Carlos Díaz vuelve a unir a Cádiz en su despedida
Un referente en la política municipal
Cientos de representantes de todas las instituciones, de todos los signos políticos y de todos los sectores sociales rindieron homenaje ayer a un hombre honesto que sacó a la ciudad de la oscuridad del franquismo
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Cientos de personas despiden a Carlos Díaz, el alcalde que sacó a Cádiz de la oscuridad del franquismo
Hay personas imprescindibles que para pasar a la historia no necesitan morirse. Carlos Díaz Medina, primer alcalde de Cádiz en democracia, era una de ellas. El abogado laboralista gaditano, accidentalmente nacido en Sevilla, que en 1979 aceptó convertirse en candidato socialista y tomar las riendas de la primera Corporación municipal emanada de las urnas, ya era una leyenda antes de su fallecimiento el pasado domingo 3 de marzo de 2024, a los 88 años. Una leyenda viva en honestidad, diálogo, concordia y trabajo, mucho trabajo. 16 años de trabajo por y para una ciudad que, con mucho esfuerzo y muy poca o ninguna ayuda del resto de las instituciones, ni siquiera de las gobernadas por su propio partido, logró sacar de la oscuridad del franquismo. Pese a que 40 años de dictadura habían dejado a un Ayuntamiento casi muerto y en bancarrota.
Y como hiciese en vida, ayer en su funeral volvió a unir a Cádiz, a todo Cádiz. A los suyos, a los suyos entre los suyos, a quienes lo fueron y dejaron de serlo y a quienes nunca lo fueron. A familiares, a amigos, a compañeros de partido, a alcaldes rivales que se convirtieron en tiernos enemigos. A colegas de bancada y de la de enfrente. A quienes le aplaudieron y a quienes le atacaron. Y a quienes habiéndole combatido políticamente, supieron aprovechar su legado, los mimbres con los que construir donde antes no había nada.
Desde mucho antes de la una de la tarde, hora a que estaba anunciado el responso, durante toda la mañana de ayer pasaron por el tanatorio de Servisa para darle su último adiós personalidades del mundo de la política, de la cultura, del sindicalismo, del movimiento vecinal y del periodismo de aquellos tiempos difíciles, pero apasionantes, y también de estos más recientes. Cada uno con su recuerdo particular de Carlos Díaz, pero todos con la misma imagen en la cabeza: la del hombre honesto, con personalidad y criterio propio que quiso una mejor ciudad para todos sin excepción. Al funeral acudieron compañeros socialistas de ayer y de hoy, de Cádiz y del resto de la provincia. Como Chiqui Pérez Peralta, Ramón Vargas Machuca, Carmen Chico, Ignacio Moreno e Hipólito García; Luis Pizarro y Manuel Chaves; Manuel Jiménez Barrios, José María Román y José de Mier; Óscar Torres y José Ramón Ortega; Fran González y Blanca Flores; Javier Pizarro y Alfonso Moscoso, entre otros muchos. Por supuesto, también acudieron el actual regidor del Consistorio gaditano, Bruno García y Teófila Martínez; Juancho Ortiz y Mercedes Colombo; Ramón Pérez Díaz-Alersi y José Blas Fernández, pero también David de la Cruz, Helena Fernández y Lola Cazalilla. Y como no, su público rival, José Antonio Barroso.
José Antonio Barroso: "Era un hombre extremadamente educado que trataba de llegar a acuerdos"
"Yo lo recuerdo como un hombre muy educado, extremadamente educado, una persona cercana, no era en absoluto excluyente, que trataba de llegar en lo posible a acuerdos. Pero fue un alcalde muy gadita, frente a la creencia de que le afectaba en algo su condición de nacido en Sevilla, dato que se propaló en los mentideros del gaditanismo más rancio", rememora el exalcalde de Puerto Real, José Antonio Barroso .
"Era una persona que amaba profundamente a su ciudad, a Cádiz, pero que desde mi punto de vista, la incomprensión de ciertos sectores de la capital, que demandaban que las soluciones de su término municipal tenían que venir por voluntad del resto de Ayuntamientos y no por la vía del consenso y del acuerdo, de alguna manera le impidió desarrollar toda la potencialidad que respecto del modelo territorial Carlos sin duda tenía", añade Barroso.
"Fueron buenos tiempos, de todas maneras. Con independencia de aquellas cosas que no pudieron hacerse porque no se llegó a acuerdos, como el tema del cementerio. Sin embargo, hicimos muchísimas cosas: El primer documento de planificación de la Bahía de Cádiz se hace en nuestra época. El Plan Intermodal de Transporte lo firmamos en 1994. No nos pusimos de acuerdo en el tema del segundo puente; porque nosotros estábamos frontalmente en contra".
"Sin embargo, sí que fuimos, a partir de ese primer documento de coordinación, capaces de poner en valor todos esos recursos naturales que la Bahía de Cádiz tiene y que estaban en riesgo, sin duda, de haberse seguido la política en materia urbanística que lideraba el sistema, el franquismo, que en aquel momento mucha gente había asumido como parte obligatoria de cumplir por las generaciones que llegamos después: Que se consiguiera impedir ese disparate del Cádiz 3, los palafitos; en el caso de Puerto Real, conseguir que se siguiera rellenando todo lo que quedaba de marisma en la trasera de la otrora Airbus; el que se preservaran Los Toruños, en El Puerto, donde iba la Ciudad del Cádiz, que se preservasen las marismas, La Algaida... Este extraordinario ejemplo de coordinación de defensa del patrimonio natural que tenemos en la Bahía de Cádiz, que impide que se dé una conurbación… eso se hizo en aquella época, pendiendo la amenaza de un espadón. No se hizo cuando empezó a emerger el movimiento ecologista. Eso lo hicimos gente que no teníamos experiencia pero sí capacidad de encontrarnos y de vernos reflejados en el otro, en el común. Pero no nos pusimos de acuerdo en otras: en el rescate del puente y en el segundo puente, que nos dividió bastante. Pero si en estos momentos se hiciera un 25% de lo que se hizo entonces, la Bahía sería bastante mejor de lo que es actualmente".
Como momento personal compartido con Carlos Díaz. José Antonio Barroso recuerda el siguiente: "Mis hijas lo querían mucho. Siempre que iba a verlo, aunque no lo veía desde que nos reunió Diario de Cádiz, va a hacer cinco años, él contaba una anécdota. Frente a la creencia de que nos llevábamos a matar, nosotros teníamos una comunicación muy directa. Irina, su esposa, me acaba de recordar que siempre hablaba muy bien de mí; lo mismo que yo de él. Siempre me pareció una persona entrañable. De vez en cuando iba a mi casa. Yo vivía entonces con la madre de mis hijas en el Barrio de Jarana. Él no tenía niñas, las tuvo después. Era muy cariñoso con mis hijas, que tendrían 9 y 11 años. Ellas son extremadamente espabiladas, muy inteligentes, y me preguntaban: “Papá, con lo buena persona que es Carlos Díaz ¿Tú por qué te metes tanto con él?. Yo se lo conté y él lo contaba él como el mayor logro personal que pudiera haber tenido conmigo".
"Fue muy importante para Cádiz: el promotor del Plan Urban, el que le metió mano al Palacio de Congresos, el promotor de la idea del segundo puente, que nadie se la puede apropiar, y el reclamante principal del soterramiento de la vía férrea. Otra cosa es que no se la diera el partido gobernante, que era su partido, y sí lo hiciera Teófila Martínez, obteniendo el resultado que todos conocemos. El mayor ejercicio de inteligencia que al principio hizo Teófila Martínez fue seguir la senda municipal estratégica, táctica y programática de Carlos Díaz".
Teófila Martínez. "Quiero pensar que los gaditanos no vamos a olvidar los 16 años que dio por la ciudad"
"Carlos Díaz fue una persona que trabajó mucho por la ciudad y espero que los gaditanos no lo olvidemos nunca", dijo la ex alcaldesa Teófila Martínez. "Dio una parte muy importante de su vida, 16 años, trabajando por la ciudad, de una manera abnegada, en un momento de inicio de los Ayuntamientos democráticos, donde había que montarlo todo. Y eso no debemos de olvidarlo los gaditanos. Hoy día se olvidan fácilmente las cosas buenas, las malas, no. Quiero pensar que los gaditanos no vamos a olvidar nunca esos 16 años de dedicación de Carlos Díaz a la ciudad".
Ramón Vargas-Machuca: "Carlos era impecable respecto a la legalidad e implacable si había riesgo de no cumplirla"
"Lo primero que distingo de Carlos es su rectitud, su libertad de criterio y su honestidad política en su amplio sentido", afirmó Ramón Vargas-Machuca, ex dirigente socialista corresponsable de su elección como candidato a la Alcaldía. "Era una persona en un país y en un contexto del Estado de Derecho que a veces falló y en el que el partido en el que estuve muchísimo tiempo, también. Carlos era impecable en el respeto a la legalidad e implacable cuando había riesgo de que no se cumpliese. Nadie sabía que con trucos se podían hacer trampas. Me refiero a cuando empezaron a salir los casos de corrupción. Aquí, en Cádiz, ni siquiera lo intentaron. Y era un hombre con criterio propio, con personalidad, un hombre atractivo por esas cualidades morales […] En el 95 en el partido había mucha fragmentación, de la que yo también soy un poco responsable y Carlos tampoco tenía claro si quería salir. Había que renovar, renovar y renovar. Y aquello supuso perder las elecciones. Pero Carlos gobernó cuatro legislaturas. Era un escudo para la transparencia".
Óscar Torres: "Cogió una ciudad en blanco y negro y en 16 años le dio algunos trazos de color"
"Carlos Díaz cogió una ciudad en blanco y negro y en 16 tuvo la capacidad de que cuando se fue al menos tuviera algunos trazos de color", resumió el portavoz del Grupo Municipal socialista en el Ayuntamiento de Cádiz. "Fueron 16 años muy duros en los que coge un ayuntamiento prácticamente en la quiebra, recién salido de la dictadura y rodeado de un grupo de hombre y mujeres muy capaces. Con escasísimos recursos tuvo la capacidad de empezar la transformación de la ciudad como hoy la entendemos. Por lo tanto, hoy es un día muy triste, pero uno tiene la satisfacción, cuando mira hacia atrás, de que el trabajo que hizo es reconocido por toda la ciudad. Nada más que hay que ver la cantidad de personas que se han dado cita hoy aquí para darle un último adiós. Dentro de la tristeza que supone la pérdida de un compañero, de un referente, también siento la tranquilidad de que se hizo un gran trabajo en aquellos momentos".
Ignacio Moreno: "Éramos muy amigos; fue un hombre muy austero, una persona muy seria y muy formal"
Fue siete años secretario de Carlos Díaz. "Mi relación con él fue muy distinta a la que la mayoría de que la gente ha tenido porque fue una relación más de amistad que de otro tipo y tengo un recuerdo imborrable y entrañable de él. Éramos muy amigos", rememora. "Nos conocimos cuando la fundación del Grupo Drago, en diciembre del año 1975 y, posteriormente, lo convencimos unos amigos para que se hiciese cargo de la asesoría jurídica de UGT".
"En 1979, cuando las elecciones municipales, se dio la circunstancia de que estábamos preparando la candidatura en casa de Ramón Vargas-Machuca, con Rafael Román y yo. Había dos candidatos para presentarse: Jaime Pérez-Llorca y José Manuel Duarte Cendán. Hubo un tercero que no llegó a entrar en las quinielas. No nos poníamos de acuerdo en quién podía ser el candidato y sugerí el nombre de Carlos Díaz. Iba el número 7 en la lista él había pedido que si salía, quería hacerse cargo de la Concejalía de Parques y Jardines. Se llamó a Alfonso Guerra a su casa, a las once de la noche, y dijo que lo que se decidiera estaba bien hecho. Al día siguiente se le ofreció a Carlos la posibilidad de que fuese él el candidato y lo aceptó sin que él tuviese ni idea de todo lo que aquello implicaba. Luego vino el pacto con el PSA y el PCE, porque las elecciones las ganó Pedro Valdecantos, de UCD, con 13 concejales, pero la suma del resto dio 14 y por un voto salió elegido alcalde. Posteriormente, ganó otras tres elecciones por mayoría absoluta".
"Carlos Díaz fue un hombre muy austero, una persona muy seria y muy formal, que tenía una educación con una gran influencia de su padre, que había sido militar, y eso lo había impregnado a él de una filosofía de vida. Aparte, él tuvo una gran influencia del catedrático Manuel Giménez Fernández, que fue uno de los padres de la democracia cristiana española y profesor suyo en la Universidad de Sevilla. Ejerció una gran influencia en sus principios, de un cristianismo humanista que llevó a gala durante toda su vida. Para mí fue una experiencia muy enriquecedora el haber estado siete años junto a él. Aprendí mucho de esa forma suya de tratar los temas. Pero por encima de todo creo que se ha ido un hombre honrado y bueno".
Fermín del Moral: "Carlos era una gran persona entregada a los demás"
"Carlos fue un gran amigo", afirma Fermín del Moral, el candidato que le relevó en 1995." Los dos trabajamos juntos en la Seguridad Social. Conoció a su esposa en mi casa y salíamos los cuatro juntos. Tuvimos bastante amistad Carlos y yo. Después fue evolucionando la vida cuando comenzamos a trabajar en temas del área metropolitana y otros temas. Y en el momento, también, que yo me presenté como candidato por la decisión que tomó en el partido. Con Carlos he mantenido la amistad, a veces de manera más cercana que otras. Ayer para mí fue un tremendo placer ve a Irina y a Mari y nos quedamos charlando y recordando muchas cosas. Yo pienso que el corazón que se da es recíproco. Carlos era una gran persona entregada a los demás".
Manuel Jiménez Barrios: "Carlos representa la tranquilidad, la concordia y el diálogo; era un socialista de siempre"
"En los tiempos que corren, una persona como Carlos Díaz representa lo que todos echamos de menos: tranquilidad, un persona de concordia que era capaz de hablar con unos y con otros, un socialista de siempre y, por tanto, yo creo que hoy hemos venido aquí los propios y los ajenos a rendirle homenaje por lo que fue Carlos Díaz y por lo que representa para el Partido Socialista", relata quien fuese vicepresidente de la Junta de Andalucía y alcalde de Chiclana. "De hecho, hoy hemos estado aquí todos los ex alcaldes de Chiclana. Hablé con él muchas veces. Siempre me daba buenos consejos, en la línea del sosiego, la concordia y la prudencia. Y eso es lo que hoy se echa de menos en la política en general. La ciudad de Cádiz tiene que estar agradecida a un socialista de pro como fue Carlos Díaz".
Chiqui Pérez Peralta: "Tenía un apoyo transversal en la ciudad"
"Entré en la Corporación del 83. Estuve 12 años trabajando codo con codo con él y con los compañeros concejales, con mucha pasión, con mucha vocación. Tengo un recuerdo extraordinario de aquella época. Eran tiempos en los que había que hacerlo prácticamente todo. Urbanismo, equipamientos educativos, de todo tipo. Una época apasionante, de mucho trabajo, de muchas discusiones pero también de encontrar el punto de encuentro del equipo de Gobierno con el resto de los concejales de la corporación por el bien de la ciudad y de los gaditanos y gaditanas. Hubo una antes y un después de Carlos Díaz, sin sentido peyorativo ninguno. Fue el primer alcalde de la democracia. Ayer, con Manolo Gómez de la Torre y otros concejales del 79, comentábamos esta situación. Era una ciudad en la que estaba todo por hacer, era una institución nueva, no había experiencia, la desconfianza mutua de quien llegaba y quien te recibía. Y funcionó porque hubo un talante, el de Carlos, y el de esa Corporación, un talante de discusión , de diálogo y de acuerdo, que es lo que más caracterizó a Carlos, que se empeñaba en el buscar el acuerdo. Él tenía un apoyo transversal en la ciudad. Aunque en los años 80 el PSOE tenía mucha fuerza a nivel electoral, por encima de la marca del partido estaba Carlos, por ese carácter que él tenía, sosegado, tranquilo, colaborador. Además, Carlos fue siempre muy honesto"
"Yo me quedé con él hasta el final. En el 95 ya nos dieron un primer aviso las elecciones europeas. Por lo tanto, no fue una situación solamente de la ciudad, sino un asunto generalizado. Tuvimos problemas en el sector industrial, otras cuestiones más dolorosas… los partidos toman a veces decisiones para acierto o error. Yo creo que fue un error en ese momento que Carlos no volviese a ser el candidato a la Alcaldía de Cádiz. Porque aunque no hubiera conseguido la mayoría absoluta creo que había posibilidades de seguir gobernando. Se tomó esa decisión. Yo me quedé hasta el final apoyándole. Creo que fue una decisión desafortunada. Había gente en el partido apretando para buscar la renovación".
"Carlos Díaz fue un gran alcalde, una gran persona, con una gran gestión a sus espaldas. Entró en el 79 en una ciudad que se retrata muy bien en una película de Antonio Gades, que recomiendo: una bombillita en una esquina, calles sin asfaltar, Loreto se inundaba, no había colegios públicos... Hubo un gran esfuerzo, sobre todo por la educación, por equipamientos de todo tipo y por el urbanismo. Carlos era un enamorado del urbanismo de la ciudad. En el casco histórico no se veían los edificios, todo eran carteles, luminosos y fue un empeño suyo y hoy entras por una calle y ves el final. Y luego los equipamientos, con una ciudad nueva y moderna. Además fue un alcalde muy celoso de las cuentas y de la honestidad. Para mí ha sido un honor y un placer haber estado con él".
José Blas Fernández: "Fue un hombre con mucha voluntad, con mucha humanidad"
"Por encima de ser alcalde, que lo fue, Carlos Díaz fue un hombre con mucha voluntad, con mucha humanidad", afirma José Blas Fernández, doce años en la oposición del alcalde socialista, desde 1983. "Recuerdo siempre de él su buen trato, que era un hombre accesible y que me consultaba muchas cosas. Tanto es así que muchas veces había actos a los que tenía que ir el Ayuntamiento y no había aparecido él y yo le decía: Carlos, que hoy tienes que inaugurar esto. Y me decía: hazlo tú, que yo soy alcalde, pero tú eres tan concejal como lo soy yo, aunque seas de la oposición, que aquí no hay división. Y recuerdo que, después ya gobernando, pues me llegaban sentencias que yo llevaba y que a él les gustaba oírlas; quedábamos en el Miami y charlábamos".
"Discutimos mucho con el tema del puente, con el rescate del peaje, que fue una situación muy controvertida, por la que le ataqué mucho. Yo me personé en aquel pleito. El Ayuntamiento de Cádiz lo gana en la Territorial de Sevilla, pero fue al Supremo, que le dio la razón a Bética de Autopistas y tuvo que pagar 600 millones en interés más los 600 del rescate, y, lógicamente, la oposición lo utilizamos mucho contra él porque aquel baño de muchedumbres que se dio le costó a Cádiz el dinero. La Hacienda municipal se quedó prácticamente quebrada. Tuvo que pedir un préstamo muy gordo para aquello y sacar 1.200 millones para dárselo a una empresa multinacional no tenía sentido [...] Sí, sí, es cierto que la hacienda municipal ya estaba quebrada [en el último mandato franquista] por la construcción del puente [...] El Ayuntamiento de Puerto Real quiso entrar en aquel consorcio y cogió finalmente su tajada, que al final, el puente de los gaditanos lo disfrutaron otros. Pero creyó en aquello, que era liberalizar el puente y quitar aquel peaje, que eran 30 pesetas".
"Muchísimas veces hablábamos, teníamos reuniones, hasta que el hombre dejó de ser útil en el sentido de que perdió el sentido de las cosas por la enfermedad. Pero era un hombre muy agradable, siempre lo trataba muy bien, lo felicitaba por su santo, y me lo agradecía. Yo tengo muy buenos recuerdos y lo he sentido mucho porque estaba muy relacionado con él. Y eso es bueno porque, además, el estaba en el mundo laboral; yo era profesional del derecho laboral y nos veíamos muchísimo en las mutualidades. Y siempre me decía lo mismo: No seas malo, que vas a ir al infierno. Hasta en los plenos me lo decía. Fue muy buena persona, un hombre muy accesible y creo que nadie puede hablar mal de él en absoluto".
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