el centro de referencia de la provincia.
El Hospital Puerta del Mar, el centro de referencia de la provincia. / Jesús Marín

Médicos, enfermeras, celadores y otras responsabilidades sanitarias se reparten los días y horarios para dar cobertura las 24 horas al día los siete días de la semana; y en paralelo, los sacerdotes encomendados como capellanes atienden también sus guardias para que el hospital esté siempre atendido religiosa y espiritualmente. Mañana, tarde y noche; sábados, domingos y festivos. Siempre hay un cura dispuesto para cualquier paciente que lo desee, para el personal del propio hospital o para cuando surge una urgencia.

En el hospital Puerta del Mar son tres los capellanes destinados que se van turnando las guardias cada 48 horas (un sacerdote hace lunes y martes, otro miércoles y jueves, y el tercero viernes y sábado); repartiéndose un domingo cada uno de ellos.

A las ocho y media de la mañana empieza el turno de estos capellanes, que visitan de media entre quince y veinte pacientes al día a los que llevar la comunión, confesar o simplemente atender y escuchar. En esto emplean buena parte de la mañana, reservando la tarde a la celebración de la eucaristía (a las seis y media en la capilla del propio hospital, donde los domingos se celebra a las diez y media de la mañana) además de alguna visita que no haya dado tiempo durante la mañana o que surja para la tarde.

Los sacerdotes disponen de un teléfono móvil en el que atienden cualquier urgencia que se presente en cualquier momento del día o de la noche, “incluido el quirófano, donde a los tres días de ser capellán tuve que ir por una intervención de vascular y me impresionó lo que encontré al entrar”, explica Miguel Ángel González, uno de los tres capellanes del Puerta del Mar.

En el hospital de Puerto Real la organización es ligeramente distinta. Las guardias son de 24 horas, que el sacerdote pasa íntegras en el interior del hospital, de ocho de la mañana a ocho de la mañana del día siguiente. “Uno hace lunes y jueves, otro martes y viernes y el tercero miércoles y sábado”, explica uno de los tres sacerdotes allí destinados, Marco Antonio Huelga. La guardia del domingo, al igual que en el Puerta del Mar, se la reparten uno cada semana.

Las mañanas en Puerto Real transcurren para el capellán entre visitas a los pacientes ingresados y la atención al propio personal que también requiere los servicios del sacerdote. “Convivimos mucho con ellos, con los que compartimos por ejemplo el almuerzo y la cena”, explica Marco Antonio, que añade la atención constante que practican también a la unidad de Oncología de día. Las tardes en el hospital “suelen ser más tranquilas, alguna llamada, alguna visita...”; y las noches igual de tranquilas, “salvo que llamen por alguna urgencia”.

Los tres sacerdotes del hospital de Puerto Real comparten un libro “en el que marcamos todo lo que hacemos para que el capellán del día siguiente sepa qué se ha hecho y qué se tiene que hacer” y así la atención no entienda de turnos ni días libres y el hospital pueda estar atendido las 24 horas de los siete días de la semana también en el plano religioso y espiritual.

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